Factor Humano: ¿Una vida realista?
Empezaré con el final porque al terminar esto lo reescribí, me di cuenta de algo fundamental que menciono al último. ¿Qué nos saca de la realidad? Juzgarla. Intentar vivirla desde la mente. Centrémonos en los hechos, lo que sucede alrededor es todo lo que tenemos, lo demás está en la mente. El problema es no darnos cuenta que tan realistas somos, creyéndolo.
¿Qué te falta?
Plantémoslo de otra manera ¿Qué te impide disfrutar más tu vida en este momento? ¿Qué te falta? ¿No sucede lo que quisieras? ¿No te gusta? ¿No tienes a quien quisieras? ¿Esperas algo importante? ¿Te sientes mal? ¿Si fuera distinta, mejor? ¿Que pase esta crisis? ¿Qué se alivie alguien muy querido? ¿Sufres? ¿Te falta dinero? ¿Te hacen la vida difícil? ¿Tener eso que tanto necesitas? ¿Resolver algo urgente? ¿No te gusta cómo eres? Podrás decir que tus respuestas dependen de las situaciones que vives, más si son graves. Cierto, los hechos pesan pero ¿Qué nos hace sufrir más: como los interpretamos o ellos mismos? nos contraría que no sucede lo esperado, lo merecido, la vida no es injusta, es como es, la injusticia la creamos nosotros.
¿Cargar la cruz?
¿Qué hace más pesada la cruz, cargarla o resistirnos a ella sin poder tirarla? Acaso pasas por una situación dura, esos momentos nublan la vista pero al aceptarlos nos dan algo mejor: la paz. La paz viene cuando nos conciliamos con los sucesos. Escribo esto un viernes de dolores para que lo leas un domingo de gloria, pero no hay resurrección si no morimos gradualmente a nuestros infinitos caprichos, deseos desordenados, impulsos, juicios, castigos, desamor, distancias, a lo que emana del corazón y mente.
Mientras tanto la vida transcurre tal como es.
Entonces donde está el problema ¿En la situación o en uno mismo? Hemos vivido engañados creyendo y esperando que pasen mejores cosas para disfrutarla, es una creencia muy arraigada. El problema es que intentamos vivir una vida ideal, cuando la real es la que sucede sin conciliarnos con lo que somos: vivimos peleados con nosotros, con los otros y con la vida.
Nuestra lucha está en la mente interpretando la realidad, de ahí brotan nuestras reacciones. Nos resistimos. Con eso abrimos un gran espacio al sufrimiento. El problema quizás no está tanto en los sucesos o en su interpretación, está en que no nos damos cuenta de 2 cosas:
“La sana distancia”
Cuando somos conscientes de lo que va sucediendo guardemos una “sana distancia” creando dos espacios: 1° entre lo que pensamos y lo que acontece, y 2° entre el Yo real y los pensamientos. Esto nos facilita volvernos presentes; al crearnos ese espacio dejamos de confundirnos con lo que pensamos considerándolos pensamientos: justo lo que son. Si pudiésemos aplicar esto algunas veces al día sería buenísimo, dejaríamos de reaccionar tanto y de bailar al son que nos toquen. Lo fundamental es volvernos gradualmente más conscientes, así el Yo real deja de esconderse en la mente haciéndose presente como el rayo de luz que entra por la mañana.
¿Cuántas veces te conectas contigo realmente? ¿Cuántas veces tomas conciencia de tu Yo real? La única manera de hacerlo es cobrando conciencia de ti mismo y esto se logra al dejar pensar, así te vuelves consciente. Cuando el perro se echa a un lado de ti plácido, él sabe que lo está y te disfruta, cuando tú te das cuenta empiezas a disfrutarlo sin necesidad de palabras.
Muchos afirman que se conectan interiormente, en realidad se conectan con lo que piensan volviéndose parte de ello, elucubrando nos metemos en el ‘Túnel del Tiempo’, la mente nos hace muy vulnerables.
Los pensamientos se basan en conceptos, ideas que representan la realidad, los tratamos como si fuesen reales. Creemos vivir rodeados de certezas cuando en realidad vivimos de suposiciones que damos por ciertas, nos casamos con nuestras opiniones imponiéndolas, tenemos más ignorancia de la que sospechamos. Entre más dormida la conciencia menos lo advertimos. La conciencia hace que el conocimiento cobre vida, lo activa, de otra manera permanece como información, estamos llenos de ella sin saberlo.
El What’s refleja la vida virtual que tenemos, igual que la mente, llenándonos de inutilidad, distrayéndonos, perdiendo un valioso tiempo. Creemos vivir “conectados”, en realidad vivimos conectados al aparato, con la mente. Conectarse es escuchar a alguien, mejor verlo.
Al terminar esta nota salí, al manejar me molestó uno que se me atravesó, otro no me dejaba espacio, otro las luces altas; entonces observé mis reacciones y ellas patentizaron que no había asimilado lo que acababa de escribir: me estuve resistiendo a lo real en vez de fluir con ello tal como es. Lo tomé personal, lo evidencía las 3 veces que aparece la palabra me. En realidad nadie me molestó: yo lo hice. Sufrimos por nuestras interpretaciones confundiéndolas con las evidencias y culpamos a otros.
Querámonos como somos sin tirar la toalla. Tomar conciencia es aceptar nuestros errores, evitarlos es una ilusión.
paulchavz@gmail.com