Emerge el canto latinoamericano en la voz de María Inés Ochoa
Con canciones que dibujan plásticamente el dolor de las clases sociales desfavorecidas, como Sol redondo, de Carlos Gutiérrez Cruz, y Jacinto Cenobio, de Francisco Madrigal; pero también con temas que divisan la luminosidad de un futuro más promisorio (si se lucha por él), como Cristo de Palacagüina, del nicaragüense Carlos Mejía Godoy, la cantante María Inés Ochoa se sumó a la cartelera del vigésimo sexto Festival Internacional Universitario de la Cultura.
Bajo el nombre de ‘Cancionero popular latinoamericano’, la hija de la inolvidable Amparo Ochoa y quien se ha ganado los escenarios y los aplausos por méritos propios, ofreció un repertorio con pinceladas de lo que hace 60 años se conocía como Canto Nuevo o Canción de Protesta, en donde se inscribieron Jugar a la vida, de Enrique Ballesté, Como la cigarra, de la argentina María Elena Walsh, y Las simples cosas, de César Isella, aunque esta última de registro más reciente.
Con arreglos particulares y estilo personal, quien también ha sido reconocida como La Rumorosa incluyó el tema icono del grupo Los Caifanes: Antes de que nos olvides, de Saúl Hernández, mediante el cual hizo sentir su temperamento y la férrea creencia de que hay que abrir caminos o ‘rasgar el aire’ para no representar un número más en las frías estadísticas tradicionales del país.
Arropada con la guitarra de Manuel Tanamachi, uno de sus músicos de cabecera en su primera etapa como cantante, que tuvo lugar en Culiacán; y por Édgar Depraect, otro maestro de la guitarra que ha hecho lucir a otras voces, como a la desaparecida Itzel Navidad, María Inés Ochoa se sintió como en casa. Pues cómo no:
El concierto fue grabado en el Teatro Pablo de Villavicencio del Instituto Sinaloense de Cultura, hecho originalmente para la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal, en el marco del programa Contigo en la Distancia.
Desde luego que no faltaron temas de raigambre popular mexicano, como una magnífica interpretación de Cucurrucucú paloma, de Tomás Méndez, con un in crescendo tras la guitarra de Édgar Depraect, hasta caer en el ritmo de huapango y con en ello en toda la fuerza de esta pieza que tanta fama le diera la sinaloense Lola Beltrán.
Aunque no está inscrita en el género ranchero, pero sí en el campo de las letras nacionales con humor del bueno, la Rumorosa cantó la canción A qué le tiras cuando sueñas mexicano, del emblemático Chava Flores, que alegró a los internautas que siguieron la transmisión por Facebook Live, cuenta manejada por la Coordinación General de Extensión de la Cultura de la UAS.
Imposible no escuchar El barzón (Miguel Muñiz) en su voz -como imposible era no oírlo en la voz de Amparo Ochoa-, ramillete final que se engrandeció con el corrido La Entalladita, de Pepe Albarrán, que cuenta la historia de una muchachita que se quería liberar; y como cierre definitivo, la sabrosa Flor de capomo, cuyo inicio fue interpretado en lengua yaqui.