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Luto

Despiden a Jesús ‘El Cachi’ Anaya, legendario músico de Culiacán

Jesús Anaya Landeros murió los 94 años, fue símbolo de la música de orquesta de antaño, un músico versátil hijo de don Salvador Anaya Tostado, creador de la melodía ‘Tecateando’

Cuando era niño, Jesús Anaya, nieto mayor de “El Cachi” Anaya, lo acompañaba a todas las presentaciones que daba. Fiestas, bailes, veladas en el hotel, tocadas.

Con su violín y el saxofón, compartió grandes momentos que atesora en la memoria, pues fue su nieto, pero también su amigo, su confidente.

La tarde del jueves 10 de octubre falleció Jesús Anaya Landeros, a la edad de 94 años, mejor conocido por el gremio musical sinaloense como ‘El Cachi Anaya’.

Originario de Culiacán, ‘El Cachi’ fue un espectacular y virtuoso músico reconocido, aplaudido y admirado por varias generaciones, quienes lo recordarán por su habilidad para interpretar, ya sea en su violín o en su saxofón, desde la más sencilla melodía popular hasta piezas de música clásica de grandes autores.

Creó la Orquesta de “El Cachi Anaya, que primero fue conocida como orquesta Royal, por el cine del mismo nombre que existió en Culiacán en los años 30.

“Antes se usaba que las orquestas tocaran en los pórticos de los cines para que la gente llegara. También adentro, entre tanda y tanda se tocaba para entretener al público”, expresó en una entrevista publicada por Noroeste.

Eran las épocas de los grandes bailes en el Casino Culiacán y la Sociedad Mutualista de Occidente, en el Danubio o el Club Atlético del Humaya, donde amenizaban ya sea la Orquesta Royal o la Orquesta Estrella, que dirigía Elías Soto.

En Culiacán, fue muy famoso el bar llamado El Rincón del Cachi Anaya, ubicado en la planta baja del Hotel Salvador, por el boulevard Leyva Solano, que fue un sitio de bohemia para toda una generación. Un sitio donde “El Cachi” tocaba y se escuchaba música clásica totalmente en vivo.

Jesús Anaya Lizárraga, nieto mayor de “El Cachi” lo recordó como una leyenda, un gran músico que, con un violín y un saxofón, amenizó grandes fiestas y él tuvo el placer de acompañarlo en muchas ocasiones.

“Fui el único de sus nietos que vivió con él esa experiencia, desde muy pequeño él me llevaba a las tocadas, a los bailes, a los pueblos, a donde lo solicitaran iba siempre con su violín y yo lo acompañaba. Me enseñó a valorar la música y por eso me gustó tocar”.

Anaya es arquitecto y se dedica a su profesión, pero amó la música gracias a las enseñanzas de su abuelo.

“El Cachi” Anaya nació el 29 de octubre de 1930 y desde muy chiquito se le dio la música, por su papá, que era una persona invidente, y Cachi Anaya eran los ojos de éste, comparte su nieto.

“‘Él tocaba en las grandes fiestas, bodas, 15 años, cumpleaños, a grandes personajes de Culiacán, con sus hermanos formaban esta gran orquesta y este icono musical que se fue transformando a través del tiempo”, cuenta.

“Ahora se va a un gran hombre, muy conocido en Sinaloa en el ámbito de la música, principalmente aquí en Culiacán, nos deja como legado su música, sus atenciones, que, hasta el último momento de su vida, valoró y transformó, por ser una gran persona, un gran ser humano, un hombre muy querido por las familias sinaloenses, pues hay gente que nació y en su bautizo tocó, les hicieron sus 15 años con música ‘El Cachi’ Anaya, se casaron y también amenizó hasta las bodas de plata”.

Todo el mundo lo conocía, añade, le hablaban en el centro, le gritaban “Cachi, Cachi” cuando iba a comprar todos sus cachitos de lotería, era una persona muy conocida, querida.

“Era muy altruista, de ir a tocar a velorios de infinidades de personas, amigos, misas, muy entregado a Dios, solidaria, muy abrazable, mi abuelo era un excelente ser humano, excelente, tío, esposo, amigo y claro nos pesa su partida”.

Como abuelo, comparte, “El Cachi” Anaya le dio muchas enseñanzas.

“Fue una persona que me enseñó a que no le diera la pena las cosas, a que no me dejara, me enseñó lo que era la vida, el trabajo. él fue una persona muy trabajadora, pasábamos horas y horas tocando, no había calor, no había frío, era simplemente tocar”, asegura.

Anaya Lizárraga compartió que hay un tema que le gusta mucho y que siempre se lo pedía a su abuelo, “Mi corazón es un violín”,

“Siempre se la pedía y es una canción triste, yo le decía ‘ríete, abuelo’ y siempre se reía, y le decía ‘abuelo, mi corazón es un violín’ y él me contestaba ‘y el mío, hijo, es tuyo’”.

“Yo siempre voy a recordarlo con esa canción porque él vivió del violín, ya ni las huellas le agarraban, porque tocó tanto, su corazón era un violín y para mí era espectacular”.

Y aunque sabe que sus primos también disfrutaron de su abuelo, él tuvo la fortuna de hacerlo en su etapa musical: en los bares del hotel, en las fiestas.

“No había días que no me fuera con él y para mí era una diversión muy grande ir con mi abuelo y platicar con él, ser su amigo, su confidente”.

Gracias a “El Cachi”, dice, a él lo ven y lo saludan de una manera diferente, con cariño.

“Ahorita no tengo cómo agradecer a toda la gente que nos ha hablado, sé que ahorita va a llenar ahí como siempre, llenaba aquellos bailes”.

Sus últimos días, compartió, fueron tranquilos, estaba sano a sus casi 94 años que cumpliría el 29 de octubre. Y su muerte, dice, fue bonita, pues simplemente durmió y ya no despertó.

“Se va con su eterna novia, mi abuela Candelaria Lizárraga de Anaya, que se fue hace siete años, siempre estuvieron juntos y ahora ya están juntos de nuevo”.

Tuvo nueve hijos, somos muchos nietos, muchos bisnietos, si no me falla el número somos 24 nietos y 16 bisnietos.

Sobre ‘El Cachi’ Anaya

Nació en Culiacán el 29 de octubre de 1930, hijo de Salvador Anaya Tostado, fundador de la Orquesta Royal en la que llegó a tocar Pedro Infante y Enrique Sánchez Alonso ‘El negrumo’. ‘El Cachi’ fue un músico versátil que con su violín y saxofón podría tocar desde El Huapango de Moncayo hasta la animada e icónica melodía sinaloense ‘Tecateando’, tema que creó su papá, don Salvador Anaya, en 1939.

Descanso

Sus restos del inolvidable Jesús Anaya ‘El Cachi’ serán cremados y reposarán con su esposa y un hijo, en el mausoleo de la funeraria Moreh.

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