La calle de las jaibas en Escuinapa se niega a morir, aunque se traigan desde Nayarit
ESCUINAPA._ La calle de las jaibas, como se conoce a una parte de la avenida de la Juventud, ha dejado la algarabía natural de las vendedoras que ofrecían su producto, porque éste disminuyó en su totalidad en el último año.
De 9 vendedoras que beneficiaban a cuatro familias cada una, solo quedan dos a veces tres o cuatro, pero la falta de jaibas ha hecho que muchas hayan decidido pausar su actividad, pues para tener el crustáceo, tienen que ir a buscarlo a Nayarit.

“Son dos años que se ha estado batallando... metían chinchorros y estos estuvieron matando la producción, se traían jaibas pequeñas que ya no se regresaban, en diciembre batallamos más, es cuando más se vende”, expresó Paloma García.
Ella junto a doña Isabel Rojas Raygoza son las vendedoras que se mantienen de manera constante en la venta, pero para poder ofrecer el producto se van a Nayarit, hay que pagar gasolina y otros gastos de traslado.

Lo que no ocurría antes, pues en la zona que también viven pescadores, ellos se encargaban de la captura de jaiba para llevárselas a vender y lo que se traía de otros lugares era mínimo.
Esto cambió el año pasado, pues prácticamente toda la jaiba que se ofreció era de Nayarit, de esa zona costera; se espera de que este año pudiera recuperarse el sistema estuarino y tener otra vez producto.

Las vendedoras indicaron que en diciembre pasado la temporada fue buena en ventas; en el caso de Paloma hasta una tonelada de jaiba vendía por semana.
“Antes éramos 9 las vendedoras... quedamos 5 porque ya no hubo producto para otras personas, los mismos pescadores nos vendían aquí, por eso la calle de las jaibas, ojalá la próxima temporada ya estemos todas las jaiberas”, expresó.

Las jaibas no se dejan de buscar, ellas tienen que encontrar la manera de tener el producto y lo han hecho desde Nayarit, aunque el costo sea mayor para ofrecer. Algo que también piden mucho es la pulpa de jaiba principalmente en Semana Santa y esta sí tiene un precio mayor a lo que se daba cuando el producto era local, de 250 pesos paso hasta 300 pesos o más.
Las vendedoras esperan que el estero se recupere pronto, para que la calle vuelva a tener esa algarabía y el grito de ‘pásele a las jaibas’, por el bien no solo de ellas, sino de decenas de familia que viven de esta actividad que para localmente en mayo.