Las historias siguen a los personajes y nace la historia, asegura Luisa Valenzuela
Para crear historias, Luisa Valenzuela no tiene un guion, sino que ella sigue a los personajes que nacen.
“El personaje va a hacer lo que quiere y uno tiene que respetarlo y esa es la verdad de la ficción”, aseguró.
Durante la conferencia ¿De dónde vienen las historias?, la escritora argentina compartió que ella es de las autoras que escribe sin un mapa.
“Yo no tengo un GPS mental que me dice a dónde ir, dónde quedan las cosas, tampoco sé qué cosas quiero ni a dónde quiero llegar”, apuntó.
“Me cuesta mucho llegar a ese dónde que no sabemos pero que está acechando en algún lugar y eso me asombra, cómo es que van surgiendo las historias en este tipo de escritura, a la raíz de la concatenación de las palabras, de seguir el lenguaje desde dentro, de golpe”.
Escribe una frase con una connotación, dijo, con una idea que ésta la va a conducir a tal puerto, pero un vocablo asume otra función y se va a otro lado.
Algo que le ha preocupado desde hace algunos años, señaló, es el tema de la post verdad, de las falsas noticias, de todo lo que se dice como si fuera la absoluta verdad.
“Y es una pura ficción, porque no es una ficción inventada para llevar a la gente al punto donde quieren esas personas que la emiten sea llevado, al propio interés, agua para el propio molino de quien elabora noticias falsas”.
La buena ficción, añadió, no puede tergiversar nada porque hay una narrativa en el fondo de las cosas, de nuestra vida y la tenemos que respetar.
“Y si vamos respetando la narrativa se va armando la historia que dice una especie de verdad muy profunda”
En ese sentido trabajó su novela más reciente, “Fiscal muere”, que aún no sale en México,y que se inspiró en la la muerte del fiscal argentino Nisman, que en 2015 denunció una cuestión contra la presidenta de ese momento en Argentina, y que luego muere en el baño, aparentemente como suicidio.
“Pero eso está trabajado de tal manera que se dice que ha sido un asesinato, que lo asesinó el gobierno y eso hace que el gobierno caiga y entre la ultra derecha, el neoliberalismo y quienes han armado esta ficción y llevaron a este hombre a la muerte”.
El tema que le preocupaba, aclaró, era cómo la gente pudiera creer una instancia increíble, porque el fiscal murió en el baño de su casa, que está en un apartamento lujoso, cerrado por dentro y su madre no puede entrar, llaman a un cerrajero y el cuerpo obstaculiza la puerta del baño, y las manchas de sangre hace que evidente no haya habido nadie.
“Pero se las ingenian, que dos hombres arman una ficción maravillosa mal armada, pero no tienen pruebas, pero la cuentan tan bien, y aparentemente la gente estaba furiosa contra la gente que lo mató, no lo mató nada aunque la denuncia de él era contra ella”:
Animó a la gente que suele escribir así, como quien se tira a la alberca sin saber si hay o no agua, para buscar en dónde está la historia a escribir.
En Fiscal muere, compartió, el personaje principal le había dado el final de la historia, y para ello tuvo que escribir antes toda su vida, para llegar al final.
“Además había escrito durante varios meses algo imposible para mí, algo sin tener nada entre manos. Había algo, que tenía que ir a buscar, dónde nacen las historias es la pregunta, y dije, voy a tratar de escribir algo de la nada”.
Aparece un lugar, unos personajes y un diálogo con la autora..
Luego de la bienvenida por parte de Ernestina Yépiz, directora de Literatura, la académica Dina Grijalva, quien ha estudiado la obra de Valenzuela, destacó que la obra de la autora ha sido traducida al inglés, alemán, portugués, francés, holandés, serbio, croata, persa, japonés y otras más.
Su escritura, dijo, despertó la admiración en los años 70 y 80, de autores como Julio Cortázar, Susan Sontag y Carlos Fuentes, quien dijo que Luisa Valenzuela es la heredera de la literatura latinoamericana.
“Y más allá de los libros publicados, la escritura de Luisa Valenzuela es significativa en la construcción de una erótica femenina, se han escrito decenas de ensayos sobre cómo ha contribuido a la escritura, la creación, construcción del imaginario erótico en lengua española”, aseguró Grijalva.
“También fue magistral a la hora de abordar el terrible tema del horror de la dictadura, fue de las autoras más valientes y talentosas en ese tema y tiene otra virtud, que es el humor”.
Tres grandes constantes atraviesan su obra: el erotismo femenino, como fuerza liberadora, el cuestionamiento del poder patriarcal y una práctica discursiva desde el lenguaje de la mujer, aseguró.
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