Descubren alumnos de la primaria Ruperto L. Paliza un mundo fantástico en Casa Achoy
“¡Me he convertido en un dragón! Pero no lanzo fuego porque soy uno diferente”, “Mi monstruo no asusta, más bien no deja de comer su alimento mágico”, “el bigote de mi caballo es morado, ¡me fascina! Porque es único”, eran las voces de Íker, Carlos y Diana, que mientras se adentraban al mundo fantástico de los títeres, se fascinaban también al elaborar sus personajes hechos sólo con un calcetín usado, trozos de estambre y mucha paciencia e imaginación.
Ellos eran parte del primer grupo que llegó desde muy temprano, a una casa muy particular, la cual fuera habitada en su momento por una gran maestra sinaloense, la Casa Achoy, y venían cargados de una gran curiosidad sin imaginar lo que dentro de ésta descubrirían.
Eran los alumnos de quinto grado que en tropel habían salido desde su escuela primaria Ruperto L. Paliza, comandados por su maestro para ser recibidos a las puertas de esta antigua casona por los responsables de las visitas guiadas, los maestros Carmen Meza e Israel Samaniego, para dar inicio a esta nueva actividad después de una larga ausencia causada por la pandemia.
Su primer contacto consistió en un recorrido completo por las instalaciones, siendo de gran aprendizaje para los niños, ya que a través de la narración de los guías, ellos conocieron parte importante de la historia que guarda hoy en día esta casona antigua.
Una vez instalados participaron gustosos en los talleres de: lectura radiofónica, material de reúso, música y danza, donde primero se mostraron tímidos, pues a casi dos años de la pandemia, es la primera vez que realizan una visita diferente fuera de su escuela.
Vaqueros en la luna, monstruos amigables, fantasmas regordetes, princesas sin castillos, dinosaurios, caballos que hablan, dragones que son científicos, decenas de personajes que toman vida a través de los cuentos locos que desarrollan los alumnos, incentivados con la creación de un títere.
“¿Le tienes miedo a mi monstruo?”, preguntan muy emocionados al ver su creación, “¿verdad que me quedó muy bonito?”, pero ese es solo un primer paso que los incita a recorrer el mundo de la literatura, la escritura y desarrollar diversas habilidades artísticas. Tan avocados estaban en su arte, que hasta tiempo de ponerle nombre se dieron: “Le pondré Joaquín”, murmuraban entre risas, “¡como el director de Casa Achoy!”.
El Centro Cultural del Magisterio Sinaloense, Agustina Achoy Guzmán, “Casa Achoy”, es el punto de encuentro donde a través de las visitas guiadas que son una estrategia didáctica que permite vincular y enriquecer lo aprendido en el aula-taller con el entorno del sector productivo, lo cual posibilita a los alumnos a desarrollar habilidades cognitivas relacionadas con el conocimiento, la observación, relación, identificación, análisis, reflexión y comunicación.
Sin darse cuenta, sus personajes interactuaban en la creación de sus propias historias y donde su voz quedó plasmada en las grabaciones que ellos mismos realizaron.
“¡Qué bonita se oye mi voz!”, mencionaban al experimentar las nuevas formas en las que la radio pueda reconectarse con niñas y niños como oyentes y lectores.
Las dudas de quién fue la profesora Agustina Achoy Guzmán, el legado que dejó en este Centro Cultural del Magisterio Sinaloense
Desde que llegan los alumnos a Centro Cultural del Magisterio Sinaloense, Agustina Achoy Guzmán, Casa Achoy, ¿Por qué donó la casa? ¿Qué es Casa Achoy? Fueron disipadas, y hoy estos pequeños que a través del juego aprendieron parte de la historia de este recinto cultural, así como de otras actividades.