El Barça logra épica remontada para plantarse en la final de Copa del Rey
BARCELONA._ Como ya hiciera ante el Granada en los cuartos de final, el Barcelona regaló a los aficionados otra noche épica y se clasificó para la final de su torneo fetiche, la Copa del Rey, tras remontar el 2-0 que el Sevilla llevaba de renta de la ida disputada en el Sánchez Pizjuán.
Un gol de Piqué en la última jugada del partido, después de que Ter Stegen atajara un penalti a Ocampos, llevó el encuentro a la prórroga, donde los azulgranas culminaron la remontada con un tanto de Braithwaite al inicio de la primera mitad.
Lopetegui cambió la mitad del equipo respecto al encuentro de Liga, puso juntos en punta a En-Nesiry y Luuk de Jong y se fue a buscar arriba al Barça, consciente de que sentenciar la eliminatoria pasaba por marcar en el Camp Nou.
Pero los azulgranas superaban con facilidad esta primera línea de presión, y el cuadro sevillano sufría desde el primer minuto del acoso local.
Koeman repitió el sistema con tres centrales que recuperó con éxito el pasado sábado y también el mismo once que ya le había metido dos al Sevilla en ese mismo escenario.
Y las oleadas del conjunto local se sucedieron desde el inicio. Busquets, Dembélé, Lenglet... Y de nuevo Dembélé, que se la clavó por la escuadra desde la frontal a Vaclik a los 12 minutos. El Sevilla encajaba su primer gol en toda la Copa.
El acoso y derribo del Barcelona no cesó en toda la primera mitad. Intenso, bien colocado atrás y con Pedri y Messi engrasando la sala de máquinas, siguió buscando el segundo.
Pedri remataba desviado y Acuña salvaba otra bajo palos un gol de Messi, mientras que en ataque el Sevilla apenas era capaz de inquietar a Ter Stegen, que solo tuvo que activarse en un disparo de Aleix Vidal desviado por Lenglet y un remate de cabeza de En-Nesiry que salió mordido.
El partido llegaba al descanso y el Barça se marchaba a los vestuarios sintiendo que el rival se le había escapado vivo. Lopetegui tenía que mover ficha si no quería ver como se le esfumaba la eliminatoria.
Lo hizo a los nueve de la reanudación. Aleix Vidal se lesionaba cuando quería parar una carrera de Pedri y el técnico del conjunto sevillano daba entrada a Rakitic, Navas y Rekik buscando algo más control.
El Barcelona seguía dominando, pero el Sevilla, más arropado atrás, ya no sufría como al principio y empezaba a tener un poco más el balón. Koeman decidía apostar por Griezmann para la última media hora.
Pero era Jordi Alba quien, recién entrado el delantero francés, estrellaba en el larguero un remate acrobático que hacía temblar la meta de Vaclik.
La eliminatoria podía haber dado un vuelco poco después, cuando en una contra conducida por En-Nesiry, Mingueza hacía penalti a Ocampos. El propio Ocampos lanzaba la pena máxima, pero Ter Stegen le adivinaba la intención en el 73.
El Barça, que se había visto fuera, volvía a la carga en busca de la final, y lo hizo con todo el último cuarto de hora. En el epílogo del partido, Messi sacaba un córner. El balón llegaba a Griezmann, después de un despeje de la defensa visitante, y el francés centraba al corazón del área para que Piqué cabeceara en escorzo para hacer el 2-0. El central azulgrana enloquecía en la celebración y el choque se iba a la prórroga.
El Sevilla entró en el añadido hundido y con un hombre menos por la expulsión de Fernando en el descuento, y el Barça ya jugaba desatado. Junior tuvo la primera nada más empezar y Braithwaite remataba en plancha el 3-0 a los cinco minutos.
Los andaluces reclamaban unas manos de Lenglet dentro del área tras controlar con el pecho, pero el VAR determinaba que habían sido involuntarias.
El equipo de Lopetegui solo necesitaba un gol para darle la vuelta, pero desquiciado, en vez de jugar, se dedicó a protestar cada decisión del colegiado Sánchez Martínez.
Messi volvía a poner a prueba a Vaclik, y Piqué notaba algo en su rodilla derecha, la misma que le ha tenido tres meses de baja, para añadir algo más de drama al choque.
Con Piqué cojo los últimos diez minutos, el Sevilla intentó reaccionar, y la última la tuvo Koundé, que disparó en la frontal un balón rechazado por la defensa loca, pero encontró bien colocado a Ter Stegen.