La artista costarricense Andrea Catania monta una coreografía en Mazatlán
Andrea Catania es bailarina, maestra, coreógrafa y actriz profesional, graduada de la Escuela Folkwang, dirigida por Pina Bausch, cuna del expresionismo y la danza-teatro.
Ella monta actualmente una pieza con los alumnos de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán, coreografía que interpretarán durante su graduación los egresados de la XXII generación.
Es Andrea Catania quien habla de ella y de su colaboración con la Generación XXII de la EPDM, prestigiada institución en el mundo de la danza actual, co-dirigida por los bailarines y coreógrafos Johnny Millán y Xitlali Piña.
“Soy de Costa Rica, vengo de una familia de teatro, mi padre era actor y mi madre actriz, una familia muy artística, y soy bailarina desde los cinco años, estudié en Costa Rica, trabajé con “Los Denmedium”, una compañía de allá, y luego me fui a estudiar a Alemania, a la Escuela de Pina Bausch y por allá anduve unos tres años, y luego me quedé en Europa dando vueltas y trabajando con algunas compañías. Regresé a casa y tengo una compañía junto con mi pareja Alex Catona, compositor y director de cine, y mi hija Liuba, tenemos un espacio en San José de Costa Rica”.
¿Qué conceptos ha desarrollado en lingüística y en movimiento?
“Lo que he hecho es ir encontrando mi voz, como estoy rodeada de tanta gente con su propia voz he tratado de encontrar la mía y estoy en la búsqueda de un lenguaje propio, una mezcla muy fuerte al venir de una familia de teatro y yo dedicarme más a la danza y también en la escuela de Pina Bausch, he tratado de buscar una fusión entre las artes, no buscar una diferencia entre ¿qué es danza?, ¿qué es música? Sino que ver todo como una cuestión global”.
“También he desarrollado una técnica o un lenguaje corporal tratando de enfocarme en los huesos más que en los músculos, buscar como una cuestión orgánica y fluida donde no trabajemos con tensión ni con cosas donde se bloquean, sino dejar que el movimiento fluya un poco como el agua, y trabajo mucho con las debilidades y con los miedos para transformarlos en algo, en otra cosa”.
-Ya que trabaja usted con tantas cosas, con tanta psicología, ¿qué la trae aquí a la EPDM?
“Primero amo a México, siempre quedo más enamorada de un lugar que de otro, los mexicanos tienen entrega, te dan todo, acá me ha traído la curiosidad de ver todas las preguntas y el lugar en donde están estos jóvenes en un momento muy importante de sus vidas, que va a finalizar un proceso y se enfrentan a un gran vértigo que es la vida profesional y lo que sigue, entonces un gran interés y una gran empatía de poder acompañarlos en este proceso importante que se viene”.
¿Qué tipo de influencia pone usted en ellos y qué perfil necesita hoy en día un artista que va egresar, un bailarín de danza contemporánea?
“Mas que enseñar vengo a compartir, me gusta más esa palabra porque yo creo que tengo muchísimo más que aprender de ellos, igual es un intercambio de conocimiento, de vidas. Yo aquí vengo con una hoja en blanco y con muchas preguntas, no tengo las respuestas de nada, me gusta que entre todos vayamos generando este mapa o esta coreografía y donde cada uno pueda poner un poquito de ellos, no se trata de venir acá a decir qué hacer, vengo como una gran escucha para saber hacia qué dirección quieren (ir) ellos, yo sería la que lleva el barco pero sin ellos no puedo ir a ningún lado, necesito escucharlos para saber hacia dónde nos dirigimos”.
“Creo que lo que necesita un artista mucho ahora es eso, es tener la escucha y la capacidad de observar todo, no podemos vivir aislados sabiendo que todo tiene una repercusión y un eco en las cosas que hacemos, no podemos encerrarnos en una burbuja a pensar solamente en mi cuerpo y mi danza porque hay tantas cosas tan fuertes que están pasando en el mundo que todo eso tengo que ver como lo tomo y como lo transformo, un bailarín necesita escuchar, y mucha fortaleza, y claridad en este camino que es muy duro, el camino del artista”.
¿Porque el arte es importante en la vida del ser humano?
“Porque el arte es transformador, es un medio de transformación, todos aquellos miedos se pueden transformar, se pueden vomitar, se pueden expresar. El arte es vital, lo recomendaría a ciegas a cualquier ser humano”.
¿Qué consejo dejaría usted por escrito a la juventud de Mazatlán?¡Bailen, bailen, bailen y amen!