Fue Ramón Mimiaga un padre amoroso, amigo entrañable y un artista completo
Que hubiera un conversatorio para recordar al maestro Ramón Mimiaga, compartió Sibella Angulo, le alivia un poco el alma. Y aunque el pecho aún está hundido, sabe que saldrá adelante.
Al participar en este homenaje póstumo, la también actriz y directora de teatro, compañera de toda su vida, compartió en pocos minutos toda una vida al lado del el promotor cinematográfico, dramaturgo y director de teatro, desde que se conocieron hasta su partida.
Recordó el día en que tuvieron su primer encuentro, en el auditorio de la prepa Central, a donde acudiría porque quería pertenecer al Teatro Universitario Sinaloense.
“Llegué al auditorio, al centro del escenario estaba “un grandulón”, era Ramón Mimiaga, que hacía pruebas de voz y todo aquello que cualquier aspirante a ser actor debe saber”, recordó.
“Tomé asiento, bajaba la escalinata en declive y de repente perdí el pie y eso fue por estar viendo al susodicho y caí, dando vueltas por la escalera... y vi a Ramón volar desde el escenario, les juro que parecía Batman, y yo Dios que pena me dio, con la falda hasta el cuello”.
La ayudó a levantarse, la acomodó en un asiento y la clase siguió. Al terminar le dijo “qué caída tan espectacular”, lo que la hizo enojar, y la acompañó hasta su casa, “no sea que se vuelva a caer”.
“Luego me dijo ‘Sabes una cosa, te pareces a mi Bella Genio’ y hasta el enojo se me quitó, lo pasé y mi mamá lo invitó a cenar. Desde entonces nunca me dejó de acompañar a casa”.
Fueron amigos, hicieron teatro y un día organizó una fiesta de disfraces en su casa.
“Yo para quedarme con el que les conté, me disfracé de Mi Bella Genio. Y él, del Conde Drácula... No lo reconocíamos, era impresionante verlo”.
Al año y medio se casaron, tuvieron tres hijos y se fueron a vivir a Guadalajara. Época en la que Mimiaga estudió cine, guion cinematográfico, siendo condiscípulo de Guillermo del Toro.
“Fuimos actores en el Teatro experimental y en Televisa... nos pagaban muy bien y nos divertíamos mucho. En esa época fue muy prolífico escribiendo. Su vida ahí fue fantástica”, aseguró.
“Ramón fue apasionado en todo lo que hacía, muy organizado para todo, sus programas, proyectos, planes de trabajo eran excelentes. Y ya con cuatro hijos que crecieron con aroma a tierra mojada.
Sibella lo recordó como un padre responsable y amoroso con sus hijos y ellos lo amaron de la misma manera.
“Nuestra vida con la familia fue muy divertida, amistosa, sin amarguras, reproches ni grandes enojos. En casi medio siglo viajamos juntos en una nave llamada aceptación, respeto mutuo y mucha comprensión. Fuimos libres, la libertad te acerca más al amor”.
Pero un día, no hace mucho, lo escuchó gritar y exigir una parada.
“Por sus gritos me despierto y veo que la nave hace su parada y él baja. Y yo le grito, hey a dónde vas, por qué te bajas, y seguía caminando a prisa, sin voltear y yo corriendo detrás de él. Espérame... no lo alcancé, no lo pude detener... Se desaparecía en la bruma y sólo le dije, adiós, bueno pues allá nos vemos”.
En el conversatorio, organizado por el Instituto Sinaloense de Cultura, desde el Centro Sinaloa de las Artes “Centenario”, amigos, actores, directores lo recordaron.
Participaron la actriz Susana Salomón, los actores Gilberto Rousse y Rosalío Cañedo, su amiga Alicia Montaño, y el actor y director Édgar Rafael López, formado con él, así como Ulises Cisneros como moderador.
Susana Salomón, compañera de Mimiaga en los 70, en el grupo de teatro Apolo, que dirigía Óscar Liera, comentó sobre los ensayos y presentaciones en la concha acústica del Centro Cívico Constitución.
Gilberto Rousse y Rosalío Cañedo, actores y maestros de teatro de Los Mochis, recordaron el paso de Mimiaga por esa ciudad, donde fue un gran apoyo para el impulso del teatro, en la etapa en que Liera promovía las muestras estatales de teatro y la fundación del grupo Yori y el montaje de su obra “La Venus manchada”.
Alicia Montaño comentó que fue un gran amigo, un gran artista y un gran promotor cultural, recordó su vida y obra, el trabajo en diversas instituciones, y como iniciador de las Tardes de Bolero y las Tardes de Danzón, en la plazuela Obregón y la vez en que la invitó a actuar en “Las juramentaciones”, de Liera.
“Fue un personaje que vivió por la cultura y para la cultura”.
Édgar Rafael López, actor y director de teatro, habló de su relación con Mimiaga en su aspecto como gestor cultural e inició leyendo un fragmento de una obra que le envió antes morir, para su revisión y en la que considera que se encuentra su esencia.
AGENDA
Este homenaje se complementará con la transmisión, el lunes 21 de junio a las 11:00 horas, del video “Sinaloa danzante y romancero”, espectáculo de teatro y danza escrito para la Compañía Folclórica Sinaloense del Isic, en el 15 aniversario de su fundación, en 1993, basado en un guion de Mimiaga.