Hay que observar y aprender de la historia actual y proteger a tus hijos para no repetirla ¿Venezuela está saliendo de donde México quiere entrar?
No hay quien aguante
No hay demagogia, ni balas, ni abuso de poder, ni ejército, ni control policial, que detenga el hambre contenida, la dolorosa miseria, la falta de libertad, la opresión gubernamental, ni el dolor de vivir separados de la familia al huir a otros países.
Lo vimos en los astilleros en el Báltico Polaco cuando Lech Walesa lideró la sacudida de la bota rusa con su sindicato Solidaridad que encendió las ansias de libertad del Este de Europa.
Lo vimos en 1989 cuando los berlineses hartos de vivir divididos derribaron el muro abriendo el paso a la libertad y a la prosperidad occidental.
Lo vimos en 1991 cuando la ciudadanía rusa se subió pacíficamente a los tanques sacudiéndose el largo y extenuante yugo comunista que perduró por la KGB y el férreo control ciudadano.
Y lo estamos presenciando ahora en vivo en Venezuela, el dictador Maduro tiene sus días contados.
El germen del mal.
La condición humana está hecha para buscar la felicidad y sentirse bien, soporta el sufrimiento y el dolor cuando le encuentra sentido, pero cuando ve que los políticos que les prometieron una vida mejor y justicia se dan la gran vida hambreando al pueblo entonces las cosas cambian.
Llega un momento en que el estómago vacío se rebela y les pierde el miedo uniéndose para derrocarlos animados por un líder local y el apoyo internacional. Sorprende más que la generación que nació con el chavismo inunde las calles y sus incondicionales se les unan.
El comunismo, el socialismo y ahora el populismo, contienen en sí mismo las simientes de su propio fracaso. No puede prosperar un sistema que propicia el odio de clases ni la división entre las familias, que mata a sus adversarios, que ataca el espíritu emprendedor, que desea controlarlo todo: las leyes, las cámaras, a los gobernadores, modificar la constitución para tener más control y perpetuarse, las instituciones autónomas que dan legalidad, que ataca al poder judicial para poner a su gente y convertirse en una dictadura “legitima” como la que pretende Maduro, sostenida con sus generales comprados.
No puede prosperar un sistema que propicia la corrupción y la impunidad que se asocia con los narcos a cambio de dejarlos extorsionar en sus territorios; que no respeta los tratados comerciales.
México al igual que Venezuela, Colombia y Brasil en diferentes modos, está haciendo un caldo de cultivo que nos conduce al autoritarismo y finalmente a la dictadura como sucedió gradualmente en Venezuela. Todo régimen socialista es en realidad una férrea dictadura.
Lo peor es que los mismos ciudadanos lo permitieron dejándose engañar favoreciendo al régimen por las dádivas de hambre sin reaccionar a tiempo. Sus continuas protestas masivas no han sido suficientes, ahora el cambio será violento si el ejército no se les une. El poder no se comparte: se gana o se pierde.
La pobreza lo facilita
La pobreza es intencional “los pobres son los primeros en apoyarnos, de ellos obtenemos los votos”. Esto explica las falsas promesas de mejorar los precios de los granos, de no apoyar la pesca, la polarización del presupuesto gastando demasiado en enormes proyectos no rentables aduciendo que tienen “beneficios sociales”.
No hay presupuesto que aguante gastar más de lo que se ingresa. Va contra el sentido común y la sana economía.
Las crecientes dádivas sociales implican endeudarse más y eso agrava la carencia de medicinas, de servicios básicos, la inflación y el gasto gubernamental porque se deben pagar altos intereses y se deja de gastar en lo urgente.
El populismo es un sistema que hace crecer la deuda externa e interna del gobierno para comprar lealtades a base de dádivas y de pensiones con un fin: mantenerse en el poder. Ese dinero bien recibido es prestado y viene de los contribuyentes, pero se lo come la inflación. La pobreza creció 4 millones con la 4T (Coneval).
Argentina quebró, acabó con sus arcas dando dádivas para comprar votos que les sostuvieron por 2 décadas con una terrible inflación actual.
Romper el dique estancado.
La política debe generar riqueza y prosperidad con libertad, reglas claras, certidumbre y respeto a la ley para fomentar y atraer la necesaria inversión y la oferta de bienes, servicios y tecnologías.
La cuestión es no caer en un ciclo de mediocridad ciudadana difícil de romper como le sucede a Cuba y a Nicaragua, Venezuela está rompiendo los diques que la indiferencia y estulticia ciudadana le permitieron al chavismo permanecer ya 25 años. La “solución” no es huir, empeora el problema y lo complica a otros países.
El dolor venezolano.
Venezuela significa dolor, sufrimiento y frustración. Por no resolver su propio gobierno, la escasez, el hambre por los raquíticos salarios y su altísima inflación, el dolor de no vivir con sus hijos o hermanos exiliados, el no poder regresar ya a casa, vivir sometidos por una dictadura, enfrentar a los delincuentes que usa el gobierno para reprimirlos y más cosas.
Parte del ejército se rebela, un guardia lloró al ver a su madre protestando en la calle, eso cala.
¿Y los mexicanos se dan cuenta?
Repetimos el mismo modelo diseñado por venezolanos y cubanos que lleva a una dictadura socialista. Las dictaduras requieren legitimarse, Maduro “se sometió” al instituto electoral y a la corte suprema controlados por él.
Por eso quieren controlar el poder judicial, lograr el 75% de las cámaras, cambiar la constitución y legitimar el fraude electoral.
El socialismo requiere 2 condiciones: de ingenuos que lo permitan y del largo plazo para destruir lo logrado.