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Tradicional cuento

‘Envuelve’ con su magia y fantasía ‘El Cascanueces’

Los asistentes al Teatro Ángela Peralta disfrutan del espectáculo navideño más querido en el mundo

“El Cascanueces”, bella adaptación que año con año presenta la Compañía de Ballet de Mazatlán en vísperas de la Navidad, deleitó y envolvió nuevamente a los espectadores en un mundo fantástico.

Con nueva escenografía y una iluminación llena de brillo, la magia una vez más se hizo presente en el Teatro Ángela Peralta, con el clásico cuento de Navidad.

Los mazatlecos y visitantes disfrutaron del espectáculo que se narra en puntas de ballet y que se presenta en las capitales del mundo, del escritor Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.

Los asistentes disfrutaron de la música en vivo a cargo de la Camerata Mazatlán que estuvo bajo la batuta del director huésped, el maestro Enrique Patrón de Rueda y la actuación del Coro Infantil que dirige la maestra Mariela Angulo.

Así como también disfrutaron de las coreografías de los bailarines integrantes de la Compañía Ballet de Mazatlán, dirigidos por la maestra Zoila Fernández.

Clarita, El Cascanueces, los arlequines, el Moro, el Mago, la Reina Ratona, los ratoncitos, y los copos de nieves, entre otros personajes, llenaron el escenario de alegría y luz, para deleite de los ahí presentes quienes disfrutaron de un espectáculo que refleja la unión, la magia y la felicidad de estas fiestas decembrinas.

Durante la obra se respiró una atmósfera de añoranza y sentimientos encontrados, pues cada una de las escenas, conjugadas con la música interpretada por la orquesta embelesaron tanto a chicos como a grandes.

Desde que se levantó el telón, el público pudo transportarse a la sala de la casa de Clarita e involucrarse en una hermosa historia de hadas, payasos, juguetes, copos de nieve, muñecas, flores y ratones al encenderse el árbol de Navidad.

Una bella escenografía y vistoso vestuario hicieron que los presentes disfrutaran de la historia, que inició con una fiesta a la cual llega el padrino de Clarita, Drosselmeyer, que tiene la reputación de ser un inventor e increíble animador y que en esta vez trae muchas muñecas y un soldado, El Cascanueces, que cautiva a Clarita, pero su hermano Fritz se lo rompe.

La celebración había terminado, los invitados se fueron a casa y Clarita se va a dormir y en sus sueños, Drosselmeyer se convierte en mago.

En sus sueños se hacía pequeña, pequeñita, del tamaño de un ratón, y veía como todos los juguetes comenzaban a cobrar vida. Entonces la Reina Ratón salió del castillo y, junto a sus soldados, parecía dirigirse hacia donde se encontraba Clarita.

Junto a ella, apareció el Cascanueces y un gran ejército, y de esta forma fue como empezó la lucha entre el ejército de los ratones y el ejército del Cascanueces.

La sala se llena de una luz brillante y de repente aparecen los ratones de la chimenea. Ahí es cuando la pequeña conoce el Reino de los Dulces, en una de las escenas más alegres de la obra, a la Reina de los Copos, y al Hada de Azúcar.

Como el combate no terminaba, Clarita tuvo una gran idea, ofreció a los ratones darles todos los dulces que sus padres le habían regalado por Navidad, que eran un montón y de los más deliciosos que se pudieran encontrar en el país. Para ella no eran muchos, pero para los ratones, que son muy pequeños, eran un auténtico festín.

Aceptando la propuesta de Clarita, el Cascanueces y los ratones pudieron firmar por fin la paz, y el hechizo que mantenía al príncipe siendo un Cascanueces se deshizo, volviendo a ser un hermoso y valiente príncipe.