El atole, gorditas y bollitos es una tradición en el mercado Miguel Hidalgo, en Escuinapa
ESCUINAPA._ La mañana es fría pero la camaradería que por años se ha ubicado en un espacio de la zona gastronómica del mercado Miguel Hidalgo es evidente.
Forma parte del paisaje visual que dejó Felicitas González cuando muchos años atrás empezó con la venta de atole, gorditas y bollitos y que hoy suma tés de canela con guayaba y hoja santa; es un puesto que cambió con la pandemia Covid-19, relata su bisnieto, Bernardo Valdez López.
“Es la olla de la ‘brujería’, para eso la tenemos”, dice riéndose Bernardo mientras sirve en un vaso el té de canela que ha hervido unos momentos antes entre las ollas de atole.
Aunque heredó el “puesto” hace 13 años, este negocio no le es ajeno pues creció con él, viendo cómo preparaban la masa para los bollitos, el atole de pinole, las gorditas.
Como las mañanas iniciaban en casa antes que en otros hogares, cuando su bisabuela vivía la llegada al mercado era entre las 2:00 o 3:00 de la mañana para vender el atole a los jóvenes que salían de los bailes.
Eso fue cambiando con el tiempo, hoy es despertarse a las 4:00 de la mañana y estar más tardar 5:30 en el mercado, listos para atender a las personas.
Con la pandemia por Covid-19 le tocó darle un plus al negocio, indica; la gente buscaba tés, esos que señalaban ayudan con problemas respiratorios, sus clientes se los solicitaban y entonces decidió hacerlos.
“Bajó la venta de atole y quedó el té... hasta la ollita se llevaron prestada una vez y no me la han regresado”, relata mientras vuelve a reírse de esos momentos.
El té de canela con guayaba hoja santa se volvió una solicitud constante, más cuando los casos Covid-19 aumentan, es buscado más afanosamente, aunque se lo tomen con bollos o gorditas, explica.
Además, también ofrece té de micle o de canela solamente para bajar el azúcar que la ingesta de un atole les dejó a los clientes, indica, ese es el plus que a diferencia de su bisabuela ofrece, un puesto de atole tradicional con tés, lo que puede ser acompañado siempre con bollitos y gorditas.
Valdez López manifiesta que mientras le sigan pidiendo el atole, los bollos, las gorditas y los tés continuara ofreciéndole, su puesto se abre todo el año, aunque la venta de atole es mayor de noviembre a febrero, cuando el frío se siente más.