En la séptima edición del Índice de Desempeño Logístico (LPI), desarrollado por el Banco Mundial, en donde México descendió 15 posiciones en su desempeño logístico para ubicarse en la posición 66 en el 2023, cuando había ocupado la posición 51 en 2018. Este indicador mide el desempeño de la logística de todas las actividades productivas, no solo las agroalimentarias, pero dadas las características de manejo y valor de los alimentos, la logística representa una gran parte del precio final al consumidor. De manera que un mejor desempeño logístico ayuda tanto a productores como a consumidores.
Este reporte es particularmente relevante, porque se produce en el contexto de los últimos años, donde las interrupciones de las cadenas de valor globales han revelado la importancia crucial de los sistemas logísticos. Debido a estas interrupciones, la cadena de suministro ahora tiene implicaciones para la seguridad nacional, donde la resiliencia ha surgido como una las principales preocupaciones. Estas preocupaciones a menudo están vinculadas con la seguridad de la cadena de suministro, incluida la ciberseguridad, una consideración clave en un mundo altamente digitalizado y conectado globalmente servicio Industrial.
Este informe presenta la última visión sobre el comercio rendimiento logístico en 139 países. Donde la logística se entiende como una red de servicios que soportan el movimiento físico de mercancías, el comercio transfronterizo y el comercio dentro de las fronteras. Comprende el transporte, el almacenamiento, corretaje, entrega urgente, operaciones de terminal, y la gestión de datos e información relacionados.
Esta edición presenta un nuevo conjunto de indicadores clave de desempeño, derivados de un enfoque de análisis de datos, sobre los movimientos reales de contenedores de envío marítimo, carga aérea y paquetes postales por vía comercial y puerta de enlace. Estos indicadores complementan el tradicional Índice basado en encuestas.
El LPI mide factores estructurales de rendimiento, más allá de las interrupciones, como la de la reciente crisis de la cadena de suministro no cambió sustancialmente el patrón relativo de las puntuaciones del LPI en 2023, excepto por un ligero deterioro de la componente de puntualidad. Hay varias posibles razones detrás de este resultado:
• El alcance global de las interrupciones significa que cuando todo el mundo está afectado es difícil para asignar el impacto a países individuales.
• La mayoría de los componentes del LPI reflejan factores estructurales que no se ven afectados directamente por la crisis reciente, como la calidad de la infraestructura.
• Los transportistas y los proveedores de servicios logísticos, generalmente ha sido capaz de absorber las interrupciones bien, como lo indica el repunte del PIB crecimiento en la mayoría de los países.
El desempeño logístico se mantuvo estable o mejorado, pero una brecha persistió entre la parte superior y peor desempeño. En general, el perfil de puntaje de los países cubiertos en el LPI se ha mantenido estable, a pesar del entorno operativo más desafiante.
En el LPI de 2023, los 12 mejores puntajes son economías de altos ingresos. Singapur, con una puntuación de 4.3 (de 5 posibles) está en lo más alto, posición que también ocupó en 2007 y 2012. De los 12 máximos, 8 son de Europa (Finlandia, con un 4.2; Dinamarca, Holanda y Suiza, con 4.1 puntos; y Austria, Bélgica, Alemania y Suecia, con una puntuación de 4.0). A ellos se les unió Hong Kong; los unidos Emiratos Árabes; y Canadá. La mayoría de estas economías han sido durante años actores dominantes en redes de cadenas de suministro internacionales.
Los 10 puntajes más bajos son en su mayoría bajos y países de ingresos medianos bajos y están ubicados en varios continentes. Tienen frágiles economías afectadas por conflictos armados, naturales desastres, disturbios políticos o países sin litoral desafiados por la geografía o las economías de escala en la conexión a las cadenas de suministro globales. Afganistán y Libia tienen la puntuación más baja (1.9), seguida de Somalia (2,0), Angola, Camerún, y Haití (2.1).
En el caso de nuestro país, su desempeño fue de 2.9, muy por debajo de los punteros, pero también estuvo aún más bajo que países comparables como el caso de Brasil (3.2) y de Chile (3.0). Dentro de este puntaje, los componentes que salieron evaluados más bajos fueron las fronteras y todo lo necesario para exportar (posición 84) y el transporte internacional. El reporte también señala que para países con puntajes bajos de LPI, la infraestructura es más importante para mejorar el desempeño. Pero la clave para de un alto desempeño logístico sostenido radica en un conjunto más amplio de intervenciones que abarcan políticas y desarrollo del sector privado. Un objetivo importante debe ser predecir mejor cuándo llegarán las mercancías a su destino, como con las herramientas de visibilidad de la cadena de suministro que facilitan la trazabilidad.
Por esa razón que nuestro país haya descendido en el nivel de este indicador, muestra que nuestra competitividad se esta deteriorando, no solo con relación a otros países con los que competimos para atraer inversiones, pero que nuestros productos pueden encarecerse cuando competimos en los mercados internacionales, por lo que puede traer grandes consecuencias a las exportaciones de nuestros productos y al encarecimiento de las importaciones. Algo que llama la atención, es que las autoridades no hayan comentado los resultados del reporte, siendo que en otras administraciones se llevaba un puntual seguimiento de los resultados y las implicaciones de política publica necesarias para mejorar el desempeño logístico y la competitividad del país.
Fuente: https://lpi.worldbank.org/