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Compone y graba durante la pandemia

‘La música me ayudó a sostenerme y no perderme en la locura del encierro’

El escritor y músico sinaloense Hernán Ruiz grabó el disco Tanto que perder y se encuentra disponible en todas las plataformas digitales
22/05/2022 16:25

Tomar la vieja guitarra que su papá le regaló cuando era niño, en un momento en que el mundo entero estaba aislado, en pleno confinamiento por la pandemia, le dio un nuevo rumbo a la vida de Hernán Arturo Ruiz: atreverse a cumplir sueños.

“La música me ayudó a sostenerme, a sostener las ganas de continuar y no perderme en la locura del encierro”.

Había estudiado música cuando era pequeño, creado un grupo en su adolescencia, pero al crecer se enfocó en su carrera y la literatura. La pandemia lo hizo volver a las notas, con tal fuerza que retomó un viejo sueño: componer.

Así nació su primer disco “Tanto que perder”, el disco en el que reúne ocho temas: Vivir me cuesta, Entre acordes, Buenas conversaciones, 30 veces al mes, Lugares Nuevos, Oscuridad, Tanto que perder y Canción cerca de mí, que ya están en todas las plataformas digitales.

“Siempre me ha gustado la música, en mis recuerdos más lejanos está presente la música y la literatura, es un gusto que tengo desde muy pequeño escribir también canciones y de muy pequeño escribía cuentos”.

La música lo salvó

Desde muy corta edad se involucró con el arte. A los 9 años empezó a tomar clases de teatro porque le gustaba mucho imitar personas y a los 13 años comenzó a estudiar música: bajo eléctrico, guitarra y vocalización. Y como muchos tuvo su banda de punk en secundaria.

Luego dejó la música de lado, se concentró en sus estudios, se formó como abogado, acudió a talleres de literatura y trabajó.

“En las noches, de pronto en unos ratos libres, agarraba la guitarra y salía una canción y me ponía a tocar covers, todo muy íntimo y personal. A veces subía algún video a las redes sociales, pero hubo un momento en que dije ‘la música ya murió para mí’, en el caso de tocarla, de escucharla no, vendí guitarras, aparatos”.

Cuando tuvo su banda de rock, recuerda, nunca intentó componer, tocaban sin un interés que fuera más allá de pasarla bien. Pero reconoce que le quedó la “espinita”.

Ahora, durante la etapa más oscura de la pandemia, entre marzo, abril y mayo de 2020, cuando el mundo entero estaba en confinamiento, la música regresó.

“Estaba solo en mi casa, hablaba nada más con mis papás y hermanos por videollamada, el miedo de que se enfermaran o les pasara algo me generó mucha crisis de ansiedad, trastorno de sueño, estuvo grueso para mí, y como tenía una guitarra vieja que me regaló mi papá, me puse a componer”, comparte.

“Con el confinamiento me replantee varias cosas y una de esas fue por qué no intentarlo, y de ahí viene el título del disco, ‘Tanto que perder’, porque una de las canciones que salió durante la pandemia fue precisamente que cuando uno toma decisiones siempre tiene que valorar lo que gana y lo que pierde, poner la balanza y animarse a hacer las cosas”.

La intención de esa canción que fue la esencia de todo el disco es animarte a hacer las cosas que te gustan, que te definen y te sostienen.

La grabación la hizo en 2021, en una época de mayor luz, de esta pandemia. También publicó su libro “Las horas que perdimos”, que ya tenía escrito desde 2019, y comenzó a escribir otro que publicará próximamente.

“También me puse a escribir una novela para no volverme loco, que afortunadamente ya encontró camino con una editorial, una novela juvenil y posiblemente salga en 2023”.

La familia

Hijo de Arturo Ruiz Romero y Mónica Lindoro, Hernán Arturo recuerda que su gusto por la música surgió de una imagen con su padre.

“A mi papá le encanta la música y desde niño recuerdo las tardes de domingo que se dedicaba a planchar sus camisas y ponía música de Los Apson, del Puma, ese tipo de música, y con un café y me gustaba mucho unirme a él, de pronto yo con café con leche, yo tendría entre 6 y 9 años”.

“El recuerdo que tengo de escuchar música con más cariño es ese, estar con mi papá las tardes de domingo y siempre me gustó crear, me gustaba dibujar, me gustaba hacer cosas artísticas”.

En la época de secundaria escuchaba bandas de rock, de punk, y quería verse como ellos.

División Minúscula, Depeche Mode, Tan Biónica, El cuarteto de Nos, The Beatles, Mötley Crue, Bon Jovi eran sus favoritos.

“Es el camino natural como el del escritor, que empiezas leyendo, después queriendo escribir tus propias historias, en mi caso como músico, escuchando a los artistas y luego queriendo escribir canciones, yo escribía mis propias canciones aun y cuando todavía no sabía tocar guitarra”.

Su padre siempre lo apoyó en el arte, le compró su primera guitarra y su primer bajo, lo llevó a sus clases de teatro y cuando le tocó elegir carrera le preguntó qué era lo que quería ser.

“Estaba la opción de teatro, cine, música... Le dije ‘quiero ser escritor’ y como él estudió Letras, me dijo ‘no entres a Letras porque ahí no te van a enseñar a ser escritor, si quieres serlo ponte a leer, a escribir y entra a un taller literario’ y busca otra cosa que te dé un soporte laboral, económico y como mi hermano estudió derecho, y varios escritores también, me fui por ahí”.

El derecho le gusta, en su momento litigó y actualmente estudia la maestría en Historia, con un tema relacionado con el derecho.

La grabación

Si algo le mostró la pandemia, reflexiona, es que “somos frágiles y no sabemos lo que nos espera en el futuro. Y mi resolución es hacer lo que nos gusta, si tenemos ganas de estudiar una carrera aunque esté muy alejada de lo que hacemos, y se puede, si nos gusta, y encontramos la manera, adelante”.

Grabar el disco, comparte, fue una experiencia muy emocionante.

“Recuerdo cuando terminé una de las canciones, me la imaginaba con otros instrumentos, cómo se escucharía y vería en una plataforma digital y llegar a ese momento en que se volvió realidad es bastante satisfactorio, porque además es mucho trabajo el que hay detrás”, asegura.

“Fue trabajo, compromiso, sufrimiento, sacrificio”.

A cargo de la producción estuvo Javier Sánchez Pacheco y por los compromisos de ambos, sólo podían trabajar los domingos.

“Primero componer con los instrumentos, luego las grabaciones y había momentos en que teníamos que posponer las grabaciones y hubo un momento en el que vi muy oscuro el panorama de que el disco pudiera salir, porque ya teníamos seis, siete, ocho meses y apenas teníamos dos o tres canciones medio grabadas”, recuerda.

“Yo creí que el proyecto se iba a caer, tuve miedo, frustración, ya habíamos hecho mucho trabajo pero al final ninguno de los dos aflojamos y logramos sacar el disco”.

El disco está en Amazon, Apple, YouTube, Spotify y todas las plataformas. Ahora la idea es hacer una presentación, en vivo, con la banda, pues se grabó con los instrumentos de la banda pop.

“Estoy empezando de cero y es una experiencia aterradora y muy bonita porque es un proceso que me faltó vivir en un momento de mi vida”.