Celebra la Banda Sinfónica Juvenil el Día de la Música
Una Gala integrada por seis piezas que son estrenos nacionales, nunca tocadas en México, ofreció la Banda Sinfónica Juvenil del Estado y así celebró el Día Internacional de la Música.
En un concierto que tuvo como escenario el Teatro Lince de la Universidad Autónoma de Occidente, bajo la dirección del maestro Baltazar Hernández Cano, cientos de jóvenes disfrutaron de la música en vivo, algunos de manera presencial y otros a distancia, pues se transmitió a través de la página Facebook Antena Lince UADEO y en otros medios de comunicación de esa institución.
El programa abrió con la obertura teatral para alientos ¡Arriba El Telón!, de Alfred Reed (Estados Unidos, 1921-2005) un solo movimiento en seis secciones: La fanfarria de apertura, Dos pasos brillantes, Balada romántica, Novedad de zapatos suaves, Producción latina y Final de Jazz /rock.
Le siguió Concertante, para piano y banda, en la que lució con su talento como solista la joven pianista Lucía Angelita Gámez Burgueño, en una pieza de la autoría del norteamericano Warren Barker (1923-2006), quien compuso para musicales, series de televisión y para bandas.
Otra más fue la Suite Del Renacimiento opus 39A, de Franco Cesarini (Suiza. 1961), quien usa cuatro temas de autores desconocidos del siglo 16, para construir esta pieza y adaptarlas al colorido de la banda moderna. Los temas en que se basó son: Pavana Vive Henri IV, Jig de Kemp, Canario y Bransle de Chevaux.
Bellísima entre todas, de tono épico, La Ruta del Cid (1982), de David Rivas Domínguez (España. 1980) un poema sinfónico basado en la leyenda de Rodrigo Díaz de Vivar, y que recrea pasajes de la historia del Cid Campeador conforme las cuenta el Romancero: El inicio de una leyenda, El deber de un guerrero, luchar por su señor, Nostalgia. Jimena en su corazón y Fiesta final. El Cid llega a Valencia, en las cuales, además de la música, se conjugan algunos pasajes en verso.
Continuó con Pinocho, de Alex Poelman (Holanda. 1981), quien se basa en el cuento de Carlo Collodi y las aventuras del títere que se convierte en un niño de verdad, y se integra con los pasajes Creando a Pinocho, El amor de Geppetto, Fuera de la escuela, El zorro y el gato, Asesinos, El hada azul, Buscando a Geppetto, El ombligo del tiburón, El escape, Llevando a Geppetto a su casa y Un niño real.
Cerró con una pieza del autor holandés Jacob de Haan (1959), titulada El santo y la ciudad, inspirada en parte en la melodía del himno Laudate Dominum para recrear una vieja leyenda de un dragón que asolaba la ciudad de Zwolle, en Holanda, hasta que el arcángel Miguel, personificado como un joven caballero, salva a la ciudad al enfrentar a la bestia.