Gabriel García Márquez no quería que se hiciera una película de ‘Cien años de soledad’
Que su novela Cien años de soledad fuera llevada al cine era algo con lo que Gabriel García Márquez no estaba de acuerdo, aseguró su hijo, el cineasta Rodrigo García Barcha.
Y es que, compartió en una charla con Juan Villoro, el Nobel colombiano sabía que esa historia no podía contarse en dos horas.
Durante la conversación “Rodrigo García y Gabriel García Márquez: Vivir el cine”, que sostuvo con el escritor mexicano, en una transmisión de la Casa Estudio Cien años de Soledad, el hijo de Gabo compartió recuerdos, anécdotas de sus primeros acercamientos al mundo del cine.
Rodrigo compartió que Gabo nunca quiso que se hiciera una película de Cien años de soledad porque consideraba que no cabía en dos horas ni en dos películas de dos horas. Pero sí creía que en cien capítulos quedaría maravillosa.
Ahora con las series y las plataformas se ha permitido que una historia dure lo que tenga que durar.
“En este caso todavía se están escribiendo los guiones y me imagino que serán entre 16 y más de 20 horas de duración y ahorita con la universalidad de las plataformas no solo no se exige que se filme en inglés, sino que piden que se filmen en su país y su idioma de origen y en el mundo se ha aceptado mucho eso”, comentó.
“Eso permite hacer la serie en español, les pusimos como condición que filmaran dentro de Colombia dentro de lo posible, por lo menos en Latinoamérica y ahí se salvaron varios de los obstáculos que le preocupaban a Gabo, de todos modos será una adaptación difícil , Gonzalo y yo estamos en calidad de asesores”.
Reconoció que no quiso ser director ni guionista, ni un productor demasiado involucrado, porque eso no iba a permitirle a la plataforma conseguir buenos guionistas y directores.
“Nadie quiere trabajar con el hijo del escritor encima de ti diciéndote así no es. Los de Netflix han sido muy colaboradores y trabajo dándoles mi opinión de cosas en grande, el guionista ha hecho un gran trabajo, hizo cambios muy buenos, hábiles, audaces, y seguiré ofreciendo mi consejo pero creo que los directores y actores se la tienen que jugar y en el mejor de los casos habrá quien la adore y habrá quien la odie, pero tarde o temprano se iba a hacer”, apuntó
“Pensamos que era bueno hacerla ahora, cuando todavía se tiene un poco de injerencia, ahorita pudimos pedir que tuviera tal número de capítulos, que fuera en español, que se hiciera en Colombia”.
Su historia, dijo, estuvo marcada por el cine, pero no fue la de un cinéfilo febril, lo central para él como para su padre, fue contar historias.
“También de muy joven me aficioné a la fotografía porque mi padre lo era, a la foto fija, era admirador de fotógrafos franceses y a los 13 años heredé una de sus cámaras y por ahí me encaminé, pero ya a sabiendas de cómo se escribía un guión, hasta cierto punto, porque los escritores no escarmientan en cabeza ajena”, aseguró.
“Por ahí me encaminé, la pasión por las historias y paralelo a eso la pasión por las imágenes, dada la afición de Gabo por los fotógrafos que hacían lo que llamamos foto callejera”, dijo.
Sobre las obras de su padre que se han llevado al cine, comentó que siempre ha habido respeto hacia él, aunque las películas no hayan sido muy exitosas.
“Gabo no escribe mucho diálogo, y siempre dijo que solo ponía diálogo cuando no había otra manera de decir algo, siempre pensaba que el autor era el Dios del libro y era el que tenía la palabra, pero cuando era la única manera de comunicar algo usaba el diálogo, un diálogo es poético y lapidario, muy difícil para actores decir algunas cosas que se dice en sus libros”.
García Barcha que él produjo una adaptación de “Noticia de un secuestro’’, que es un relato periodístico, y en ambos casos animó a directores y productores a tomarse un poco más de libertades.
“Yo creo que el fracaso de las adaptaciones ha sido eso, demasiado respeto, algunas de las más exitosas no están basadas en sus libros, una de ellas es Milagro en Roma, que es de las que más maneja la magia y lo sicológico, lo sobrenatural, lo especial, creo que El coronel no tiene quien le escriba fue bastante exitosa creativamente”.
Reconoció que siempre ha habido mucho respeto, sobre todo porque el autor estaba vivo y consideró que a lo mejor ahora habrá menos respeto, más audacia, y ese miedo a defraudar a los lectores.
“Pero hagas la película que hagas siempre vas a defraudar a la mitad de los lectores, eso hay que aceptarlo y como director y guionista de la serie, hay que tomar decisiones audaces”.
Sobre la casa, hoy convertida en estudio, recordó que vivió ahí alrededor de tres años.
“Y la recuerdo como toda una época de mi vida, no recuerdo que hayamos vivido más de tres años, sobre todo es la casa de entre los 5 y los 8, fui en los años 80 y traté de entrar, toqué y no había nadie, luego se puso una placa y a la semana ya se la habían robado
pero estoy ansioso de volver”.
En esa historia en torno al cine, comentó que uno de los recuerdos de su infancia y juventud es haber visto a Gabo sentado en su estudio junto a grandes directores como Jaime Humberto Hermosillo y Felipe Cazals, entre muchos otros.
“Esa presencia siempre fue muy natural y ahí aprendí mucho de cómo se cuentan las historias, porque empecé a escribir mis primeros guiones a los 30 y por ósmosis, algo había aprendido del proceso de cómo empezar, seguir, acabar... Ese fue un mundo tan natural, pero no estando en sets, siempre escribiendo guiones”.
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