Carlos Renato agradece su consagración sacerdotal con vestido a Nuestra Señora del Rosario
EL ROSARIO._ Como aquel niño que fascinado vivía la tradicional fiesta de Nuestra Señora del Rosario al pie del presbiterio, devoción que lo llevó a seguir el llamado a la vida consagrada, Carlos Renato Durán Rendón regresó ordenado sacerdote a recoger la palabra empeñada antes de ingresar al seminario Diocesano de Culiacán.
Recordó que fue en el año 2005, al ingresar al seminario, cuando se registró en el libro de donadores del vestido, y fue el pasado mes de mayo cuando le notificaron que era su turno, al cumplir 12 años de su ordenación sacerdotal.
“Pues (le pedí) que me ayudara a perseverar y que me ayudara a ser un sacerdote santo que siempre cumpliera la voluntad de su hijo y ella me asistiera, me acompañara siempre”, precisó fue la plegaria realizada al momento de anotarse.
Argumentó que siempre ha visto la presencia de María en su caminar al ser originario de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, formarse en el Seminario de la Inmaculada Concepción de María en Culiacán, fue envíado como Diácono a la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en Pericos, Mocorito.
Reconoció además que siempre ha existido ese anhelo de participar de cerca en la fiesta patronal de su tierra.
“Ese día le pedí al padre Filemón que si podía anotarme ahí para regalar el vestido, como una promesa sobre todo porque soy hijo de aquí y mi vocación nació aquí; entonces hoy se cumplió ese plazo y no solamente yo, sino mi familia, mis hermanos, mis tíos”, dijo.
Sobre el buscar responder su vocación en Culiacán, dijo que fue al tener como modelo a su tío, el Padre Melitón Durán.
Recordó que fue a los 35 años que solicitó su ingreso como seminarista, tras terminar la carrera de Contador Público y que ejerció principalmente para cumplir el deseo de construirle una casa a sus padres junto a sus cuatro hermanos.
Refirió que su objetivo con este donativo, además, busca predicar a la gente que no solo es un vestido sino que el amor a la Virgen tiene que llevar a los fieles al amor de Cristo.
El presbítero mencionó que este año buscó con este atuendo darle ese tinte de pedir por la paz, por las comunidades, el estado y el país.
“Son colores tiernos que inspiren paz por lo que estamos viviendo, lo que necesitamos en estos tiempos tan violentos que se necesita anunciar el evangelio y una manera de anunciarlo pues es con esta devoción mariana”, concluyó.