Familias de Escuinapa cumplen con el ritual y se mudan a las playas de Las Cabras
ESCUINAPA. Este viernes es el primer día oficial de las Fiestas del Mar de las Cabras y aunque algunas familias se instalaron desde el martes, decenas de personas siguen llegando.
Es la fiesta para los que algunos escuinapenses que viven fuera “guardan” sus vacaciones, es la fiesta que no solo los hace volver a casa sino a reencontrarse con amigos.
”Ya viene mi hijo en camino, trae a su familia y a amigos, dos veces nos vemos, diciembre y las playas”, señala Lupita Rojas, quien espera a su hijo que radica en Ciudad de México.
Es el día del paso constante de tractores y también en que las quejas son frecuentes, los costos se incrementaron, el estacionamiento es caro, no hay ni permiso para entrar a dejar sus cosas, pero el enfado dura poco, se resume en una exclamación ¡Son playas!
Los tractores de comunidades cercanas ofrecen sus servicios para “mudar” a las familias que traen colchones, abanicos, refrigeradores, cartones, cazuelas, estufas y todo lo que una casa requiere para instalarse en la enramada.
Algunos “playeros” han encontrado por poner doble planta a su enramada, con madera, el costo puede llegar a los 6 mil pesos pero ¡Son playas!.
Todo el año se ahorra para venir a este encuentro, para volver a ver al vecino de cuatro días, para compartir el pozo de agua, el paté de camarón, el ceviche de camarón o sierra, el pozole, la carne asada, los tamales barbones y hasta las bebidas ambarinas.
El escenario en el centro de la playa está listo para recibir a grupos musicales, algunos desconocidos pero es la fiesta en que esos artistas complacen sin costo de entrada, es libre decidir si se acude o no, las familias con enramadas ubicadas alrededor no se quejan del alto sonido o que la fiesta termine hasta las 7 de la mañana, como ha ocurrido las dos últimas ediciones siendo Max Peraza el cantante de cierre, no importa que dormir o quedar tirado en la arena ¡Son playas!
Son las playas de Las Cabras el escenario en el que las familias despiertan viendo el mar mientras toninas saltan entre las olas y ellos disfrutan de un café con tamales de camarón fritos y en el que ven caer el sol, mientras comen un taco de carne asada, comparten anécdotas, mientras entre las palmas de las enramadas, está la fotografía de aquellos que ya no están físicamente.