Julieta Montero busca fluir con ‘Quizás agua’, su nuevo libro
Fluir como el agua y evaporar como perfume en la brisa mazatleca, fue lo que buscó proyectar con su obra “Quizás agua”, la poeta mazatleca Julieta Montero Medina.
La escritora mazatleca está de manteles largos al celebrar su 50 aniversario como escritora, con la presentación de su más reciente obra, esto dentro del programa del Encuentro de Literatura Inés Arredondo, que formó parte del Festival Cultural de Sinaloa 2024.
La presentación tuvo lugar en las instalaciones del Museo de Arte de Mazatlán, en donde la escritora estuvo acompañada por el también poeta Adalberto García.
La obra poética de Montero, como toda poesía lírica, tiene por su principal interlocutor al tiempo, que es otra manera de nombrar la eterna batalla entre Eros y Tánatos.
La selección de “Quizás agua” pretende poner a la vista una obra que se ha fraguado por décadas en la más encendida de las soledades.
“Esta antología, que reúne mi trabajo de 50 años, busca ser agua, que mis versos fluyan en arroyos, ríos y océanos de múltiples venas, ser sólida como roca y vaporosa como perfume de brisa mazatleca”, comentó Montero Medina.
“Durante 50 años he acariciado las palabras, me he alimentado y las he alimentado día a día. Al inicio fui fuego, después campo, arroyo, río, luego me volví caracola, ola, mar, viento, al tiempo llegó el llanto y cielos oscuros, pero en todos esos momentos he sido una mujer transparente y nítida porque siempre he dejado que escurra mi sentir fresco y natural. He pasado de la alegría a la tristeza; del amor al desamor; de la compañía a la soledad; de la salud a la enfermedad. Soy de carne y hueso”, dijo.
En esa tarde literaria y acompañada por amigos y familiares, Julieta Montero junto a Adalberto García, deleitaron con su voz a los presentes al recitar algunas poesías del libro.
En su mensaje, la poetisa comentó que esta obra denota “agua”, esa agua que quiera que corra en la memoria de los mazatlecos.
“Quizás agua denota la posibilidad de que sea cierto que ahora quiera ser agua, agua que corra por la memoria de a tierra, que lleve vida, que lleve sangre, que enseñe, agua que purifica, agua que asea, agua lágrima, agua que camina, agua lluvia, agua amniótica, agua oxigenada, agua que hidrata y aclara pensamientos y cierra los poros a la maldad”.
Con su pluma delicada y expresiva, la escritora comenta que en sus versos de “agua” todas las sustancias se pueden disolver.
“Es agua muy potable para que todos los puedan beber sin ningún riesgo, dulce de manera natural que te llene de amor, salada por el mal tiempo y marejadas, salobre por lágrimas derramadas, dura y blanda por los cambios y roles de vida, destilada por la religión, residual, negra, gris por la flor de cempasúchil que le dio color y olor a pena a mi corazón de hija y la mayoría de las veces fue agua cruda o bruta en la poesía”.
“En mis versos de agua todas las sustancias se pueden disolver, ellos tienen el poder de mojar, de transmitir, dar calor, de electrizar, de cocinar, de hornear, de subsistir. El agua es vital, les regalo este libro, que me sobrevivirá, y que sus textos sean los nutrientes que todo lector necesita para hidratarse, darle suavidad y tono a su piel y calor a su cuerpo. Que mi poesía sea ese lubricante acuoso productor de energía corporal y de alma”, les comentó a los ahí presentes.
Al final, sus colegas y amigos felicitaron a la columnista de Noroeste, quien les comentó que tiene 13 años escribiendo en esta casa editorial y que hay muchos poemas pendientes, ya publicados, que posiblemente pudieran ser parte de otra obra literaria.