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"Álvaro Blancarte y la generosidad como una forma de arte"

"Artífice de una de las carreras más sólidas en la plástica mexicana, Blancarte fue fundador de la carrera de Artes y Oficios de la Universidad Autónoma de Sinaloa y dirigió un taller de formación de artistas durante 17 años en Tijuana, Baja California"

Ariel Noriega

Formador de artistas plásticos durante décadas, promotor de eventos, exposiciones, talleres, escuelas y viajes, el artista plástico Álvaro Blancarte ha hecho de su generosidad una forma de arte.

Elegido para recibir el homenaje anual de Norarte, la plataforma de Noroeste para presentar los nuevos valores del arte plástico sinaloense, Blancarte lo primero que solicita para regresar a su tierra es tener la oportunidad de charlar con los jóvenes artistas de Mazatlán.

Artífice de una de las carreras más sólidas en la plástica mexicana, Blancarte fue fundador de la carrera de Artes y Oficios de la Universidad Autónoma de Sinaloa y dirigió un taller de formación de artistas durante 17 años en Tijuana, Baja California.

Con exposiciones por todo el mundo, dueños de una de las carreras más largas y productivas en la plástica mexicana, Blancarte transitó del mundo figurativo al abstracto, un trabajo único y sellado con su propio estilo, el de un artista capaz de conmover a través de sus instalaciones creadas con los materiales que le regala el mundo.

Después de 84 años de triunfar en museos de todo el planeta, Blancarte asegura que no ha olvidado su tierra.

“Yo siempre he estado pendiente de lo que pasa en el arte en Sinaloa”, asegura el artista.

Y para probarlo respondió feliz a la invitación de Norarte que le permitirá saludar a su vieja Sinaloa.

 

Tijuanero

El 12 de enero de 1986, Blancarte se instaló en Tecate, Baja California, persiguiendo los recuerdos de niño que lo llevaron a una ciudad fresca que lo ponía a salvo de los calorones de verano de Sinaloa.

Iba huyendo del terremoto de la Ciudad de México y buscando un pedacito de tierra fresco.

“Mis abuelos y mi tío están enterrados aquí en Tecate, y yo de chico venía aquí de vacaciones, porque era prieto fino, me hacía mucho el calor de Culiacán, y mi padre me mandaba en un avión a Mexicali donde me recibían mis abuelos. Fue en 1946, Tecate era un paraíso no había ni pasada (frontera)”, recuerda Álvaro Blancarte.

En Tecate tenía parientes y se instaló en el Rancho Ibañez, una propiedad ubicada en la salida de la ciudad, rumbo a Tijuana.

Apenas dos años después, la Universidad Autónoma de Baja California abrió una extensión en Tecate y lo invitó a fundar la carrera de Artes Plásticas, iniciando un productivo periodo de formación de artistas.

En Tecate, Blancarte alcanzó su cota más alta como artista matérico, incorporando la tierra misma a sus creaciones y absorbiendo la historia y la geografía en su obra.

Sus cuadros abstractos comienzan a llenarse de “materia”, de metales, tierras y objetos rescatados de los desiertos de la península, que hará suyos, mientras la región le corresponde convirtiéndolo en uno de los personajes más emblemáticos de ese país que contiene a Tijuana, San Diego, Tecate, Mexicali y Ensenada.

“La abstracción más importante que he hecho en mi vida la hice aquí en Baja California. No sé si es el paisaje bajacaliforniano, el desierto, los paisajes grises, pero con un gran color interior, eso me lo dio Baja California”.

Blancarte fundó su taller, ya casi legendario, en un enorme espacio en las faldas del Cerro La Panocha, del que tomó el nombre para ganarse la simpatía de todos los que consiguen llegar hasta el recinto que alberga parte de su obra.

 

Matérico

Antes que “abstracto” o que cualquier otra etiqueta, Blancarte se define como un “artista matérico”, aquel que usa cualquier tipo de material a su alcance y lo incorpora a su obra.

“La abstracción es como la música, hay música que describe y hay música que abstrae, la música clásica, el jazz, hay música que pinta paisajes, que pinta situaciones. Se trata de llegar a la pureza, a lo más difícil que es el arte, hacer algo que no existe, buscar cosas que no existían y hacerlas tuyas, eso es la abstracción para mí”.

Los colores ocres, oscuros, de tierra, de piedra, de metales sirven de base para temas transfronterizos, de denuncia, literarios, paisajes terrosos y líquidos y metálicos, Blancarte se asoma a un universo polifórmico o a la nada, pero de todos sus experimentos surge victorioso, capaz de mostrarse al mundo.

Su obra la recorre un hilo de sabiduría artística forjado en el tiempo, por su taller pasan los curadores de museos del mundo, eligen entre una montaña de trabajos, como si se asomaran a un océano y fueran incapaces de elegir su maravilla preferida.

En el arte matérico el protagonista es el material usado, saliendo de la superficie donde forma parte del cuadro o del mural, como si la obra se estuviera asomando al mundo, en tercera dimensión, capaz de mirar a los que la observan.

Hasta para hablar de influencias en su obra, Blancarte despliega una sencillez abrumadora, al reconocer que nadie nace con los conocimientos y las habilidades.

“Más que influencias hay que recordar que todos somos hijos de padres conocidos, si otros no hubieran caminado antes que yo, yo no sabría caminar”.

Su trabajo está lleno de música, de literatura, de otras artes, de otros autores que le han regalado un poco de cada uno.

 

Impulsor de artistas

Y como si fuera necesario, Blancarte, además de gran artista ha encontrado la satisfacción de la generosidad, la de transmitir lo que ha recogido alrededor del mundo, como un cazador de técnicas que se dispone a repartir el botín cuando regresa a casa.

Salió muy joven de su Culiacán original y se desplazó por Europa, escudriñando los orígenes del arte humano y mientras recogía pepitas de oro en forma de conocimiento, en el camino fue transformándose y aprendiendo de otros, entendiendo que servir es el acto mayor del ser humano.

Sus talleres para jóvenes se han convertido en verdaderas fábricas de talento, el más conocido ha sido el taller de

Sus talleres para jóvenes se han convertido en verdaderas fábricas de talento, el más conocido es el taller de Artes Plásticas del Cecut, que mantuvo abierto más de una década.

“En Tijuana tuve un taller en el Centro Cultural Tijuana por 17 años, ahí se formó toda la plástica contemporánea tijuanera. Para satisfacción mía, de mis talleres han surgido los grandes artistas conceptuales y contemporáneos que están pegando duro en el mundo, por eso es tan fuerte la voz tijuanera en el arte”.

La ciudad de Tijuana es el epicentro de la región donde se mueve el arte de Blancarte, de ella ha tomado el impulso necesario para inyectar vitalidad y color a sus sueños.

“Tijuana es toda una energía, es toda una búsqueda, es toda una temática para hacer y decir cosas, eso es Tijuana. Es un laboratorio de ideas. Tijuana es una ciudad moderna, un laboratorio de ideas. Tú llegas con una idea, en cualquier área, y procuras cosas, y lo logras”.

En 1971, el joven artista viajó a Europa gracias a la Universidad Autónoma de Sinaloa, ahí quedaría impresionado por el abstraccionismo español, ahí comenzó a abandonar lo figurativo y regresó para crear una sólida carrera artística que hoy lo trae de vuelta a su tierra, para mostrar un poco de lo que ha aprendido por el mundo.

 

NORART

Exposición plástica organizada por Noroeste y Gran Plaza Mazatlán

Artista homenajeado: Álvaro Blancarte

Inauguración:

Viernes 19 de octubre

19:00 horas

Muro de expresión de la Gran Plaza Mazatlán