"Ser abuelo es volver a ser papá: José Uriarte"
CULIACÁN.- Aunque se estrenó como abuelo apenas hace tres años, para José Uriarte sus nietos le dan la oportunidad de sentirse nuevamente papá. Tiene 69 años, cuatro hijas y cuatro nietos: Daniel, Pepe, Bruno y Ayleen.
"Se siente bonito, como no, nomás porque uno no es el papá de ellos, pero vuelve uno a ser papá", cuenta.
Aunque había tomado algunos cursos de pintura y caricatura por correspondencia, cuando trabajaba en la dirección de mantenimiento de la UAS, Uriarte descubrió y enfocó su vocación por la pintura.
Lo habían mandado a pintar las paredes de la Escuela de Artes y Oficios cuando descubrió a muchos jóvenes pintando lienzos. Entonces pidió la oportunidad de estudiar y entonces, su vida cambió.
"Yo era pintor de brocha gorda, trabajaba en la UAS como pintor de brocha, ahora soy pintor doméstico, de más caché", dice.
Y aunque era el alumno más grande de edad, pues tenía 35 años y los demás eran de 15, le echó muchas ganas y al final fue el único que terminó.
José Uriarte vive con la filosofía de trabajar.
"Fueron desertando, se iban a otras carreras, o no podían... yo seguí y dije 'voy a aprender', me hice amigo de todos los maestros, me invitaban a un restaurante. Yo nunca me había metido a un restaurante, 'qué es eso', les decía, 'pues tú ve, síguenos el rollo', nos poníamos a dibujar ahí y para mí se comenzó a abrir otro mundo", expresa.
Pero hubo un maestro que marcó su vida, que lo aconsejó desde que inició la carrera hasta poco antes de su primera exposición, Francisco Javier Carvajal.
"Cuando comencé a pintar, él me aconsejó que no pintara como los clásicos, que encontrara un estilo, y empecé a pintar en la escuela, pero también en mi casa, y el maestro veía mis cuadros y me decía 'ahí la llevas, para que vayas tomando conciencia de todo lo que realmente quieres, vamos viendo un libro de Van Gogh', y de él fue el primer libro de arte que vi en mi vida, hace casi 35 años", recuerda.
En 1983 terminó la carrera y en el 84 se casó con Alma Delia Camargo Beltrán y montó su primera exposición individual en la Galería Frida Kahlo.
"El pintor de brocha gorda iba a su primera exposición, igual, a otro mundo que no conocía, pero que llegó a conocer, mucha gente comenzó a hablar de mi obra, porque era exposición individual", narra.
"La verdad es que se me abrió el mundo, más amigos, pura gente educada, el barbaján era yo, hablaban de los clásicos, yo me quedé así, boca abierta, porque era un mundo desconocido, es más, ni siquiera sabía a qué iba yo, y a ese maestro que me aconsejaba lo mataron en un asalto... y yo muy solo porque nadie ya me dijo nada", cuenta.
Su vida y su mundo se enriquecieron intelectualmente, asegura, y eso le ayudó a educar a las hijas que luego llegaron: Sonia, Delia Concepción, y las gemelas Holanda y Valeria Uriarte Camargo.
"Este mundo me permitió ampliar mis conocimientos, que nunca pensé que existían, comenzaron las exposiciones, una vez al año, luego cuatro al año, empecé a salir, fui a Guadalajara, luego a México, pero en México me robaron los cuadros, me cortaron las alas y ya no volví", lamenta.
Lo habían invitado a exponer en la Galería Jesús Reyes Heroles, dice, pero como no pidió comprobante al entregar la obra, el titular de entonces no se la devolvió.
"Pero Lucila Ayala de Morachi me ayudó, me dio una carta para poder reclamar y recuperar la obra, y esa carta se la di en la mano al presidente Salinas de Gortari, cuando vino a inaugurar una calle a Culiacán, en 1989. De 30 que llevé recuperé 16 y me hice famoso por eso, sin saber".
Después de esa experiencia, asegura, ya no quiso salir a exponer solo y se cobijó con el Instituto Sinaloense de Cultura, luego entró al Jardín del Arte de Culiacán y actualmente es parte del Movimiento Artístico Internacional.
En 35 años de trayectoria ha hecho más de 70 exposiciones individuales y participado en infinidad de colectivas.
Y es que, dice, siempre trabajó mucho. Su filosofía es la de trabajar, porque es la única manera de lograr algo. No se pueden ver resultados si no se trabaja, asegura.
"Yo trabajaba como burro, en la UAS trabajaba de 8 a 2, duré ocho años de pintor de brocha gorda, hasta que me accidenté y me mandaron de conserje en varias escuelas, pero seguía pintando, fui ayudante en el mural que está en la Facultad de Derecho", comenta.
"Yo era muy activo, lo sigo siendo, me pegó la embolia y ya no me puedo mover muy bien, pero sigo pintando, tengo 40 cuadros que expuse en la Casa de la Cultura, todos los hice este año, 33 de los chiquitos son de este año", dice.
Aunque solamente estudió primaria y secundaria, fue muy autodidacta. En la Escuela de Artes Plásticas, entonces Artes y Oficios de UAS, fue oyente, posteriormente estudió la preparatoria para dejar de ser conserje y lo mandaron como auxiliar administrativo y luego oficial.
Y aunque tuvo depresión después de la embolia que le dio en 2013, porque ya no pudo trabajar con la mano derecha, descubrió que es ambidiestro, y ahora pinta con la izquierda.
El año pasado expuso en el Bistro y en el Archivo Histórico y este año en la Galería de Arte Frida Kahlo y acababa de ir a Cuba, con el Movimiento Artístico Internacional.
"Dicen que sigo pintando igual, al inicio no podía agarrar mi estilo, pero me adapté y ahora tengo mi estilo, a los nuevos cuadros les agregué trabajo con espátula, me gustan más".
Exponer, asegura, lo llena de vida.
"Una exposición a uno como artista lo llena de energía, una exposición en la que el pintor ya no es joven, pero quieres compartir con la gente".
Ahora, su proyecto es pintar paisaje, campos, como los que pintaba Van Gogh, comparte.
"Mi mundo es limitado, pero todo se puede queriendo".
José se estrenó como abuelo hace tres años.
PERFIL
José Uriarte nació en Culiacán el 25 de marzo de 1950. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la UAS, y su obra se caracteriza por ser de estilo naif. Formó parte del Jardín del Arte, con quien participó en numerosas muestras colectivas, en selecciones del Salón de la Plástica Sinaloense, en la Bienal de Artes Plásticas del Noroeste, en el Premio de Pintura Antonio López, entre otras. Su obra se ha expuesto en Culiacán, Tecate, Tijuana, Ensenada, Mexicali, Zapopan, Tepatitlán y el extranjero.
"Ser abuelo es como volver a ser papá, lo disfruto mucho, parece uno papá de los plebes, se llevan, se pelean con uno, pero ahora son más agradables, antes no tenían expresión porque los papás siempre los callábamos, ahora les damos más libertad".
"La pintura me ha dado mucho, me ha hecho buen padre, yo creo que buen marido, pero quien sabe, y a donde me inviten a exponer, voy, sí me animo, es parte del trabajo de uno".
José Uriarte
Pintor