Desde Villa Unión, Pablo Carreño ofrece palomitas y ponteduros en Escuinapa
ESCUINAPA. _ Quedarse dormido en el camión en el que se trasladaba a vender sus churros y ponteduros, hizo que Pablo Carreño Siqueiros llegará hasta Escuinapa.
Sus ventas primero las hacía caminando, después en bicicleta y hace un par de años ya utiliza una motocicleta y ha expandido su negocio para beneficiar a otras familias, pues le sumó obleas, rosas eternas y cacahuates a lo que oferta, señala.
“Mi llegada fue por el ‘Morro’, era operador de camiones, que cubría la ruta Mazatlán- Acaponeta, yo venía de Villa Unión a Rosario a vender palomitas y ponteduros, pero me quedé dormido...la dormida en el autobús es el causante de que ande dando ‘guerra’ en Escuinapa”, expresa.
Antes de las palomitas y ponteduros, Pablo se dedicaba a trabajar en el jornal del campo, en Villa Unión, un día pensó en que tenía que hacer otro trabajo y su opción fueron las ventas, empezó a comprar palomitas y ponteduros para vender.

Después de un tiempo, su mamá y hermana aprendieron a elaborar las dos cosas, para ese tiempo ya había salido de Villa Unión a Rosario a ofrecer sus productos.
En un día de esos, que se venía temprano, fue cuando se quedó dormido en el camión, el ‘Morro’ que era un operador de autobuses escuinapenses, le dijo que tendría éxito en las ventas, que lo intentara, de no lograr vender, él le daría el raite de regreso a Villa Unión
“No conocía Escuinapa, en un rato vendí todo, Escuinapa tiene mucho movimiento, todo está junto, salida a los ranchos, mercado, presidencia, Iglesia, es un buen mercado, Rosario también, pero todo está más alejado”, explica.
Y ahí hace casi 3 lustros empezó su historia en el municipio, viniendo siempre desde Villa Unión por las mañanas y yéndose en la tarde noche, recorriendo ahora no solo el centro sino varias colonias, primero en su bicicleta a la que solo colocaba una palanca con un palo, ahora con una motocicleta.
Pablo ha aprendido de todo, pero sobre todo de la solidaridad que deben tener entre negocios para poder salir adelante todos, pues hay días malos para las ventas por ello necesitan apoyarse.
Así, ya con una motocicleta, le sumó a sus ventas el cacahuate de Cacalotán, Rosario, quien le entrega es un productor que es invidente, luego están las obleas tradicionales de Escuinapa, es otra familia la que le entrega y luego las rosas ‘eternas’ una flor hecha de listón, que las hace una paisana de la sindicatura de Villa Unión.
Esa rosa se coloca sobre un corazón de ‘ponteduro’ que son las palomitas enmieladas en forma de corazón, muy vendidas en febrero, se colocan envueltas en papel celofán y se le suma la rosa, que será parte del sustento de esa familia, también indica.
“Como está el negocio tan malo tenemos que apoyarnos entre todos”, explica.
Para todos los trabajos, Pablo está seguro que la esencia para que todo marche bien es el amor, salir a trabajar a ofrecer algo convencidos de la bondad que tienen en que la gente lo compre, en eso está la fortaleza.
“Todos los trabajos son nobles, cuando los hace uno con amor, tienes que agarrar el trabajo con amor, la esencia de todo es el amor, si no le echas ganas a lo que haces difícilmente sales adelante”, expresa.
Al municipio llega todos los días a las 10:30 de la mañana, en la tarde se está yendo casi a las 19:30 horas, es padre de 8 hijos, el más pequeño tiene 7, el aliciente de salir adelante también lo espera todos los días en casa.