"¿Qué volvió loca a Lupita, La Novia de Culiacán?"
No la dejaron plantada en el altar el día de su boda, ni le mataron a su esposo como lo creen la mayoría de ciudadanos, fue una inundación por el desbordamiento del Río Fuerte en los años 40 que arrasó con su patrimonio familiar en Higueras de Zaragoza y la perdida de su bebé, lo que llenó de dolor a Guadalupe Leyva Flores "La Novia De Culiacán".
Lupita fue real y no fue una historia de amor ni una novela, la extrema pobreza, la desilución de su amor primero, su hogar, su bebé fallecida y la maldad que asechaba su vida pusieron en duelo a Guadalupe Leyva.
Para curar su tristeza quiso acudir a sanar y buscar respuestas con los espiritistas del pueblo, donde en esas visitas, aseguró ver a la Virgen María, quien le ordenó vestir de blanco siempre, ir a Roma y traer el tesoro de la Divina Gracia.
Recrearán la vida de Lupita La Novia
Treinta años estuvo caminando por el Centro Histórico de Culiacán en busca de un viaje a Roma para ir ante el Papa y cumplir con la misión. Vestida de blanco, impecable con su corona de plata, velo y el rosario entre las manos; siempre reluciente como un destello puro entre la gente, es recordada La Novia por aquellos que con temor o con mirada burlona, la veían pasar.
"Lupita es una leyenda viviente, es la misionera del tesoro de la divina gracia y aunque la gente le inventó una historia de amor, no fue eso lo que la enloqueció, fueron una serie de calamidades como la perdida de su patrimonio familiar y su hijita", Ulises Cisneros, biógrafo de La Novia de Culiacán.
Guadalupe Flores Leyva con su traje banco, lentes y rosario.
"Ahora con esto de las recientes inundaciones, vemos que las familias pierden todo lo que han construido con sacrificios y esfuerzos, es para volverse loco", añadió.
Doña Guadalupe nació en 1900, con costumbres muy arraigadas a la vida de los campesinos del porfiriato, una mujer trabajadora, educada y religiosa. En su juventud se le conocieron varios pretendientes pero ningún novio. Fue un mujer esbelta y fuerte, de delgada complexión y piel blanca. Aunque con actitud echada para adelante, sus temores, se volvieron demonios.
'La Novia' sí tuvo boda, a la edad de 37 años se casó con Don Manuel Valenzuela, un ejidatario, por todas las de la Ley y con una fiesta de las que duran más de un día.
La llegada a Culiacán y el tesoro de la Divina Gracia
Algunos señalan que fue hacia 1956 cuando se dejó ver la mujer vestida de blanco por las calles de Culiacán, pero sus familiares aseguran que a mediados de los años 40, comenzó a reclamar el tesoro de la Divina Gracia.
Los locatarios de tiendas de ropa y telas, le daban a Lupita la manera de seguir vistiendo de blanco
Al escuchar la orden de la Vrigen María, Lupita primero acudió a la parroquia de Las Higueras y le insistió al cura que la llevara ante el avispo de Roma. Después comenzó el camino por Mochis hasta llegar a la cabeza, Culiacán.
¿Y qué era el tesoro de la Divina Gracia? la santidad, la paz y todo lo bueno.
"Llegó a la Catedral y se entrevistó con el párroco para explicarle la misión que se le había encomendado", contó.
Sus hijos y esposo trataron de llevarla de vuelta a casa pero fue en vano, ella estaba firme en su deseo de cumplir la encomienda de la Santa Madre.
"Iba a misa de las 6:00, la del medio día y la de la tarde, además, asistía a los bautizos, bodas y comuniones", platicó Ulises.
Andaba a pie siempre, entre la gente, buscando el tesoro de la divina gracia y pidiendo la justicia para el pueblo.
"Si alguien le decía que el Papa iba a llegar ella se arrancaba a donde le dijeran. A pie, desde el centro hasta Bachigualato", añadió.
Lupita estaba perturbada y según el análisis clínicos que le hicieron en el Hospital del Carmen, por el Doctor Rochín, tenía esquizofrenia. Sin embargo, aunque Lupita se encontraba atormentada, ella estaba consciente de lo bueno y lo malo.
Lo que no le gustaba eran las faldas cortas, falta de moral e injusticias. Era muy buena para platicar y siempre estaba al tanto de las noticias.
Su convicción personal se volvió tan fuerte que, ya a su edad, aprendió a leer y memorizó los evangelios más largos.
Los ciudadanos la adoptan
Lupita juntaba a la gente para exigir a los gobernantes que se alejaran de el "cochino pecado ladrón" y que le devolvieran a la ciudad el tesoro de la Divina Gracia. Hubo ocasiones como los 16 de Septiembre y 20 de Noviembre, donde debían alejar a Lupita de las figuras políticas por sus protestas de justicia.
"Les gritaba que no fueran rateros y procuraban encerrarla para que no les fastidiara el día y eso la hizo cobrar mucha simpatía, si hoy viviera sería la reina de las redes sociales; sus reclamos eran los de la gente pobre, de quienes habían sufrido injusticia o algo les habían quitado", relató.
Los más largos evangelios ella los esparcía por el Centro Histórico de Culiacán.
La esposa del Gobernador de ese entonces, Rosario Ochoa, le daba comida y le ofrecía asilo. Hubo presidentes y figuras políticas que la ayudaban pero fue más la ciudadanía quien le daba dinero, ropa o sábanas.
En el "pasillo de los locos", dentro del Mercado Garmendia, se conservan recuerdos de la mujer de blanco.
Martha Salazar, comerciante del Mercado, recuerda la presencia de La Novia cuando era niña.
"Venía a comer aquí al mercado, nunca pedía nada pero aceptaba lo que le ofrecían, aquí por la Ángel Flores estaba la farmacia Luz, ella llegaba al mostrador y las trabajadoras ya sabían que iba a perfurmarse y no creas que eran perfumes cualquiera, sólo los más finos, también iba por las muestras de maquillaje", recordó.
"También decía que las rejas blancas y vestidos le pertenecían. Andaba siempre reluciente, era muy pulcra pues era lo que ella perseguía: la pureza", agregó.
El Periodista Cultural Teodoso Navidad Salazar, también estuvo ante su presencia cuando pequeño.
"La recuerdo en la época de los 60, cuando mi papá era comerciante y ella iba a comprarle, me tocó verla con El Rosario entre las manos y la observaba con temor, pues a veces hablaba sola. Me impresionaba verla porque no entendía por qué ella andaba sola y de blanco", comentó.
"Fue común verla como parte del paisaje urbano, personalmente no me di cuenta cuando murió", añadió.
A la señora de blanco, no le gustaba que le dijeran novia pues ella decía que Culiacán no la merecía.
La historia de Lupita ha sido objeto de estudios sociales, clínicos y la inspiración para artistas visuales y coreógrafos.
Así como llego, se fue, de una manera silenciosa
La misionera de Culiacán, fue diagnosticada con cáncer de mama en el Hospital del Carmen, donde a pesar de llevar un tratamiento no pudo ganar la lucha.
Lupita nunca tomó medicamento para tratar los desvaríos que sufría y ya en sus últimos momentos, decidió volver a la casa donde su familia la esperaba.
Casi a sus 80 años, el cuerpo de Guadalupe Leyva Flores, dio el último respiro en el Hospital del Carmen.
Su cuerpo descansa en Higueras de Zaragoza, en el panteón Los Tecolotes en una tumba familiar.
"Para los culiacaneños era parte de su día a día verla comer en el mercado y caminando por el centro, de la misma manera en la que llegó se fue, de repente y en silencio", expresó Ulises Cisneros.
Cisneros aún conserva los audios cuando entrevistó a la leyenda viva de Doña Guadalupe, y afirma que su voz era aguda pero imponente, por eso sus palabras no pasaban desapercibidas.
Fotografías: tomadas del libro El tesoro de la divina gracia, "Lupita la novia de Culiacán" de Ulises Cisneros.