Olga Patricia empezaba a superar un matrimonio violento, pero su ex pareja la asesinó
ESCUINAPA._ Olga Patricia decidió salir de un ciclo de violencia marital, como lo prometió a su familia, cuando sus hijos tuvieran más edad.
Había transcurrido un año desde que emprendió su camino sola con sus hijos, trabajando como siempre, recuperándose en su autoestima, tomando las riendas de su vida.
Estaba feliz después de tener un matrimonio de 20 años en el que la historia de amor no fue tal y en el que como mujer vivía una situación difícil entre cuatro paredes, aún cuando su sonrisa denotara lo contrario.
“Ella decidió hace un año separarse, nos había dicho que cuando sus hijos crecieran y así fue, pero él (ex esposo) empezó a amenazarla y el sábado justamente acordamos que iríamos hoy (lunes) a interponer una denuncia... no alcanzamos”, lamenta su hermana Alma Flores.
Olga Patricia sufría un acoso constante, dice, que se intensificó cuando se encontraba más recuperada y empoderada emocionalmente. Ella pensó que las amenazas no llegarían a más, por eso decidió esperar.
El sábado 19 de agosto, su ex esposo había acudido a la casa de su mamá a pedirle perdón de rodillas por su comportamiento, buscando que la señora aprobará su petición y lograr con eso que Olga Patricia regresara a su lado.
Pero la decisión estaba tomada, ella lo vio y salió de casa para irse a buscar cena junto a su hermano Luis Antonio; no pensaba volver a donde no había sido feliz, señala Alma.
“Ese sábado estábamos los tres (Olga Patricia, Luis Antonio y ella); Olga y yo nos salimos de la casa a la banqueta para organizar el cumpleaños de Toño, que es el 31 de agosto, era una sorpresa, pero salió con nosotros y ya nos quedamos platicando nada más”, explica.
De pronto vieron venir por la calle al hombre armado, quien lejos de su posición sumisa de unas horas antes, se portaba agresivo y con palabras altisonantes.
Olga Patricia intentó calmarlo, no demostrarle miedo, incluso quiso quitarle el arma, pero recibió un disparo.
“Sabía que mi hermana había muerto cuando se tomó el pecho, pero luego quiso dispararme a mí, yo traía a mi niño en brazos, el arma se entrampó y fue cuando mi hermano voltea a verme y siento que hizo que se fuera tras él, para que yo corriera. Me salvó porque corrí pidiendo ayuda mientras lo seguía a él”, relata Alma.
Aunque quisiera hablar de las bondades de sus hermanos, lo maravillosos que eran como padres y como hijos, Alma continúa narrando la crónica de esa noche que se convirtió en una pesadilla para su familia y que dejó a su madre sin dos de sus siete hijos, cuatro de los cuales viven en Escuinapa.
El agresor, apunta, se acercó a su madre mientras esta tomaba un palo, solo para hacerle cuestionamientos sin sentido. Después se fue con rumbo desconocido, dejando el dolor en casa y los dos hijos que procreó con Olga Patricia.
Horas después supieron que había muerto, dice Alma, por lo que quedaron en el aire decenas de preguntas y en sus mentes los “hubiera”, la sonrisa de Olga Patricia en su mente y la alegría de Luis Antonio mientras bailaba en las reuniones familiares.
Olga Patricia era trabajadora de una estética, hace seis años decidió estudiar para estilista, después de años de haber dejado trunca la carrera de trabajadora social; Luis Antonio trabajaba en la construcción y ambos tenían planes, metas, pensaban en sus hijos, en la forma de sacarlos adelante.
Ella quería ver a sus hijos culminar la preparatoria y la universidad, con su trabajo, con su esfuerzo, dejando de lado esa vida de “comodidad” que tuvieron de niños y por la que decidió continuar en un matrimonio que era difícil.
Luis Antonio y Olga Patricia, que eran tan unidos a Alma, se fueron juntos, y ahora ella, quien también pudo ser víctima de la tragedia, no sabe cómo volverá a tener una vida normal.
“Cuando mi hermana empezó a ir al gimnasio conmigo, me lo agradeció y yo le decía eres hermosa, estás preciosa. Ella me dijo ‘gracias por ayudarme’, estaba recuperada en su autoestima, queriendo hacer muchas cosas y estaba feliz”, recuerda.
Los restos de Olga Patricia y su hermano Luis Antonio fueron entregados por la Fiscalía General de Justicia este lunes por la madrugada y están siendo velados en su domicilio en la colonia Pueblo Nuevo.