Aplauden la obra teatral ‘¡Ay, amor, ya no me quieras tanto!’ en Culiacán
Una pieza en la que el maltrato a la mujer y el abandono son patentes, la obra teatral “¡Ay amor, ya no me quieras tanto!”, de Lucero Millán, se presentó la noche de este lunes como parte del Festival Cultural Sinaloa 2022 “Lo Nuestro”, por el grupo Teatro Justo Rufino Garay, de Nicaragua.
La pieza, que no estuvo exenta de dosis de humor y de ternura, relata un viaje entren en el que coinciden Josefina, una ama de casa que va huyendo de un hogar desolado, y Armenio, un agente viajero que busca su perdida dignidad, quienes empiezan a convivir y a compartir sus recuerdos, sus afectos, sus vidas, las cuales empiezan a revelarse tras cada parada del tren, entre cortinillas musicales en la penumbra, entre ellas la que da título al montaje.
Así es como el público se fue adentrando a sus vidas, en los vericuetos familiares, en los detalles sobre sus seres queridos, y finalmente en el de la mujer que sufre el maltrato y los desaires del macho que tiene por marido y del hijo que ve a su madre ser golpeada por el padre y se trauma al no poder hacer nada para impedirlo.
El montaje, en el que actúan Lucero Millán y René Medina Chávez (ella originaria de Culiacán, pero radicada en Nicaragua desde 1978, y de regreso gracias a este Festival que busca resaltar "Lo Nuestro"), fue aplaudido por el público que llenó el Teatro Socorro Astol y que siguió la narración por alrededor de hora y media.
La obra que presentó en Mazatlán, tiene pendiente una tercera función este jueves 20 de octubre en el Auditorio 27 de Febrero, de Guamúchil.
Esta pieza es codirigida y actuada por Lucero Millán y René Medina Chávez, y se ha presentado en la Ciudad de México en Lima, Perú; Panamá, Costa Rica, España, Argentina y Honduras.
Lucero Millán es una mujer de teatro nacida en Culiacán quien estudió teatro en la Escuela de Arte José Limón del ISIC y desde 1978 radica en Nicaragua.
La compañía se funda en 1979 en el seno del Sistema Sandinista de Televisión Nicaragüense, bajo la dirección de Lucero Millán y Enrique Polo.
El objetivo era preparar actores profesionales para producir los primeros programas de ficción nicaragüense, hasta que cinco años después decidieron dedicarse a la actividad teatral.