"REALIDADES / Una visión desde la comunidad LGBTI+ mexicana"
Isaías Castillo Ibarra
La discriminación es un término que abarca muchas formas de actitudes y acciones nacidas por el sentimiento de odio a estereotipos que no representan a su forma de ver el mundo.
Aquello que no se comprende muchas veces se rechaza, pero eso no justifica las acciones o da el derecho a interponerse o limitar los derechos de otros individuos. Los prejuicios y la falta de seriedad o empatía hacia estas personas aún hoy en día, permiten que en muchas empresas o lugares de trabajo se acepten como “normales” este tipo de actitudes.
Uno de los avances al respecto es la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación que reconoce que la discriminación puede ser en función del sexo, género y las preferencias sexuales y que enfatiza que la homofobia y misoginia, entre otras, son formas de discriminación.
La diversidad es la parte que enriquece a una sociedad. El llevar adelante a un país no es el trabajo de un grupo selectivo de personas, sino del conjunto de todas las partes que conforman una sociedad. La participación del sector público y privado es esencial. El sector público tiene que tomar su rol, estableciendo las leyes que protejan y fomenten la inclusión y el respeto a todos los miembros de su sociedad, mientras que el sector privado tendría que concentrarse en la elaboración de programas de integración e inclusión de su personal.
Según el director general de planeación de la CCE, Odracir Barquera, en una transmisión en vivo de Expansión, mencionó que México es uno de los países con menor participación de las mujeres en el mercado laboral, y que el Gobierno, junto con el sector privado, han firmado un acuerdo con las Naciones Unidas para elaborar programas de inclusión, en primera instancia de género, para después avanzar hacia otros grupos, como lo son personas con alguna discapacidad o diferente preferencia sexual.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada en 1948 y suscrita por México en ese mismo año, establece en su artículo que “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”.
Las personas de la comunidad LGBTI+ son personas con preferencias sexuales o con una identidad de género diferente a la de la mayoría de las personas. Un estudio realizado a lo largo de tres años por La Fundación Arcoíris por el Respeto a la Diversidad sexual, en colaboración con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), muestra que en México estas personas enfrentan día a día procesos de discriminación al acceder a sus derechos. A pesar de los esfuerzos que se han llevado a cabo para comprender el alcance de dicha discriminación, aún existe falta de información específica y especializada sobre la materia.
Situación laboral de la comunidad LGBTI+
“El trabajo es el mejor medio para escapar de la pobreza”, dijo Juan Somavía, ex director general de la Organización Internacional del Trabajo.
La pobreza no es solo una carencia definida por la perspectiva de los individuos de una sociedad, según El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL): “Una persona se encuentra en situación de pobreza cuando tiene al menos una carencia social (rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación) y su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias”.
Y en base a nuestra constitución todos, absolutamente todos, “tenemos derecho al trabajo digno y socialmente útil”. Este derecho implica la participación libre en las actividades de producción y prestación de servicios a la sociedad y la posibilidad de disfrutar los beneficios derivados de estas actividades.
El trabajo digno va más allá de recibir una remuneración monetaria, pues implica el desarrollo personal y profesional de los individuos en una sociedad. La Ley Federal del Trabajo lo define como “aquél en el que se respeta plenamente la dignidad humana del trabajador; no existe discriminación por origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, opiniones, preferencias sexuales o estado civil; se tiene acceso a la seguridad social y se percibe un salario remunerador”.
El trabajo brinda seguridad en un ambiente de incertidumbre. La pobreza está estrechamente relacionada con la marginación, misma que trae consigo grandes problemas en nuestra sociedad como lo son la violencia, la inseguridad, la delincuencia organizada y la desigualdad de género, además de que hace a la población más vulnerable a las enfermedades de transmisión sexual, empujando a sus individuos a realizar “trabajos” fuera de las condiciones óptimas o de seguridad básica. En general, produce un rezago en el desarrollo económico y tecnológico de cualquier país.
En el ámbito laboral, hay dos momentos donde puede ocurrir discriminación: para conseguir un empleo y en el trato y convivencia en el ambiente laboral. Cuando uno busca un trabajo se puede encontrar con preguntas muy personales basadas en prejuicios percibidos a primera vista: ¿Cuál es tu situación sentimental? ¿Eres soltero? ¿Cuándo fue tu última prueba de VIH? O bien “nos reservamos el derecho de admisión” y, finalmente, termina con un “nosotros te llamamos”. Dentro del mismo ambiente laboral, otra forma de discriminación directa tiene que ver con cuestionamientos, hostigamientos y el trato en general que se otorga a las personas LGBTI+ en comparación con las personas heterosexuales.
Los jóvenes LGBTI+ ante el trabajo
Los jóvenes de la comunidad LGBTI+ esperan encontrar un trabajo que les permita realizarse como individuos plenos de una sociedad. Según el “Diagnóstico nacional sobre la discriminación hacia personas LGBTI+ en México”, los encuestados comentaron que, en la búsqueda de acceder a un empleo se identifican requerimientos hostiles y que atentan contra las libertades laborales. Por ejemplo, al 33 por ciento les preguntaron su estado civil, al 4 por ciento su identidad de género y al 6 por ciento su orientación sexual; también les han solicitado la realización de algún tipo de prueba para ingresar a trabajar, entre las que se encuentran sicológicas (18 por ciento), de VIH (8 por ciento) y de embarazo (5 por ciento).
Muchos jóvenes de la comunidad LGBTI+ prefieren no sentirse identificados con ella o niegan su sexualidad o deciden vivir en el “clóset” por temor a la falta aceptación que los rodea. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación realizada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística de México (INEGI), llevada a cabo en 2017, el porcentaje de personas lesbianas, gay y bisexuales (LGB) en México era de 1.9 por ciento. pero es muy conocido que muchos deciden mantenerlo en privado, viviendo vidas “normales”, separando el ámbito personal del laboral, tratando de llevar una doble vida. Prohibir por ley la discriminación de las personas LGBTI+ y garantizar derechos igualitarios para ellas es también esencial para mejorar su situación. Si bien México es uno de los 32 países de la OCDE que prohíben la discriminación en el empleo basada en la orientación sexual de los candidatos, el matrimonio entre personas del mismo sexo solo es legal en 13 de los 32 estados mexicanos.
Según el diagnóstico nacional, 1 de cada 4 personas entrevistadas afirmó que considera que el trato que reciben las personas LGBTI+ en los espacios laborales es malo o muy malo. En el mismo sentido, al analizar por origen étnico a este 25 por ciento que tuvo una percepción negativa sobre el trato recibido por las personas LGBTI+, se identifica a las y los indígenas como el grupo que mayormente señaló esa percepción. Ello apunta a que existe una doble discriminación, es decir, tanto por su orientación sexual y/o identidad de género, como por su origen étnico.
Por otro lado, dentro del ambiente laboral y relacionado con las experiencias de discriminación laboral, las actitudes violentas en el trabajo hacia la población LGTBI+ son evidentes: 43 por ciento de las personas encuestadas han sufrido hostigamiento, acoso o discriminación. De ellas, 4 por ciento dijo que lo vivían siempre, 10 por ciento indicó que con frecuencia y 29 por ciento dijo que ocasionalmente. La mayoría de las personas afectadas terminar por ignorar el problema: la reacción más frecuente ante la discriminación en los espacios laborales de las personas entrevistadas en el estudio anterior fue ignorar lo que pasaba; en el mismo sentido, 14 por ciento negó o dejó de expresar su orientación sexual y una menor proporción simplemente se enojó. Sin embargo, 1 de cada 10 personas presentó reacciones más drásticas que no deberían de considerarse como reacciones factibles ante aspectos discriminatorios, pero que reflejan el grave impacto que tiene la discriminación en las personas que la viven. Entre ellas destacan que un 8 por ciento de las personas encuestadas cambió de trabajo, 2 por ciento pensó en acabar con su vida y 1 por ciento faltaba al trabajo.
Un futuro poco alentador
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) La baja aceptación de las personas LGBT+ las coloca en riesgo de ser víctimas de discriminación.
De acuerdo con los datos obtenidos en encuestas representativas (que no incluyen a México) se revela que las personas LGBTI+ son sancionadas en lo referente a categoría del empleo y a su remuneración laboral. La información experimental confirma que estas sanciones reflejan, por lo menos en parte, la discriminación que prevalece en el mercado laboral: con el mismo currículum vitae, los solicitantes homosexuales tienen 1.5 veces menos probabilidades de ser invitados a una entrevista de empleo que los solicitantes heterosexuales cuando su orientación sexual se revela por su participación voluntaria o su experiencia laboral en alguna organización de personas gay y lesbianas.
Así pues, los jóvenes que forman parte de esta minoría enfrentan temores a la hora de salir al mundo en busca de empleo; además, algunos de ellos son obligados a buscar trabajo desde más jóvenes, cuando sus padres deciden echarlos de casa por el rechazo a su preferencia sexual. Otros son menores de edad y otros más simplemente no concluyeron sus estudios o se ven forzados a entrar al empleo informal.
De acuerdo con un artículo publicado por “El economista”, en México más de la mitad de los trabajadores (57 por ciento) se encuentra laborando dentro del sector informal. Este sector concentra a los ocupados que trabajan bajo condiciones vulnerables que no le garantizan sus derechos laborales (vacaciones, aguinaldo o acceso a instituciones de salud) y es en este mismo donde se produjeron 23 de cada 100 pesos del Producto Interno Bruto de México.
A manera de conclusión, se puede decir que la discriminación es una forma de expresión del odio, en la cual se producen en su forma más básica condiciones de marginación que impide a estos individuos desarrollarse plenamente como personas. La marginación es un problema nacional que afecta a un conjunto de individuos que forman parte de una sociedad. Esta condición propicia la delincuencia juvenil, inseguridad social, problemas de drogadicción, la formación de grupos delictivos organizados, la prostitución que genera condiciones de riesgo en las que niñas y niños son plenamente susceptibles a las enfermedades de transmisión sexual y a embarazos no deseados, además de generar mendicidad, desempleo y muchos otros problemas.
Cada uno de los integrantes de la sociedad debe contribuir en el desarrollo del país, aceptando y reconociendo que todos tienen un rol dentro de la sociedad y responsabilizándonos de nuestras acciones, no permitiendo que los niños de nuestra sociedad crezcan con actitudes nacidas del odio o que crezca y vivan en espacios marginados creados por nosotros mismos y nuestros prejuicios.
Responsable
Ernesto Diez Martínez Guzmán
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