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Memoria

A ‘El Cometa, un apasionado de Javier Solís, la muerte lo encontró en una de las calles de su Escuinapa

Óscar Tejeda era un comerciante de la suerte, con venta de boletos para sorteos, que falleció después de ser atropellado en Escuinapa

ESCUINAPA._ Apasionado de Javier Solís, sobador de huesos por convicción, comerciante de la suerte a través de boletos para sorteos y valiente de palabra, es como es recordado Óscar Tejeda conocido como “El poli” o “El Cometa”.

La partida de Óscar en un percance vial en el Centro sorprendió en la ciudad, pues era de esos personajes que parecen eternos, sin datos de algún percance en su salud, por eso se convirtió en un suceso trágico que movió a quienes lo conocieron.

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“Mi tocayo (Óscar) ‘El Poli’ o ‘El Cometa’ como era conocido, era de contar historias, era fantasioso, carrilludo, de esa carrilla pesada que a veces lo hacía enojar, pero era así ‘llevado’ con la gente”, señala su amigo Óscar Oceguera.

Óscar nació en el seno de una familia de esas antiguas, originarias del municipio, de la colonia 10 de mayo, hijo de pescador, un pescador que vio la época dorada del municipio.

En algún momento todo eso se perdió, indica, pero a él el mundo no se le cerró, en algún momento pensó en ser parte de la Marina Naval, se fue a hacer el examen y no volvió a casa.

No habló con sus amigos de esa época, aunque luego supieron que su vida estaba en Guadalajara, laborando como cobrador de pasaje, eso le permitió conocer parte del País, a través de las líneas de transporte Norte de Sonora, 3 Estrellas.

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Pero llegó el momento que regresó a la ciudad, entonces empezó a recorrer las calles haciendo mandados, después vendiendo las denominadas pizarritas, también ofreciendo sus servicios de sobador.

“Era cuestión de decirle que traías un dolor y rápido sacaba el aceite de su bolsa, te empezaba a sobar y luego te cobraba, no era tan barato, pero era su forma de ganarse la vida”, expresa.

Era ágil en la bicicleta, con la que recorría todo el día las calles, para después irse a dormir a la casa, esa casa que nadie quiso habitar después de una tragedia pero que él en sus ansias de decirles de su valentía, quiso vivir en ese lugar.

La muerte, indica Oceguera, dignifica la vida de las personas, pero no se puede descartar tampoco que “El Poli” formaba parte de esos personajes pintorescos que siempre brillan en los pueblos.

Óscar Tejeda murió después de que fuera arrollado por un tráiler en una calle del Centro, éste presuntamente circulaba en su bicicleta, cuando de un taxi un pasajero bajó del vehículo sin percatarse del ciclista, pegando sobre éste lo que lo arrojó a las llantas del camión pesado, suscitándose la tragedia.