‘Dos generaciones’, Armando Piña y Eduardo Martínez se presentan en el TAP
Es un talento inusitado venido de Baja California Sur, la belleza de la voz de el barítono Eduardo Martínez conmovió al público que asistió al Teatro Ángela Peralta la noche del sábado para disfrutar del concierto Dos generaciones: barítonos en concierto en el que participó junto a Armando Piña, quienes fueron acompañados al piano por Miguel Brito y al violonchelo por Luis Corrales.
La voz del barítono bajacaliforniano, oriundo de Los Cabos, fue descubierta a los 14 años por el cantante mazatleco Armando Piña, que le dio clases en su ciudad natal, hizo audición para el Taller de ópera de Culiacán y fue aceptado, sin derecho a beca, a los 16 años.
Gracias a su talento consiguió clases con Javier Camarena y Plácido Domingo y en plena pandemia, su familia le ayudó a comprar un pasaje para viajar a Italia y participar en el Concurso Ottavio Ziino de Roma.
El cantante reconoce que se inscribió en el concurso para tener su primera experiencia en un concurso en el extranjero. Se trajo a México tres galardones: Premio de la crítica, Premio para la voz emergente y una beca para estudiar con una cantante de ligas mayores el próximo verano.
“Nunca esperé ganar, ni siquiera creí que llegaría a la final, cuando vi la lista y vi mi nombre me sorprendí, ya con eso me sentía ganador, imagínense cuál fue mi sorpresa cuando anunciaron que era ganador de tres premios”.
El concierto
Eduardo compartió el escenario con su maestro Armando Piña, quienes se enfocaron en un repertorio operístico que permitió revelarle al público porteño el gran talento del joven cantante y confirmar las tablas de Armando Piña, el oficio que tiene en su larga trayectoria como cantante de ópera.
El barítono bajacaliforniano sedujo al auditorio cuando interpretó O vin dissipe la tristesse de la Ópera Hamlet, el cantante entrelazó las frases de una manera orgánica, creando la ilusión de un continuo, sin fragmentar aparentemente las frases y oraciones con respiros, esa capacidad invaluable que tiene este cantante le otorga a las obras que canta un dramatismo que hace tremular la emoción de quien lo escucha.
Su enorme musicalidad le permitió imprimir a cada frase cadencias y matices que enriquecieron su interpretación en la que ofrece una oración al vino, para olvidar sus reflexiones sobre lo arduo que es la existencia.
Regresó con Ingrato cuore que cantó a dúo con Armando Piña, igual que Funi culi funi cula y Oh sole mio que le permitieron al auditorio darse cuenta de su enorme musicalidad, capacidad de transmitir emociones, potencia y claridad al interpretar ópera.
Por su parte, Armando Piña ofreció Si puo de la Ópera Payasos, de Leoncavallo; Toreador de la Ópera Carmen de Bizet; Ulima canzon de Tosti.
El cantante porteño interpretó la letra de la entrañable canción tema de la película Cinema Paradiso de Ennio Morricone, Parla piu piano de Nino Rota, de la película El Padrino y la emotiva La rosa y el sauce de Gustavino.
El público agradeció el profesionalismo de los cantantes y los músicos, la equilibrada escenografía e iluminación que vistió con dignidad una velada que quedará en la memoria, porque una gran promesa de la ópera, de la que se espera que circule en los grandes foros del mundo, fue descubierta por los mazatlecos.