Aiko y Airam emprenden sonrisas con ‘Vitolita’ y ‘Manganita’
ESCUINAPA._ Al lado de una hija emprendedora se encuentra una mamá que no sabe rendirse, prueba de ello es la joven Airam, quien en su madre Aiko Ponce encontró la forma de realizar sus sueños, pero también de generar recursos en un gusto que hoy comparten madre e hija.
Airam siempre pensaba en querer poner un negocio, manifiesta Aiko Ponce, su sueño era tener algo propio que le permitiera generar recursos y con ello poder comprar lo que en ocasiones no se podía.
No sabia exactamente que quería, pero Aiko sí lo tenía claro, solo espero que ella descubriera eso que anhelaba y echo a andar ese sueño, así nacieron ‘Vitolita’ y ‘Manganita’.
“Empecé a trabajar un día del niño, trabajaba en un negocio de snack, entonces iríamos pintadas como quisiéramos para pintar a los niños, a mí me dijeron que, si me gustaría trabajar de payasita y así nació Vitolita”, expresa Airam Ponce.
El apodo vino de su ‘tita’ Lolis indica, su abuelita la veía disfrazarse, con plumas y brillos, cuando bailaba su expresión era ‘mira la Vitola’ en memoria de una actriz del cine mexicano, Airam considera que fue esta la mejor manera de encontrar su nombre.
Pero para crearla, igual que a Airam, fue necesario que mamá Aiko también participara, ella empezó a crear la organización de la payasita, sus diálogos, sketches, el inicio del show y la despedida.
Conociendo perfectamente todo lo que era Vitolita, un día mientras pensaban en contratarla se encontraron con que saldría de vacaciones, por lo que la insistencia fue para ella, indica Aiko.
Nunca había animando nada, pero después de meditarlo aceptó el reto, buscó que el nombre no estuviera registrado, expuso sus ideas y mientras Vitolita estaba de vacaciones mamá Manganita, llegó a suplirla.
No ha sido fácil, indican, hay situaciones en las que no están de acuerdo, sobre todo cuando se trata de gastar o de portarse bien, entonces es cuando tiene que asumir el rol de mamá, señala Aiko sonriendo.
“A Vitolita no le gusta gastar, dice que para que compramos esto o aquello, a veces tengo que regañarla porque en su juego se pelea con los niños, lo difícil es estar de acuerdo en la organización, lo bonito es estar juntas”, señala Manganita (Aiko).
La payasita tiene 16 años, sabe los esfuerzos que juntas han hecho para conseguir las cosas que tienen, saben también que hay días buenos y otros no tan buenos, pero lo más importante para ambas, como payasitas o como madre e hija es que están juntas.
Lo mejor de estos años y antes de que se vaya a estudiar arquitectura es saber que se tienen y que todos los proyectos tienen la esencia de mamá y la fuerza de una hija que lucha por sus sueños.