Vayamos a la raíz del asunto: la subjetividad deforma la realidad, consciente o inconsciente, causando demasiado sufrimiento y desaciertos. La objetividad en cambio nos congratula con la realidad aunque sea dolorosa.
¿Eres consciente?
No podemos pelearnos con la realidad, la ignorancia junto con la soberbia son la raíz de los conflictos y de la maldad, esta se rebela y violenta la verdad en sí mismo y en los demás creando desorden y aislamiento.
Pero hay un problema: no somos conscientes de nuestra subjetividad. Resulta que muchos se plantean tener más dinero, más salud, pero pocos se plantean ser más objetivos. Lo dan por hecho, pero no es así.
El fin de esto es elevar la conciencia de tu subjetividad, un paso clave que nos acerca a la realidad, la necesitamos. Si te cuestionaras tu subjetividad frecuentemente ganarías objetividad porque respetarías la duda razonable: distinguir claramente que sabes y que ignoras de un asunto antes de emitir tu juicio. Esto te lleva a informarte oportuna y verazmente en lo posible y a pedir consejo, fomentando la humildad y la apertura mental. Indispensables para quienes mandan.
Asimismo nos evitaría pleitos porque solemos juzgar a los demás conforme a como nos tratan: una injusticia.
Su importancia.
Es tanta que la objetividad permite acertar en las acciones y negocios y amar genuinamente respetando la individualidad del otro, una imagen más realista mejora la autoestima; no se puede ser valiente, prudente, justo y empático sin basarse en una amplia realidad. La imaginación suelta, la suposición y el engaño dificultan la sensatez y conflictúan.
No depende tanto del nivel de inteligencia sino más del individuo que la forma esmeradamente aunque la educación le ayuda pero no la garantiza. La mayoría termina la carrera sin siquiera darse cuenta que no saben pensar.
La ignorancia viene de no darse cuenta, la peor es rechazar la verdad por creer saber lo que en realidad se ignora. El necio niega la realidad, el sencillo la busca, el sabio está muy consciente de su ignorancia y el sensato actúa de acuerdo a ella.
Muchos al ocupar altos puestos empiezan a hablar con si tuviesen la verdad, otros empiezan a pontificar y sus cercanos los confirman encerrándolos en una burbuja filtrándoles información, la lisonja suple a la honestidad. Esto causa malas decisiones que afectan a muchos o a millones.
Algunos indicadores
¿Sueles cuestionarte lo que entiendes y razonas? ¿Eres auténtico o manipulas? ¿Reconoces fácilmente tus errores? ¿Tienes tacto y paciencia con los que no saben? ¿Realmente escuchas? Esto manifiesta que tan encarnada tienes la verdad, la que más vale.
La irracionalidad
En la mala conducta hay errores, medias verdades o engaños completos. Es necesaria la racionalidad en las virtudes humanas, no se puede ser valiente si no se es objetivo ni tampoco justo ni prudente; el miedo acecha en la imaginación, se enciende en las tinieblas del intelecto.
La búsqueda de lo inmoral da una relativa felicidad. Descubrir la racionalidad en los vicios que dominan las conductas indeseables ayuda mucho. Aceptarlo es el primer y gran paso. Nadie busca ni se contenta con lo absurdo ni entiende lo ilógico, ambas no pueden masticarse ni digerirse: son irracionales. Para un ser racional, la irracionalidad es lo más insoportable. Decía Tolstoi que el peor castigo para los presos era cavar hoyos y después llenarlos empezando otros.
3 modos de subjetividad
La subjetividad puede verse como: 1. La falta de objetividad por deficiencias racionales; 2. Las actitudes subjetivas ante la realidad amenazante y 3. La percepción del sujeto que percibe la realidad a su manera y sobre ella crea y construye otra realidad; como el realizar sueños, la creación artística y resolver problemas con ópticas distintas. Mucho de lo que nos rodea lo hemos creado. Esta causa la creatividad de tal manera que hay tantos oficios, bienes y servicios, como subjetivos son los individuos.
La falta de objetividad es connatural, causa innumerables errores, desaciertos y sobre todo mucho sufrimiento.
El 1er modo de subjetividad mezcla y confunde la realidad deformando parte de ella inadvertidamente: los hechos, los dichos, las conductas y los sucesos tal y como son y suceden, por falta de información, racionalidad en el entendimiento y de rigor en el razonamiento.
La incertidumbre
Es imposible conocer todo lo que importa, el actuar con toda certeza también lo es. En la toma de decisiones solo tirando la flecha es posible saber si dimos en el blanco, antes imposible. Los que aprenden a manejar la incertidumbre se hacen emprendedores.
La 2a se refiere a la humildad o soberbia ante la realidad que nos desconcierta, duele o amenaza seriamente. Asumir esta realidad no significa resignarnos, sino dejar de pelearse con ella, aceptándola tal y como es, haciéndonos responsables sin culparnos ni culpar a otros; fuente de conflictos, miedo, angustia y ansiedades. Quita la paz la fuente de la sabiduría y la bondad, la maldad crece en el odio y el conflicto.
Hay rebeldes con y sin causa, los primeros aceptan la realidad y se rebelan para mejorarla viendo mejores caminos, los segundos se pierden en su mente alborotando a sus seguidores hacia el precipicio y terminan en tiranías. Los primeros mejoran el mundo.
No confundamos inconformidad con soberbia ni humildad con audacia.
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