"Inicia con cuentos mexicanos el Festival Internacional Nortíteres"
CULIACÁN.- Más de 40 años llevando títeres al los lugares más apartados del país hicieron al grupo Saltimbanqui de la Ciudad de México, ganador del reconocimiento que entrega el Festival Internacional de Títeres Nortíteres.
Y así llegó a la vigésima tercera edición, con el Teatro Universitario completamente lleno de niños, jóvenes y papás ávidos de disfrutar los títeres.
Fernando Mejía, coordinador del Festival de títeres, dio la bienvenida al público, a los compañeros titiriteros, y a los ganadores de este reconocimiento que se entrega desde el año pasado.
Los integrantes de Saltimbanqui reciben el reconocimiento por 40 años de trayectoria.
Los integrantes de Saltimbanqui, Eduardo González Ortega y Siria Gómez, recibieron un reconocimiento por de manos de Papik Ramírez, director del Instituto Sinaloense de Cultura y Minerva Solano, directora del Instituto Municipal de Cultura Culiacán, así como Homar Medina Barreda, coordinador general de Extensión de la Cultura de la UAS.
Al recibirlo, destacaron que es una alegría estar en este festival internacional organizado por la UAS, para hacerlos pasar momentos divertidos.
Al inaugurar el festival, Homar Medina, director de Extensión de la Cultura y los Servicios de la UAS, destacó que nada ha detenido el festival y eso es de reconocerse, primero con el apoyo de la universidad, y ahora con el de los institutos de cultura.
Luego, Los Saltimbanqui compartieron con los sinaloenses Cuentos Mexicanos, un espectáculo de teatro popular y callejero, con muñecos de guante, de mano, de varilla, música, malabares, narración oral, así como corridos, cuentos y personajes creados por el imaginario popular colectivo.
El público se conectó desde el inicio, flautines, tambores, motas de colores para los malabares, historias que salían del morral, del teatrino, de la mesa, cuentos surgidos de la tradición oral, que se contaban en antaño.
El coyote, la luna y el conejo, pero como no había conejo, el cuento del tío conejo dio un giro y se transformó en el cuento del tío sapo, al que quería comerse una serpiente.
La historia de los peces enamorados, Raúl el fish azul y los cortos teatrales que se presentaron por primera vez hace 30 años en Coyoacán, fueron algunos de los que compartieron.
Canciones rancheras que el público siguió con las palmas, hasta llegar a la historia con la que cerraron el espectáculo.
"Queremos hacerlo porque en un tiempo voy a morir", dijo Eduardo, ante el silencio del público.
"El único gusto que me queda es que ustedes también se van a morir. La tierra nos da de comer y luego nos come, pero antes de que nos coma, vienen los gusanos".
Y así con ese cuadro culminó.
Al final, en la escalinata del escenario reflexionó en torno al teatro de calle.
"Si quieren hacerlo, háganlo, lo que se puede presentar en la calle, se puede presentar en cualquier teatro. Háganlo, porque así se defienden los derechos culturales y es lo que llega a la sociedad", dijo Siria.
"La cultura es lo que nos queda como pueblo, lo que nos da identidad y cohesión".
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