Roethlisberger, el gigante que forjó una carrera ganadora con los Steelers, se retira

El “Big Ben” se retiró del emparrillado. El QB deja una marca profunda en los Pittsburgh Steelers con dos Super Bowl, tres campeonatos de la AFC, ocho títulos divisionales

MÉXICO._ Benjamin Todd Roethlisberger, o “Big Ben” como es conocido este gigante de 1.96 metros y 108 kilos, supo forjar una carrera de éxito de 18 años como el líder de la ofensiva de los Pittsburgh Steelers en los primeros años de un siglo dominado por The New England Patriots —un predominio marcado por casos como el Deflategate— al conquistar dos de los tres Super Bowls que jugó y colocándose en el top ten de los quarterback históricos de la NFL.

Este jueves anunció el fin de una carrera en la que completó 418 pases de TD, 5 mil 440 pases en total y 64 mil 088 yardas aéreas:

“Me retiro del futbol como un hombre verdaderamente agradecido”.

Fue el pasado 16 de enero, cuando Roethlisberger lanzó sus últimos 29 pases completos para conseguir 215 yardas y dos anotaciones en un juego contra unos superiores Kansas City chiefs, al cual muy pocos pensaron que llegaría el equipo de Pittsburgh luego de una temporada en la que lidiaron con las dificultades de echar a andar a una ofensiva —pese a las buenas noticias que implicó la llegada de Najee Harris y Pat Freiermuth— las lesiones, la competitividad del calendario regular y con uno de los grupos divisionales más complicados, en el cual se coronaron los Cincinnati Bengals, a quienes simplemente no pudieron vencer este año.

“Estoy nervioso por el futuro... espero que las nevadas me permitan volver para ser esposo y padre de tiempo completo (con sus tres hijos) y nunca, nunca, tomar un día libre; está nevando y los niños en casa tienen listo el trineo”, fue su primer deseo luego de su último partido.

Pese a los pronósticos, el “Big Ben” llevó a su equipo a los playoffs luego de lograr dos triunfos clave contra dos rivales históricos de los Acereros. Primero contra los Cleveland Browns en el Heinz Field, el último juego de Roethlisberger en casa en el cual las ovaciones lo acompañaron de principio a fin en una atmósfera que arrancó a más de una fan las lágrimas por saber el vacío que dejará su partida. Y él último, contra los Baltimore Ravens, en el M&T Bank Stadium en el que debutó a los 22 años, temporada en la que se convirtió en el primer QB de la historia en ser nombrado rookie del año luego de una marca de 15 victorias y solo 1 derrota, esta última en un juego en el que ingresó de cambio para reemplazar a Tommy Madox. Desde entonces no dejaría la titularidad durante 18 años, la mayor marca para un jugador en un mismo equipo.

“Dios me ha bendecido con la habilidad de lanzar una pelota de futbol, me ha bendecido para jugar en la mejor ciudad; Pittsburgh; con los mejores fanáticos, el mejor equipo y los mejores jugadores de futbol”, fueron las palabras con las que se despidió de la afición acerera hace unas semanas.

Desde escolar en el Findlay High School’s, en Ohio, Roethlisberger destacó por su estatura. En 1998 su posición era de receptor y desde entonces portó el número siete en el jersey en honor a su ídolo John Elway el QB leyenda de los Denver Broncos quien también ganó dos veces el Super Bowl y sólo jugó para un equipo en sus 15 años de carrera.

Luego pasó a la posición de mariscal de campo que le valió ser seleccionado en el puesto 11 de la primera ronda del draft de 2004. Con su llegada, Roethlisberger supo devolverle la gloria a un equipo que había vagado durante 21 años en la búsqueda de un Quarterback a la altura de una de las franquicias más ganadoras de la NFL, luego de que en 1983 —cuando Roethlisberger tenía apenas un año— el legendario Terry Bradshaw se retirara tras haber sido el primero en conquistar cuatro Super Bowls en un periodo de seis años (1974, 1975, 1978 y 1979). Del retiro de Bradshaw a la llegada de Roethlisberger tendrían que pasar dos décadas.

La llegada de Roethlisberger dotó de frescura a una ofensiva con dos jugadores clave: el running back Jerome Bettis, miembro del Salón de la Fama, y el wide receiver Hines Ward. La oportunidad de oro le llegó a los entonces comandados por Bill Cowher —uno de los tres coaches que han tenido los Steelers desde 1969— cuando se hicieron de su quinto Super Bowl en Detroit al vencer a los Seattle Seahawks en el Super Bowl XL. En aquella ocasión Ben se convirtió en el QB más joven en ganar el máximo trofeo con 23 años y 340 días.

Aunque con el buen desempeño en el campo de juego también vinieron los escándalos que persiguieron al egresado de la Universidad de Miami de Ohio. El mismo año en que levantó el trofeo Vince Lombardi sufrió un accidente en motocicleta en el que se fracturó la mandíbula y la nariz, al no traer casco, y el cual casi le cuesta la vida. “Fue la manera de Dios de decirme, ‘Ben, quizás debas detenerte un poco y descender un peldaño’,” dijo Roethlisberger en julio de ese año luego de participar en un torneo de golf en Lake Tahoe. “Quizás estaba dando las cosas por sentado demasiado. Antes del accidente me sentía invencible”.

Tres años después, en febrero de 2009, Roethlisberg llegaría a su segundo Super Bowl, en el Ray Jay de Tampa, en Florida, en un equipo cuya defensa fue comandada por James Harrison y el mítico Troy Polamalu. El equipo de Pittsburgh se impondría a los Arizona Cardinals 27 a 23, en un final cardiaco en el que el “Big Ben” lideró un drive de 88 yardas en los últimos 2 minutos de encuentro que culminó con el pase de anotación ganador al MVP de ese partido, el wide receiver Santonio Holmes.

Ese mismo año de su consolidación en la NFL, Roethlisberger enfrentaría el mayor escándalo de su carrera con una acusación de abuso sexual, a la que se sumaría otra en 2010 por acoso. En el primer caso, Andrea McNulty presentó una demanda civil contra el “Big Ben” acusándolo de violación en un hotel de Nevada, en caso que se resolvió fuera de los tribunales.

En el otro, una estudiante de 20 años de edad, lo acusó por acoso sexual en Milledgeville, Georgia, en un caso que fue desestimado por las autoridades al asegurar que no se habían encontrado pruebas suficientenes que ameritaran cargos contra el entonces jugador. Sin embargo, precisó en ese entonces el Fiscal del Distrito de Milledgeville Fred Bright, eso no implicaba que la autoridad fuera condescendiente con posibles malas conductas.

A causa de su comportamiento, en abril de 2010 la NFL suspendió a Roethlisberger para los primeros seis partidos de la temporada de ese año.

“He fallado igual que cualquiera. He sido adicto al alcohol. He sido adicto a la pornografía, por lo que no he sido el mejor esposo, el mejor padre, ni el mejor cristiano que puedo hacer”, dijo el “Big Ben” en junio de 2020 en una conferencia de prensa virtual al reconocer sus problemas de conducta. “Estoy tratando de ser un mejor cristiano que un atleta en el futbol. Yo me esfuerzo cada día por hacer eso. Empieza en estos momentos. No siempre es fácil. La gente no se da cuenta, se les olvida que nosotros como atletas, somos humanos, pecamos como todos. Cometemos errores. Nos volvemos adictos a ciertas cosas. Pecamos”.

Para febrero de 2011, con la sombra de los escándalos de Ben encima, los Steelers llegarían a su tercer Super Bowl en la era de Roethlisberger, el cual perderían contra los Green Bay Packers, comandados por el otro QB histórico, Aaron Rodgers por 31 a 25.

Esa fue la última ocasión en la que el “Big Ben” llegaría al gran partido. A partir de ese momento, el desempeño del QB de los Acereros estaría marcado por las lesiones, que no le impidieron en sus últimos 11 años mantener una constancia al no tener en toda su carrera una temporada perdedora.

Los números que ha forjado en el campo también lo colocan en la lista de los QB de élite: dos anillos de Super Bowl, tres campeonatos de la AFC, ocho títulos divisionales; quinto en yardas ganadas por pase en la historia de la NFL, octavo en envíos de anotación, tercero en juegos como titular, seis veces Pro Bowl, y líder de la liga en yardas por pase dos veces en su carrera, en las campañas del 2014 y 2018. Cifras que seguramente respaldaran en cinco años su ingreso al Salón de la Fama.

Esa historia como mariscal de campo de los Acereros llegó a su fin este jueves.

“El viaje ha sido emocionante, definido por relaciones y movido por el espíritu de la competencia. Pero, ha llegado el tiempo de vaciar mi casillero, colgar los zapatos, y seguir siendo todo lo que puedo ser para mi esposa e hijos”.

Con esas palabras el “Big Ben” se despidió de la afición dejando un vacío en la ofensiva de unos de los equipos históricos de la NFL, pero con una cita en la ciudad de Cantón en 2027.