La poesía es creación, ritmo, imagen, coinciden Jaime Labastida y Élmer Mendoza
La poesía significa creación, asegura Jaime Labastida Ochoa, y al inicio era de todo tipo, incluso manual. “Un poeta podía crear un barco... Poco a poco adquirió el referente de la creación verbal, poética”.
Durante el conversatorio Génesis de Poesía, organizado por el Congreso del Estado de Sinaloa y El Colegio de Sinaloa, con motivo del Día Mundial de la Poesía, el poeta Labastida y el escritor Élmer Mendoza, compartieron algunas reflexiones en torno a este género literario.
Mendoza señaló que Labastida nació en Los Mochis, cerca de la bahía de Ohuira y de esas imágenes se alimentó cuando era niño y ahora con más de 60 años escribiendo poemas, ha escrito gran cantidad de libros donde ha desarrollado un estilo.
“Jaime es un poeta que no escapa de su entorno, en su poesía está el mar, la Luna, hay montañas, valles, la tierra, los sinaloenses no podemos librarnos de la tierra, va más allá, podemos verla siempre y él lo rescata, pero también hay ciudades, edificios, ruinas, temblores, viajes, y un tema importantísimo que se cuela, en muchos poemas es la mujer”.
Le preguntó cómo consigue tratar a la mujer como un elemento importante en su poesía, más allá del asunto amoroso, su presencia como una mujer completa, que hace cosas, que está viva y en igualdad.
El poeta señaló que es una pregunta difícil de responder.
“A veces uno puede ser crítico de otros poetas, pero no de sí mismo, en ocasiones es más fácil que ojos extraños vean con más claridad lo que uno ha hecho, tú revelas la presencia constante de la mujer”, comentó.
“Mis dos actividades fundamentales en la escritura son la poesía y la filosofía, esta última es reflexión, documentación en el sentido racional, y la poesía no, es expresión de emociones y sentimientos y la mujer es para mí fundamental, me interesa mucho, me he enamorado muchas veces y esto se refleja en mi poesía”.
Labastida dijo que tiene una cercanía con su torno, las impresiones iniciales de su infancia están presentes en su poesía, el mar de Topolobampo, la costa del Pacífico.
“Uno tiene que expresarse en lo que uno es, no son detalles autobiográficos, pero sí el sentimiento que uno tiene”.
Al abordar la génesis de la poesía, recordó que el filósofo Martin Heidegger decía que ésta nace cuando faltan las palabras para decir las cosas de manera normal.
“Así surgen las palabras poéticas, de ahí nace la poesía, es posible que sí”.
Hablaron de la generación de los poetas de la Francia del Siglo 19, como Mallarmé, Rimbaud, Boudelaire, Mendoza comentó que ellos transformaron la poesía y son un referente en el desarrollo de la poesía.
Labastida agregó que la poesía sigue modelos, pero luego se vuelve anquilosada y no hay innovación, que lo que importa es la vanguardia, y estos poetas franceses son pre-vanguardistas.
“El gran poema de Rimbaud es Una temporada del infierno, que es en ocasiones casi prosa, porque la temporada del infierno es la que él ha vivido al salir de su casa “.
Recordaron a Homero y sus dos poemas épicos, Safo de Mitilene, que escribió poesía lírica.
“La poesía es ritmo, imagen, la española usaba versos muy cortos, como el que encontrábamos en las coplas de amor a su padre de Manrique, versos muy cortos, o los del Marqués de Santillana. Dante y Petrarca hacen endecasílabos y forman los 14 versos del soneto”, recordó Labastida.
“Garcilaso de la Vega lo incorpora a la lírica española y cobra vida propia, y llegan sonetos de Quevedo, Góngora, Sor Juana y Lope de Vega, que tienen un ritmo determinado, que es fundamental en la poesía”.
El poeta mochiteco reconoció que en su poesía hay tránsitos fuertes de un libro a otro y que siempre que termina un libro, pasan años sin que escriba un verso.
“Al principio publicaba cada cinco años un libro de poemas, del último libro que hice han pasado cinco años sin escribir, esto significa que cambio de estilo”.
En 1975 estaba muy centrado en aspectos de carácter experimental, con gran cantidad de citas de autores, frases de periódicos, acontecimientos de la vida real.
Recordaron a Octavio Paz, a los autores de la generación del 27 de España, como Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Guillén; reconocieron la grandeza de Neruda y Vallejo.
Mendoza preguntó a Labastida si leía poetas contemporáneos.
“Sí, sí los leo, muchos no me satisfacen, ahora leo con mayor rigor, si algo no me gusta lo abandono inmediatamente”.
Cuando le preguntó cómo le gustaría que la gente percibiera sus poemas, el poeta reconoció que su poesía no es popular.
“No soy un poeta fácil, mi poesía es compleja desde el punto rítmico y conceptual, mejor diría que me gustaría que se recordara alguno de mis versos, que pueda citarlos y no supiera quién los habría hecho”.
Finalmente, los autores, ambos miembros de El Colegio de Sinaloa, reconocieron poetas sinaloenses que deben releerse, como Gilberto Cabanillas, Francisco Alcaraz, León Cartagena y Jesús Ramón Ibarra, entre otros.