Retoman autobuses rutas nocturnas hacia sindicaturas y comunidades de Culiacán
Hasta hace una semana, recuerda Samuel, el último camión de Culiacán a las rancherías Cospita y Laguna de Canachi salía a las 16:30 horas; hoy, esos lugares a los que se refiere como “allá donde tiran muertos” y que ahora está lleno de soldados traslada personas hasta las 19:30 horas.
A cinco semanas consecutivas de violencia en Sinaloa, autobuses de Culiacán rumbo a las sindicaturas de Quilá y Eldorado, comunidades como Cospita y Laguna de Canachi y, el municipio de Badiraguato, retomaron rutas nocturnas, algunos hace tres días, otros a siete.
Samuel y Enrique, a quienes se les cambió el nombre por seguridad, son conductores de esta línea de autobuses que traslada pasajeros a sindicaturas y rancherías de Culiacán, ambos, coinciden en que el clima de violencia está tranquilo y que los militares que arribaron al estado, hacen presencia, pero reconocen que en su trayecto y en los destinos de ruta, hay marcas de la guerra violenta, como los cuerpos sin vida que se dan a conocer en los medios y hombres armados a bordo de camionetas vigilan las carreteras.
”De hecho a mí me tocó el día que venía de allá, de una, cuando empezó el desmadre. Venía de Eldorado yo temprano, como ahora en la mañana. Me tuve que regresar a Eldorado y tuve que bajar a la gente y esperarme en Eldorado hasta que abrieran porque estaba tapado, y me vine como a las una de Eldorado, pero no pasó nada. Cómo al otro día tocó donde fue el agarre, pero nosotros estábamos parados. Nosotros duramos una semana sin trabajar, como ocho días”, señala el conductor Enrique.
Desde el 9 de septiembre, principalmente los municipios del centro y sur de Sinaloa han resguardado la guerra violenta que ha dejado más de 500 muertes. Tan sólo hace dos días, en Laguna de Canachi, comunidad al sur de Culiacán, localizaron cinco cuerpos sin vida.
”Ahorita está calmado ya, está tranquilo. Yo voy para allá, para Cospitas, para Canachi, a donde tiran los muertos, allá es donde los han tirado, pero no, ya está calmado, está tranquilo. Está lleno de soldados”.
”Hay como unos 100 soldados ahorita en Canachi, llegó una guachada. Ya se calmó el desmadre. Parece que se calmó ya. Ya la gente está saliendo más. Ya ahorita en la mañana traía unos 30 pasajeros, siendo que en la mañana traía unos diez nomás, ocho o diez, cuando mucho 15. Y de aquí (de Culiacán) salía con dos pasajeros, la gente tenía miedo”, dice el conductor Samuel.
La primera ruta inicia a las 5:30 horas, y aunque esté vacío, el último camión sale de Culiacán a las 19:30 horas y regresa hasta el día siguiente.
”La gente no sale, ahora en la mañana nos venimos llenos por el estudiantado, puro estudiante, la mayoría y gente que viene al seguro, gente que viene a trabajar pero en realidad no es, falta, falta gente”, reconoce Enrique.
De la voz de ambos no salen palabras que expresen miedo, aunque su voz sí evoque tal sentimiento.
”Ahorita nomás hay (vigilancia militar) aquí en la salida de Culiacán, donde está el Splash, ahí está un retén nomás, pero de aquí para allá no hay nada. Nomás está un retén permanente en la entrada de Culiacán y como le digo, allá en el rancho están los soldados para allá, pero siempre por la carretera encontramos soldados que vienen, así andan patrullando”, dice Samuel.
Por su parte, Enrique se concentra en la hora, sale en 10 minutos, dice que no tiene miedo, tiene que trabajar.
- ¿No le ha tocado ver gente armada?
- Pues sí andan en las camionetas, como todos, pero es su rollo, nosotros andamos haciendo lo que tenemos que hacer, trabajar.