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Ópera

Comparten una locura de amor en elíxir

El tenor Carlos Velázquez y la soprano Mariana Ruvalcaba protagonizan la historia; participaron integrantes de la Camerata Mazatlán y el Coro Ángela Peralta

Una auténtica y verdadera locura de amor se presentó en el Teatro Ángela Peralta, en donde la linda “Adina” conquistó el corazón del noble “Nemorino”, en lo que fue la ópera-concierto con la escena “Elíxir de amor”, de Gaetano Donizetti.

El tenor Carlos Alberto Velázquez, en el papel de “Nemorino”; la soprano Mariana Ruvalcaba que interpretó a “Adina”; Daniel Gallegos como “Belcore”; Rodrigo Urrutia quien encarnó al merolico “Doctor Dulcamara” y la Soprano panameña Susan Samudio en el rol de “Gianetta”, dirigidos por Rodrigo Caravantes, dieron vida a una hilarante versión del clásico de Gaetano Donizetti, unas de las grandes joyas de la ópera cómica del Siglo 19.

Grandes ventanales, dos bancas, y un grupo de pacientes esquizofrénicos y sus médicos, quienes portaron desgastantes vestimentas simulando su encierro en una clínica psiquiátrica y un maquillaje depresivo alusivo al trastorno de salud mental crónico elaborado por Axiel Díaz, hicieron que el público asistente estuviera muy atento al desenvolvimiento de la historia.

Esta puesta de ópera, una de las más encantadoras del repertorio mundial, englobó a una Camerata Mazatlán, que dirigida por el maestro Sergio Freeman, de manera virtuosa supo envolver con sus melodías a la dramática historia que se desarrolló.

Así como también las voces de los integrantes del Coro Ángela Peralta dirigido por la maestra María Murillo y Sergio Castellanos, quienes impregnaron la “sazón” del manicomio de emociones presentadas sobre el escenario.

Las melodías sencillas y vibrantes, lo jocoso de las actuaciones y el cuidado en cada interpretación vocal fue lo que se pudo apreciar en las peripecias de amor del taimado “Nemorino” y la temperamental “Adina”.

Las cargas emocionales de melancolía, alegría, tristeza, esperanza y triunfo ante el amor fueron tan sólo algunas de las emociones que se transmitieron a los ahí presentes los artistas en escena.

La propuesta artística toma como eje central el amor y la libertad, expone temas como la desigualdad social y la discriminación, y aplica la inclusión de personas con diversas discapacidades, por ello además del solista principal, Carlos Alberto Velázquez, que es ciego, en el Coro participan Isaac González que es autista y Lupita Orduño que tiene debilidad visual.

Más de 100 artistas entre músicos, cantantes, bailarines y creativos, recrearon la vieja historia del amor de un enamorado de una bella y tierna joven.

La ópera

La puesta en escena muestra a un ingenuo y depresivo “Nemorino” enamorado de una hermosa “Adina” que lo trata con indiferencia, desesperado el joven se acerca al “Doctor Dulcamara”, un charlatán, vendedor de milagros quien le ofrece un “elixir”, en realidad cerveza, envasada como las llamadas “Ballenas” en Sinaloa, con la promesa de que le asegurará el amor de “Adina” y de todas las mujeres.

Para dar celos a “Nemorino”, “Adina” anuncia su matrimonio con el jefe de camilleros del hospital, el arrogante y vanidoso, “Belcore”. “Nemorino” pretende acelerar los efectos del brebaje mágico bebiéndolo todo sin remordimientos. Repentinamente, se ve rodeado de todas las jóvenes, incluidas “Giannetta” y “Adina”.

“Nemorino” aparece solo, triste y pensando en una lágrima que él vio en los ojos de “Adina” cuando él la ignoró antes debido al efecto del elixir, canta la hermosa romanza para tenor “Una Furtiva lágrima”, una de las cinco arias más célebres de la ópera mundial.

La historia continua, aparece “Adina” para cantar “Tómalo te he liberado” aria en la que Mariana Ruvalcaba hace gala de las variaciones vocales que posee para ganarse a pulso el aplauso del público. Al final el amor sincero triunfa y llegan los aplausos de la audiencia ante una ópera que integró las divertidas elocuencias de los cantantes al estilo sinaloense cómo lo son las frases, ¡Fierro pariente! y ¡Te vas a quedar con las ganas chiquitita!

Algunos créditos

El diseño de la escenografía fue de Robertha Coronado que ha trabajado en montajes de danza, teatro y ópera en los recintos más importantes del país como el Palacio de Bellas Artes, Auditorio Nacional, Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) e instituciones como la Compañía Nacional de Ópera.

El diseño de iluminación fue de Agustín Martínez; maquillaje de Axiel Díaz, coreografía de Mónica Armas y producción ejecutiva de Patricia Pérez.