La verdad es anterior e independiente de cada uno, del puesto y la posición que tiene, nadie es dueño de ella, entre más nos sujetemos a ella más libre somos.
La verdad nos afecta por entero
No podemos ser indiferentes a la verdad, así como el ojo sano no puede evitar que entre la luz, necesitamos la verdad como el aire para respirar.
Hay verdades que festejamos, que nos entristecen, que nos cambian radicalmente la vida. Nos afecta en todo: lo emocional, nuestras relaciones, negocios e intereses. El intelecto y el corazón se satisfacen con la verdad y con el amor auténtico, el falso da serios problemas. Entre más sea la ignorancia, los errores y las mentiras, más perturban.
La verdad ontológica
¿Podemos conocer con certeza la verdad? ¿En qué se sustenta? Coloquialmente hablando el sustento de la verdad son los hechos, lo que ocurre, lo que alguien hizo, dijo. Más propiamente lo que ES, el SER de las cosas. Hay una infinitud de cosas existentes, las sepamos o no, están ahí como América antes de ser descubierta. De tal manera que el sustento de la verdad es cada objeto, cosa, fenómeno, que existe. Su SER sustenta la verdad. Los hechos hablan por sí mismos. A esta le llamamos Verdad Ontológica, ontos significa ser.
La verdad lógica
Vayamos a lo subjetivo. Cuando conocemos con exactitud algo ganamos certeza. A la adecuación del intelecto con la cosa conocida se le llama Verdad Lógica. Esta depende del sujeto, es subjetiva, pero cierta. Malo es suponerlo y no serlo. Ahora tenemos dos tipos de verdades: la ontológica que está en las cosas y la lógica que está en la mente del sujeto. Esto es fundamental para entender más realidad, conviene retenerlas.
¿Todo es relativo?
Es cierto que puede haber muchas verdades de un solo asunto y divergir, cada uno ve cosas distintas desde su ángulo. Es cierto que en cada cabeza hay un mundo. Es cierto que lo que cada uno capta es subjetivo y esto hace relativa la verdad en parte. Es verdad también que unos conocen mejor que otros y que lo que es bueno para unos es malo para otros. Es cierto que las cosas se ven del color del cristal usado, pero tienen su propio color. Pero la mente, lo subjetivo, no sustenta la verdad, aunque Descartes y Kant lo pusieron de moda. Lo que existe es alguien que conoce con certeza o con error algo.
Además la verdad tiene tres características: 1 Es anterior a mí, América ya existía. 2 Es independiente de mí, existe por sí misma y 3. Es infinita, no podemos abarcarla, nuestra cabeza es limitada, más nuestro orgullo.
La afirmación “todo es relativo” primero afirma algo absoluto, lo opuesto a lo relativo, se contradice; segundo si realmente fuese relativo ¿con qué fundamento, verdad firme, lo asegura? cae en su trampa; y tercero reduce el todo, cuando hay tantas cosas por descubrir y tan pocas que creemos saber.
El ego y verdad
Uno de los errores más frecuentes es no estar conscientes de ellos, solemos traer un velo o lentes de color puestos, al cobrar conciencia desaparecen. La inconsciencia es un fantasma que mete la pata a nuestra percepción y razonamiento y sin advertirlo decimos y pontificamos verdades “absolutas”. Todos queremos, necesitamos por razones más de Ego, tener razón, acaparando, callando, castigando o ignorando a los demás, filtrando los hechos, más si se tiene un alto puesto. El Ego suele dirigir las discusiones, le encanta afirmarse, diferenciarse, pelearse, engorda con el reconocimiento.
Los peligros del relativismo
Cada uno puede pensar como le dé la gana, pero la naturaleza, incluyendo la humana, cobra su factura cuando desobedecemos sus leyes inscritas. Muchas personas se apoyan en el Relativismo para sustentar sus verdades e imponer sus opiniones, al hacerlo dejan de ser relativistas porque creen que su verdad es mejor.
Otros elevan sus creencias a “verdades” y así debaten, critican o premian y exigen sus derechos basados en sus preferencias. Es imposible dialogar con un archipiélago de islas con su verdad única. La verdad, el afecto, la proximidad y los intereses son los puentes que establecemos con los demás.
Es cómodo
Es una posición cómoda para zafarse de verdades que comprometen y definen. En realidad el relativista no cree en nada o lo hace temporalmente. Al final o antes la verdad nos enfrenta, imposible evitarla. Sin consenso ni democracia las leyes, se someten a todo menos a la verdad: a “votaciones”, conveniencias, al poder, a las armas, al chantaje, a los intereses o comprándolas, nada que ver con la verdad ni con la justicia ciega ni con el bienestar social. Así los bolcheviques, mayoría, se impusieron a los mencheviques, minoría, para implantar el comunismo en la Duma o asamblea rusa, descalificándolos, sin dejarlos hablar y saboteando las reuniones, traicionando a quienes los apoyaron al inicio ¿Te suena conocido?
Las tiranías
Los políticos suelen usar ideologías para ocultar sus intereses. Los socialistas que quieren imponerse gradualmente atacan los principios morales básicos y las instituciones como el matrimonio, los derechos humanos. Agrandan el poder del estado y confunden a la sociedad para que pierda la brújula aprobando el aborto, cambiar de sexo, relaciones igualitarias, la eutanasia. Hitler empezó encarcelando a sus opositores y terminó exterminando a millones por su religión e ideología. Stalin, Mao, el Khmer Rouge de Camboya, lo hizo con los suyos. Igual Pinochet y otros de derecha. Las tiranías de cualquier color e ideología se corrompen y corrompen.
No se puede someter el intelecto ni la libertad por la fuerza o por dádivas. Algunos lo hacen por un plato de lentejas perdiendo su dignidad y su libertad, convirtiéndose en carne del cañón.
La verdad y el amor nos salvan.
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