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Cierran actividades del primer semestre del año

Disfrutan la zarzuela con el Coro de la Ópera de Sinaloa

La agrupación del ISIC se presentó en el Centro Centenario bajo la dirección del barítono Marco Antonio Rodríguez

El Coro de la Ópera de Sinaloa cerró su ciclo de actividades del primer semestre de este año con el programa Zarzueleando, una selección de las mejores canciones y piezas corales de las más destacadas zarzuelas de todos los tiempos.

En el patio del Centro Sinaloa de las Artes Centenario, se presentó la agrupación dirigida por el maestro Marco Antonio Rodríguez, quien además cantó una pieza y acompañó al piano junto con la maestra Lilia Valdespino.

El concierto tuvo partes teatralizadas para darle un hilo conductor, en un trabajo de escena a cargo de la maestra Marcela Beltrán, con los 42 cantantes vestidos a la española.

El programa abrió con la pieza Confesión (de la zarzuela Don Gil de Alcalá, de Manuel Penella) en las voces de Ricardo Ponce y Cristian Urzúa, para continuar con En un país de fábula (de La tabernera del puerto, de Pablo Sorozábal) interpretada bellamente por la soprano Yuri Salazar Rivas, a lo cual siguió el alegre Coro de niñeras (de la zarzuela Agua, Azucarillos y aguardiente, de Federico Chueca).

Luego, la famosa Habanera (de Don Gil de Alcalá, de M. Penella) en las voces de Priscila Sotomayor y Victoria Guzmán, y el coro cantando la Ensalada Madrileña (de Don Manolito, de P. Sorozábal), y el famoso zapateado La Tarántula (de La tempranica, de G. Giménez), cantada por Belén Elisama Valenzuela.

Siguió algo de la zarzuela Luisa Fernanda, con la pieza De este apacible rincón de Madrid, de Federico Moreno Torroba, cantada por Pedro Pablo Camacho como solista, y luego el Coro de repatriados (de Gigantes y Cabezudos, de F. Caballero) cantada por el coro entero, sobre españoles que vuelven de hacer la América.

Y una más, No puede ser (de La tabernera del puerto, de P. Sorozábal) en la voz del tenor Iván Valdez, para luego entrar Sofía Zavala Meza con la pieza Me llaman la primorosa (de El barbero de Sevilla, de G. Giménez), y la hermosísima y evocativa Mazurca de las sombrillas (de Luisa Fernanda, de Moreno Torroba) cantada por el coro entero.

Ya para cerrar, cantaron el Chotís de El Pichi (de Las Leandras, de Francisco Alonso, cantada por Belén Elisama Valenzuela; el Coro de los románticos (de Doña Francisquita, de Amadeo Vives) por todo el coro y sin duda la más aplaudida, la célebre Torero quiero ser (de la zarzuela El Gato Montés, de Manuel Penella) cantada por Yuri Salazar Rivas e Iván Valdez.

Concluyeron con el Coro de vareadores (de la zarzuela Luisa Fernanda) con la participación como solista del maestro Marco A. Badillo Rodríguez, que además de dirigir el coro es un excelente barítono, para cerrar fuerte todos juntos con las graciosas Seguidillas, de La verbena de la Paloma, de Tomás Breton.