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Rescate

Unen en matrimonio a elefantes Bireki y Big Boy

Celebran segundo aniversario del Santuario Ostok con la boda de los dos paquidermos después de medio año de la llegada de Bireki

En celebración de los esfuerzos del Santuario Ostok desde su apertura un día como hoy en 2021, unen en matrimonio a Big Boy y Bireki, los elefantes rescatados de carpas de circo que ahora habitan en el refugio.

Como festejo del segundo aniversario de la inauguración de Ostok y la llegada del macho al refugio animalista, llevaron a cabo una boda simbólica para hacer públicos los avances de la adaptación de los ejemplares.

“Después de una intensa y ajetreada vida de estos ejemplares, llegó el momento de que Bireki y Big Boy vivan juntos, haciéndose compañía, tranquilos, plácidamente en este espacio 100 por ciento natural bajo el cuidado humano que ellos por siempre necesitarán”, agregó el director de Ostok, Ernesto Zazueta Zazueta.

Después de medio año de la llegada de la elefanta al hogar de Big Boy, los especialistas del santuario por fin pudieron juntar a los elefantes, quienes no podían convivir anteriormente, pues no estaban acostumbrados a convivir con ejemplares de su especie.

Tras contar la trayectoria de los paquidermos de 32 y 42 años antes del rescate, liberaron a los elefantes para empezar la ceremonia de unión.

Con dos coricos de gran tamaño que simbolizaban los anillos de matrimonio, la familia de Ernesto Zazueta unió a los paquidermos y conmemoró el acto simbólico mientras la marcha nupcial se escuchaba en el fondo.

Además de festejar el aniversario del santuario, el evento es una de las estrategias de difusión para dar a conocer las gestiones que realiza la institución sin fines de lucro para generar conciencia sobre el cuidado de la vida silvestre.


Antes de vivir en libertad

Tanto Bireki como Big Boy crecieron bajo la luz de reflectores de circos, los cuales los llevaron a recorrer la República como uno de los shows principales del espectáculo.

La hembra fue la primera elefanta asiática nacida en México y fue nombrada “niña única” en tarahumara; a pesar de sus condiciones de vida, logró crecer sana y fuerte.

El macho fue víctima de la Ley de Circos, pues a pesar de su aprobación en el 2015, el elefante tuvo que vivir cinco años amarrando de sus patas a la carpa del que solía ser su hogar cuando este fue abandonado.

“Afortunadamente en este planeta todavía hay mucha generosidad y personas que verdaderamente aman a los animales y lo demuestran diariamente trabajando hoy y para ellos”, declaró Zazueta Zazueta.