Daniel, el socorrista que enfrentó a la pandemia de Covid-19 con furia y miedo
ESCUINAPA._ Incertidumbre, miedo, pero también la sensibilidad más despierta, es como ha vivido Daniel Uriel Navarro Romero, socorrista de la Cruz Roja en el municipio, este primer año de pandemia por Covid-19.
Daniel, quien entró hace 2 años como socorrista a la Cruz Roja, no esperó jamás que le tocaría vivir una pandemia de manera tan cercana una pandemia que lo hizo ver lo mejor y lo peor de la humanidad.
Con 25 años de edad, tiene Licenciatura en Enfermería
El Covid-19 lo vivieron en la Cruz Roja tan de cerca, tan cansado y tan doloroso, que sabían que no podían flaquear, pues se convirtieron en muchos casos en la fortaleza para quienes vivían la enfermedad.
“Vivimos muchas cosas, difíciles, en algunos casos vimos cómo algunos adultos mayores fueron aislados, de tal manera que ni la familia estaba cerca, iban y los dejaban a alguna casa (de ellos mismos), de ahí los sacábamos cuando estaban mal, complicados”, recuerda.
Cruz Roja fue la institución de auxilio que más traslados Covid-19 hizo a hospitales de otro nivel, buscando salvar la vida de quienes tenían la enfermedad.
En su caso, fueron más de 40 casos, de los 85 que se tenían en los meses álgidos de la pandemia.
Prácticamente era quien siempre estaba listo para participar en los traslados, aunque eso significara al principio tener miedo, de enfermar a su familia, a su mamá, hermana.
Tenía que llegar de los traslados y bañarse con agua con cloro o con alguna sustancia que pudiera evitar que el virus llegara a sus hogares, a veces era llegar a casa y encontrar la ropa y agua lista para tener una sanitización antes de llegar a casa.
“Cuando llegó el primer caso para trasladar, la mayor parte de la base (operativa de Cruz Roja) tenía miedo, no se puede describir lo que sentíamos, porque no era solo que sentíamos, sino la probabilidad de enfermar a nuestras familias”, señala.
Como personal de salud tuvieron que enfrentar además la controversia de un pueblo que tenía miedo, ese miedo los llevó a abandonar a seres queridos, a quienes no podían atender por el temor de enfermarse.
Fue un año difícil, porque muchos de esos traslados eran con pacientes en estado de salud grave, a quienes no volvieron a ver o que después sabían que habían fallecido.
No solo eran adultos mayores, eran personas de edad mediana, el Covid-19 no respetó familias ni edades adultas, fue algo que vino a cambiarles todo, manifestó.
Solo verlos con el traje especial para prevención de Covid-19 fue en algún momento signo de desesperanza para algunos pacientes, cuando iban por ellos al Hospital General para hacer los estudios de tórax.
Sin embargo, siempre intentó hacerles sentir confianza, hablarles sobre temas diversos, que no sintieran una atención fría, sino de esperanza, de que todo estaría bien, eso fue la satisfacción.
En muchas ocasiones los socorristas de la Cruz Roja se convirtieron en las últimas personas con las que los enfermos tuvieron contacto con el exterior, explica.
Otros regresaron a casa, vencieron al virus y eso para ellos como personal de emergencia, ha sido hasta el momento la mejor recompensa.
Hoy lo que esperan es que la gente tenga más conciencia y no volver a estar usando el traje Covid-19 diario para el traslado de un enfermo, su esperanza es que esto pronto termine.