Con 50 pesos que le dio su padre, hace más de 60 años, María del Carmen inició su negocio en Rosario
EL ROSARIO._ 63 años han transcurrido desde que María del Carmen Barrón Burgueño se inició en el comercio al interior del mercado municipal, pero afirma que fue posible con 50 pesos que su papá le otorgó en aquel momento al sacrificar una cabeza de ganado para adquirir mercancía.
Recordó que con tan sólo 15 años sintió la inquietud de ser religiosa, y al expresarle a su padre, Félix Barrón, el deseo en su hogar ubicado en Angarilla, éste le propuso vender una vaca para que buscara suerte en el comercio.
Aunque la negativa de su padre no fue rotunda a que siguiera el camino de consagrada, le puso una única condición que esperara a que cumpliera los 18 años.
“Que entonces me podía ir de religiosa, menos no”, dijo.
“Yo voy a vender una vaca hija, lo que me den de una vaca te lo voy a regalar”, le dijo su padre.
Y llegó a la casa, pues lo puso en la mesa.
“Aquí está hija lo que me dieron por la vaca, 50 pesos con esto vas a iniciar, si tú aprovechas estos 50 pesos bien, y si no, pues nimodo”, recordó como si escuchara a su padre.
Acto seguido, compartió, que se fue en compañía de una tía a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, para comprar productos de mercería en primer lugar, y con un mostrador de metro y medio de madera de cedro que le regaló su padre abrió su primer local en el Mercado Municipal Miguel Hidalgo.
“Tenía un mostrador chiquito que mi padre me compró y con ese mostrador me dio mucha suerte...Él tenía mucha fé en mí y en Dios en que iba a salir adelante y salí adelante gracias a Dios”.
Producto de su trabajo, refirió que en un periodo de 20 años pudo adquirir dos locales más pasando de ofrecer mercería, bonetería, para sumar ropa y accesorios.
Ante este nuevo panorama, refirió que descubrió una nueva vocación en el comercio pero no desapareció el gusto por las cosas de Dios.
“Pues del momento que ya me gustó el comercio, ya me quité de eso (ser religiosa) para seguir con el negocio, pero yo siempre he trabajado para las cosas de Dios, porque me gusta mucho. Y pues aquí estoy dándole gracias a Dios de que me ha ayudado y he podido salir adelante por eso no me pesa servir a las cosas del templo”, expuso.
La vena del comercio, expuso, venía de su tía Herminia Barrón, hermana de su padre, quien tenía un negocio en el vecino estado Tepic.
Relató que luego de 12 años con su emprendimiento conoció a su esposo, con el cual ya cumplió sus bodas de oro y formó una familia al lado de sus hijos Humberto y Carolina.
Entre las satisfacciones que ha dejado este oficio, es el lograr convertir a sus dos hijos en maestros, aunque esto ha significado que no les guste el comercio, por lo que sostuvo que trabajará hasta que la fuerzas y Dios se lo permitan.
Destacó que otro logro es conseguir la confianza de sus proveedores, quien hasta el día de hoy le han dado la confianza de otorgarle la mercancía a crédito, hecho que la ha hecho fuerte en los momentos de dificultad.
En seis décadas, reconoció, le ha tocado vivir varios traspiés como fue el pasar de comprar mucho con poco dinero a en la actualidad con la misma cantidad traer mucho menos, o la disminución de las ventas por la llegada de grandes tiendas, entre otras cosas.
“Muchas gracias a Dios y bendiciones para cualquier persona que inicie en un negocio porque sí se batalla para iniciar un negocio, pero con la ayuda de Dios sí se puede”, concluyó.