Cautiva el romanticismo de ‘La bella durmiente’ a mazatlecos
La puesta en escena “La bella durmiente”, uno de los ballets más icónicos del mundo con música de Tchaikovsky, inspirado en el famoso cuento de hadas de Charles Perrault, fue presentado en el Teatro Ángela Peralta.
La magna producción del Instituto de Cultura de Mazatlán y que formó parte de la Temporada Primavera 2024, agotó las localidades.
Alumnos de la Compañía Ballet de Mazatlán y de la Escuela Municipal de Ballet Clásico dirigidos por la maestra Zoila Fernández, representó un alto desafío para el elenco y demostró una vez más, que tanto en los sueños como en el amor no hay imposibles, que no hay mal que dure 100 años y que el bien, es el mejor antídoto contra el mal.
“La bella durmiente” es una producción de alta manufactura con el sello de calidad característico de Cultura; la puesta clásica fue bajo la dirección de Fernández; vestuario de Elisa Espinosa; escenografía de Víctor Carrizales y utilería de Héctor Zambrano.
La mágica iluminación demostró que en este mundo dominado por la tecnología y la inteligencia artificial, los cuentos de hadas, castillos y bosques encantados siguen presentes en el gusto del público y los hechizos ceden ante el amor y el romanticismo.
En la puesta participaron alrededor de 97 bailarines, que dieron vida a la romántica historia que fluyó al compás de la riqueza melódica de la obra en la que Tchaikovsky (1890), deja ver su especial fascinación por la literatura y la fantasía y cuya interpretación musical corre a cargo de la Camerata Mazatlán bajo la batuta del maestro Sergio Freeman.
La música de estilo barroco se sitúa en la época del Rey Luis XIV, e integra vals y polonesa; la obra musical se distingue por los matices hechos a través de notas que a lo largo de la historia permiten ubicar los momentos en que impera el bien y el mal representados por el Hada Lila (Estephany Martínez Hurtado ) y el Hada Carabosse (Manuel Hernández Suárez).
En el montaje hay un prólogo y resulta un agasajo visual y auditivo la escena donde el Rey (Éric Carrillo Salas) y la Reina (Luz Alicia Bacasehua) celebran el bautizo de su hija, la Princesa Aurora.
Aurora, el personaje principal fue interpretado en ambas funciones por Pamela Aguirre Talavera y Sandra Fernández, quienes cautivan por su desempeño escénico y dominio técnico al sostenerse en puntas sin perder el estilo frágil y elegante que exige este duro papel.
En el acto del bautizo seis hadas regalan virtudes a la recién nacida, el Hada Lila es la más virtuosa, pero antes de que pueda dar su regalo, la malvada Hada Carabosse (Manuel Hernández Suárez), por sus gestos y movimientos resultó una malvada perfecta, aparece en escena y furiosa porque no fue invitada al bautizo, hechiza a la pequeña Princesa.
Como en el cuento, Aurora crecerá y al cumplir 15 años se pinchará el dedo con el uso de una rueca y morirá. El hada Lila interviene y aunque no puede deshacer la maldición, la modifica, permitiendo que el uso provoque un apacible sueño a la princesa en lugar de la muerte, pasados 100 años el hechizo se romperá cuando Aurora reciba el primer beso de amor.
En esta puesta en escena el Príncipe Desireé (Carlos Claramunt y Óscar Treto) despierta a la Princesa Aurora con un beso: el hechizo se rompe y Carabosse es finalmente vencida. Ambos bailarines sorprenden al público con la elevación de sus saltos y giros en perfecto equilibrio.
Aurora y Desireé unen su vida en matrimonio y durante la boda aparecen personajes de los cuentos de hadas que realizan danzas clásicas, como el Gato con Botas (Gean Lee Panchi) realizando un pas de deux con una coqueta Gata (Judy Christina Jolibois Velázquez, quien con esta presentación se gradúa de la carrera de nivel técnico medio de la Escuela Municipal de Ballet ); Caperucita Roja (Camila Loaiza Mendoza) y el Lobo (Carlos Cervantes Trejo), El Pájaro Azul (Juan Carlos Santiago) y la Reina (Regina Paola Valencia Ayala – graduada del nivel técnico medio en la EMBC).
Todos los bailarines interpretan con dulzura y a la vez con fuerza y pulcritud a los personajes que en conjunto regalan magia y ofrecen una actuación memorable.
No podían faltar el Adagio de las Rosas y la Polonesa en donde toda la corte baila y culminan haciendo una reverencia a los felices. De principio a fin, los bailarines de la Compañía Ballet de Mazatlán y alumnos de la EMBC protagonizaron un espectáculo sorprendente y lleno de energía que no dejó duda de su alta capacidad técnica e interpretativa en el mundo de la danza clásica.