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"Mazatlán"

"El Octavo Día: En Paz con Amado Nervo"

"Columna semanal"
EL OCTAVO DÍA

Hace exactamente 151 años nació un poeta que marcó nuestra cultura para siempre.

Su nombre, que suena a un seudónimo -como los muy nefastos de hoy, en donde los hijos se quitan el primer apellido si no es muy elegante- en realidad el que le habían dado al nacer, tras la decisión de su padre de simplificar su verdadero apellido: Ruiz de Nervo. Él mismo bromeó alguna vez sobre la influencia en su éxito de un nombre tan adecuado para un poeta.

Amado Nervo logró una trascendencia continental y un coro de reconocimiento que pocos otros poetas de su tiempo lograron. Rubén Darío y Leopoldo Lugones, son los otros poetas que podríamos también llamar internacionalistas: Darío fue un trotamundos y Leopoldo Lugones fue un hombre de mundo que vivió mucho tiempo en París.

La suerte, estrella o mérito de Amado Nervo es que logró que algunos de sus poemas fueran aceptados en todo el ámbito de la lengua española. Solo él fue admirado en España, en vida.

A la fecha los peninsulares han sido un poco reacios a aceptar el modernismo, porque lo veían demasiado influido por el francés, la lengua de la ciencia y el poder político, y entonces, como hoy lo es el inglés.

Francia aún no superaba la invasión napoleónica de 1810. Y no era para menos, porque además de la humillación de tener como rey a Pepe Botella, hermano de Napoleón Bonaparte, se dieron los terribles fusilamientos del 3 de mayo inmortalizados por el pincel de Goya y como consecuencia de esa invasión, el imperio español perdió todas sus colonias, menos Cuba, Filipinas y Puerto Rico.

Sí, los españoles de principios del siglo XX tenían un rencor similar al que tenemos nosotros los gringos por la pérdida del antiguo Texas y demás territorios que nuestros gobernantes consideraban demasiado inhóspitos y desérticos para conservarlos.

Aunque algunos poetas modernistas han visto en envejecer su obra, ya que su lenguaje florido estaba lleno de palabras apantallantes y arcaicas como “rosicler”, “Neblí” u“oriflama”, la poesía de Nervo sigue siendo transparente y accesible, y amable para todos los que se acerquen a su verso y sentido.

“En paz”, es el más famoso poema del escritor mexicano Amado Nervo, una de las principales figuras del modernismo hispanoamericano. Fue publicado en 1916 en el libro Elevación. Estamos ante una construcción verbal que celebra la vida, su gratitud y reconocimiento a la existencia.

Por la crítica es considerado un poema de reflexión existencial, místico, pues Nervo, además de impecable poeta de tema amoroso, lo fue también de la vida y de un personal conflicto religioso. No olvidemos que fue por un tiempo seminarista.

El poema “En paz”, se encuentra recogido en el libro Elevación, publicado en 1916. Fue escrito el 20 de marzo de 1915, en los últimos años de vida del poeta. Más que por cronología, por su confección y sentido es considerado un poema de madurez, epitafio perfecto de la vida del poeta.

Los versos son de arte mayor, es decir, de más de ocho sílabas, de 13 y 14 en nuestro caso. El poema está compuesto en rima consonante.

Es curioso que, aunque Amado Nervo es considerado uno de los autores más importantes del modernismo hispanoamericano, en este poema hay cierto distanciamiento de la estética modernista, ya presente en las últimas obras del poeta, caracterizadas por un lenguaje depurado y preciso, sin tanta elaboración preciosista, orientado a la sencillez a un tono más personal y sin la influencia francesa de su tiempo. Un poema moderno que puede leerse el día de hoy como si fuera escrito en esta misma mañana.

Algún día el canon de literatura global aceptará al modernismo latinoamericano como un gran movimiento de renovación de la literatura mundial. Lamentablemente lo siguen viendo como una prolongación traducida del simbolismo y el parnasianismo francés, pero en habla inglesa no hubo nadie como ellos y solamente Edgar Allan Poe como poeta puede tener puntos de contacto con los escritores que han sido mencionados.

Amado Nervo es grande por si mismo. Puede seguir su estatura poética en paz.

 

POEMA: En paz, de Amado Nervo

 

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,

porque nunca me diste ni esperanza fallida,

ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

mas no me prometiste tan sólo noches buenas;

y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!