Más de 100 mil plantas de mariguana en la sierra de Badiraguato y ningún detenido
BADIRAGUATO._ Las plantas de casi dos metros de alto serpentean a capricho del viento que soplan las hélices del helicóptero. Parece un baile cuyo único ritmo es el sonido del motor de la aeronave.
El vaivén del helicóptero que busca estabilizarse para aterrizar en un espacio irregular se siente en el estómago, en este punto se recuerda las bolsitas de plástico que fueron repartidas por los militares al subir.

Al descender de la aeronave, uno tiene que tomar firmemente sus pertenencias, pues se corre el riesgo de que cedan ante las fuertes ráfagas del viento que azota al menos 50 metros a la redonda.
El suelo es inestable. A 2 mil 150 metros sobre el nivel del mar se pensaría que la sierra de Badiraguato es de impenetrable roca, pero no: la tierra es rocosa, pero cede ante los pasos de quienes hoy la visitan.

Al pisar el prado que forma el sembradío de mariguana, la suavidad del suelo incómoda, en la cúspide de un cerro con varios kilómetros de pendiente y roca suelta; el vértigo se apodera hasta del más fuerte. Hay que pisar con cuidado para no tropezar.
El teniente coronel Gerardo López Flores, asignado al mando especial Badiraguato, levanta la mano y hay que seguirlo.

Para luchar contra la gravedad hay quienes se aferran a las plantas de mariguana y se van abriendo paso entre el tupido plantío. Pronto las manos se sienten pegajosas, apestan a hierba, y una sensación de suciedad se queda en ellas.
“Es la resina”, explica el teniente coronel. La resina es un elemento pegajoso que se encuentra en las plantas de mariguana, y que es utilizada por la planta para captar polen.

López Flores da la orden y al menos dos decenas de elementos del Ejército Mexicano se despliegan en una hectárea y media para erradicar cerca de 100 mil plantas de mariguana.
“No hay detenidos, únicamente se encontraba el plantío, no se encontró ningún tipo, ni armas, ni ningún otro tipo de objetos. Tiene unos surcos rústicos con plástico, hacen pozos y captan principalmente agua de lluvia y con eso hacen sistema de riego, no hay ningún sistema sofisticado”, resume López Flores.

El plantío que se destruye fue ubicado el 10 de octubre, cuando unos soldados se encontraban reconociendo la zona a pie. Ese mismo día la Novena Zona Militar ya estaba invitando a medios de comunicación para realizar un recorrido guiado por el lugar.
De acuerdo a López Flores, de no asegurarse, el sembradío estaría listo para cosecharse dentro de 15 días.

Los soldados arrancan con sus manos las plantas de mariguana, y éstas son colocadas en una cama de madera silvestre para su posterior quema.
El olor a hierba quemándose es penetrante. Se tiene que buscar un lugar estratégico para apreciar el operativo sin caer en las consecuencias que el enervante siendo quemado pudiera propiciar.

Las plantas de más de metro y medio apenas tienen una raíz de 20 centímetros, que es eliminada para evitar que continúe su propagación.
“Ahorita aquí nos encontramos en el municipio de Badiraguato, a 2 kilómetros del límite con el estado de Chihuahua”, ubica López Flores a quién lo escucha.

A este punto geográfico se le conoce como el Triángulo Dorado, un apodo que se le ha otorgado a la región serrana que comprende la zona colindante de los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa. Región que es identificada desde los años 80 como un área de cultivo de mariguana y amapola.
“Me molesta que le llamen el ‘Triángulo Dorado’, y ojalá entre todos busquemos la forma de llamarle el ‘Triángulo de la gente buena y trabajadora”, propuso el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, el pasado 27 de mayo.
En el Triángulo, hoy se queman 100 mil plantas de mariguana resguardadas por el Ejército Mexicano. No hay detenidos.