Jamal Murray liquida la rebelión de los Lakers sobre la bocina
DENVER._ Los Ángeles Lakers se las prometían felices cuando dominaban por 20 puntos a diez minutos del final del tercer cuarto, su máxima ventaja sobre los Denver Nuggets en sus últimos once enfrentamientos directos, cosechada gracias a un planteamiento bronco y defensivo que les permitió acariciar la victoria sobre su auténtica bestia negra.
Cuando parecía que por fin caerían ante los angelinos, los vigentes campeones se abrazaron al genio de Nikola Jokic y la resolución de Jamal Murray para remontar y llevarse, sobre la bocina, un auténtico partidazo resuelto por 101-99 gracias al tiro ganador del base canadiense.
Con una suspensión cayendo hacia atrás, escorado en la banda derecha del ataque y por encima de la alargada sombra de Anthony Davis, Murray liquidó la rebelión de los Lakers y desató la locura en el siempre bullicioso Ball Arena, tan encendido anoche como durante ese primer alirón de hace un año en las Finales de la NBA.
El magnífico tiro fue la guinda del pastel a un intenso thriller con papel protagonista para LeBron James, que se quedó con la miel en los labios tras conseguir lo más difícil y luego fallar abierto un triple decisivo que hubiera alejado la amenaza del rival sobre la bocina. Sus 26 puntos, 8 rebotes y 12 asistencias no bastaron.
Murray se resarció con su brillante resolución de un mal encuentro en el tiro, finalizando con 20 puntos y 5 asistencias en una serie de 9 de 24 en tiros de campo y ninguna diana de tres en cinco intentos. 14 de sus 20 tantos llegaron en el último período.
La mala puntería, en gran parte, lastró el potencial de los locales hasta que Jokic, su sala de máquinas, se cargó al equipo a sus espaldas durante la feroz remontada de dos dígitos en poco más de un período.
Con 27 puntos, 20 rebotes y 10 asistencias, el astro serbio dio un recital de control del devenir del encuentro, demostrando una vez porqué merece el MVP de la liga.
Nadie puede determinar cuándo y cómo va a cambiar el color de un encuentro a ojos de todo el mundo perdido.
Al descanso, los Lakers dominaban por 44-59 (+16), pero tras firmar la máxima ventaja a los dos minutos de la reanudación, vieron cómo cambiaban las tornas y emergían de nuevo los imbatibles campeones.
A base de pico y pala, y de los triples de Michael Porter Jr., autor de 22 puntos, 9 rebotes y seis dianas clave desde la larga distancia, los Nuggets salieron de su propia tumba. Solo el alero y el pívot anotaron de tres para Denver, que se quedó en un 8 de 34 desde la larga distancia que explica sus apuros en el tramo inicial del choque. Los otros siete jugadores que se vistieron no metieron ni uno y todos lo intentaron.
Un triple de Porter, precisamente, logró el empate para Denver a 1:15 de la conclusión. D’Angelo Russell, autor de 23 puntos y 6 asistencias, y que por entonces no había metido más que triples (7-11), consiguió una bandeja decisiva a un minuto para devolver la ventaja a los visitantes.
El intercambio de golpes fue tremendo tras dos tiros libres de Murray, la respuesta de LeBron y la consiguiente respuesta del canadiense a 30 segundos. Luego llegó el falló del astro de 39 años a 16 segundos, un triple que hubiera roto el maleficio de diez derrotas seguidas de L.A. frente a Denver.
Anthony Davis, retratado en el póster de la victoria, tuvo la mejor silla a la alocada celebración de los Nuggets, que se echaron encima de Murray tras su sentencia. El pívot de los Lakers, máximo anotador del encuentro con 32 puntos a los que añadió 11 rebotes, vio como su gran encuentro se escapaba ante la genialidad y talento rebosante del equipo rival. Otro día será, pero la serie viaja a L.A. con los de púrpura y oro sin margen de maniobra tras el 2-0 en Denver.