Brenda y Raymund emigraron al cielo, pero su recuerdo quedará vivo en los vecinos de Teacapán
TEACAPÁN, Escuinapa._ Los años pueden concluír pero existen personas que se vuelven eternas por lo que aportan a la humanidad, así Brenda Irvin y Raymund Krueger continúan presentes en esta sindicatura.
Los dos llegaron desde el norte, como las aves que emigrando del frío buscan la comodidad y calidez de la zona sur de Sinaloa, para quedarse unos meses y en ese tiempo hacer brillar esta zona.
Brenda a quien conocían como el Ángel de los Niños Jornaleros murió en enero de 2022.
En 2021 apenas completó un mes de estar cerca de sus niños, entregando la leche, en la camioneta, que ante el sonido del claxon, salían de las cuarterías para que recibir su dotación de leche y galletas.
Ella solo estuvo unos días, luego regresó a Oregon, su salud ameritaba estar en su hogar, a mediados de enero de 2022 falleció, pero el trabajo realizado por más de 18 años estaba presente.
Brenda inició su trabajo de asistencia, una vez que salió de casa, en playa la Tambora a Teacapán, y se encontró a una familia buscando que comer, entre ellos había niños.
Era 2004, junto con la persona que lo acompañaba, pensó en hacer algo por esos niños, buscó apoyo en la comunidad de extranjeros y con sus amigos y con ellos empezó su trabajo de asistencia.
Después pudo contactar a personal del DIF Estatal y empezó a llegar a sus manos leche y galletas, todo para los niños, ahí empezó su recorrido de mañana.
A cada niño lo conocía, sabía de dónde eran, también lo que padecían, su visita de 6 meses coincidía con la presencia de jornaleros agrícolas; en invierno conseguía nebulizadores, con ello se prevenía que los niños murieran de frío, pues las cuarterías son heladas.
Aunque falleció sin ver su sueño de una guardería para niños jornaleros concluída, este año su nombre quedó inscrito en el albergue para jornaleros agrícolas.
Raymund Krueger, un músico retirado, llegó de Oregón a pasar meses en Teacapán y empezó a crear y trabajar en mejorar la comunidad que era su hogar durante 6 meses.
Raymund amaba la música, tenía claro que el arte era una manera de hacer que el mundo fuera mejor, y antes de 2008 empezó a trabajar con adolescentes, y a enseñarles a tocar diversos instrumentos.
El músico quien era acompañado por su esposa Philiphe, empezó a buscar en la comunidad artística extranjera donaciones de instrumentos que sirvieran para la orquesta ‘Pescadores de Teacapán’.
El ejemplo y el talento que comenzó a hacer destacar a los jóvenes pronto llamó la atención de la autoridad municipal, quien se sumó a los esfuerzos del extranjero para apoyarlo.
El músico y maestro Hugo Raygoza Cárdenas fue su discípulo y la persona que lo estuvo apoyándolo, y juntos lograron llevar a más niños y jóvenes a formar parte de la orquesta, la primera en Teacapán y la de la cabecera municipal la segunda.
En las presentaciones que se hacían, Raymund acompañaba a los músicos de la orquesta y tuvieron múltiples presentaciones, siempre buscando que el interés por la música creciera.
Este año Raymund vino a despedirse del mar, de sus músicos y a pedir se continuará con este legado, quería saber como quedaría todo, se sentía cansado y sabía que después de emigrar de nuevo al norte, no regresaría este invierno.
Y asi fue, murió en mayo de este año, dejando su legado en más de 100 músicos que fueron sus alumnos, muchos de los cuales siguen formando parte de orquestas o decidieron estudiar música, este año también la Orquesta de Escuinapa fue aceptada en el Sistema Nacional de Fomento a la Música, algo que alcanzó a conocer y que lo llenó de orgullo, pues lo que empezó hace más de 17 años, lo pudo ver consolidado.