Cerquita de Pedro Infante, recuerdan sus canciones en Mazatlán
Cerquita de Pedro Infante se sintieron los cientos de personas que llenaron el restringido aforo del Teatro Ángela Peralta, la simpatía y la bella voz del tenor navolatense José Manuel Chu, el don de gente y el profesionalismo de Enrique Patrón de Rueda y el equilibrio sonoro de la Orquesta del Teatro Ángela Peralta sedujeron al público.
Pedro Infante nació por accidente en Mazatlán, su madre vivía en El Rosario y la noche de su nacimiento se encontraba por casualidad en el puerto, fue criado en el mineral y en Guamúchil, pero su acta de nacimiento dice que vio la primera luz en Mazatlán y la Perla del Pacífico lo celebra como uno de sus hijos predilectos.
El Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán trajo desde la Ciudad de México a la hija de ídolo, Lupita Infante Torrentera, para que estuviera presente en el homenaje que le ofrecieron a su padre, desde el escenario, antes de iniciar el programa musical agradeció la asistencia de numeroso público que se congregó.
Para consolidar la experiencia de estar una noche con el popular cantante de la década de los 50 del Siglo pasado, en el ciclorama del foro se proyectaron fotografías y fragmentos de las películas en las que las canciones narraban parte de la trama de los argumentos.
La mirada coqueta, la sonrisa pícara y la sonrisa a flor de labios del famoso sinaloense siempre estuvo presente durante el concierto.
Fue una noche cargada de nostalgia, romanticismo y alegría, cada canción generó una de estas emocionales, la noche de concierto abrió oídos con el Vals Alejandra del sinaloense Enrique Mora.
La simpatía de José Manuel Chu enriquecíó la interpretación de cada una de las canciones. De Consuelo Velázquez se escucho Corazón, de Manuel Esperón la romántica Mía que todavía arranca suspiros entre los escuchas.
Uno de los clímax del concierto fue cuando el tenor y la soprano Laura Leyva interpretaron a dueto Contigo en la distancia, el arreglo le permitió a la cantante instalarse en elevados notas que hicieron cimbrar a los asistentes.
Di que no, de Rubén Fuentes enamoró los oídos. La primera parte cerró con el segundo himno mexicano El huapango de Moncayo que le permitió a la orquesta mostrar su capacidad de incursionar en la música de concierto, encendiendo el espíritu nacionalista de los espectadores.
La segunda parte del programa se inclinó por las canciones cargadas de humor y acordes alegres que tan bien interpretaba Pedro Infante: Nana Pancha, Carta a Eufemia, El mil amores, Parece que va a llover.
La empatía que Enrique Patrón establece con el público, lo lleva a fluir en una comunicación que va de ida y vuelta del escenario hacia las butacas, la espontaneidad define a esa relación en la que el director habla con el público, lo dirige y los espectadores se sienten parte del espectáculo en esa fresca y sincera relación que se da in situ cada vez que el director de orquesta mazatleco se para en un foro.
Cuando Manuel Chu interpretó Amorcito corazón, uno de los temas inolvidables de la película Nosotros los pobres, desde el podio, el director de orquesta dirigió el famoso silbido que el personaje de La Chorreada emite en cada estrofa de la icónica canción.
Por supuesto que se interpretaron los temas de la película A toda máquina, Qué te ha dado esa mujer y miembros del ballet folclórico actuaron algunas de las canciones.
La belleza de la soprano Rebeca de Rueda adornó con su presencia el escenario, en donde interpretó a dueto un par de canciones con el tenor.
El paseo sonoro y visual duró dos horas y el emocionado recorrido exploró el territorio emotivo que generó con sus interpretaciones Pedro Infante, alrededor de 21 canciones fueron disfrutadas gracias a la conjunción de profesionales porteños de la música.