"Los moradores del panteón San Juan"
CULIACÁN._ Desde hace algunos años, el historiador y cronista Luis Antonio García Sepúlveda ha dirigido visitas guiadas por los pasillos del antiguo panteón San Juan de Culiacán. Lo hace de noche y en fechas muy cercanas al Día de Muertos.
El pasado 28 de octubre, acompañado de una treintena de curiosos y aficionados, volvió a realizar el recorrido, a quienes les comparte datos y anécdotas que muchos desconocen de los moradores que enriquecieron la historia del municipio, la capital del estado y de Sinaloa.
La primera parada obligada es la tumba del general Francisco Cañedo, compadre de Porfirio Díaz y Gobernador de Sinaloa, quien se mantuvo en el poder por más de 30 años.
Los espantos a Don José lo sorprenden en su propio hogar
También hay rectores de la Universidad, mujeres únicas y extraordinarias, poetas emblemáticos y talentosos, valientes culiacanenses, audaces sinaloenses por adopción y personajes a quienes todavía se les recuerda por sus aportes a la sociedad.

Se busca que el panteón sea declarado como museo.
García Sepúlveda en los últimos años, se ha empeñado en buscar darle orden y recuerdo a los camposantos del estado.
Las historias que aquí se cuentan y los restos de los personajes, desde el punto de vista del historiador, deberían ser tomados como un museo.
"Este panteón, le diría que no tiene escrituras, yo fui al Registro Público de Propiedad, para ver a nombre de quién estaba, si del Gobierno del Estado o del Ayuntamiento, pero me encontré con que hay un vacío legal, y no contamos con escrituras", señaló la noche del día 28 de octubre.
"Desde luego que el municipio lo tiene en posesión desde hace muchísmos años, de hecho el municipio es el que ha dado certificados de propiedad a las personas que tienen sus difuntos en este panteón, sin embargo en una muy próxima regulación del panteón, la cuestión legal, queremos hacer un patronato, queremos que se declare museo de sitio a este panteón", dijo.
Antes de comenzar con el recorrido y las historias, don Antonio cuenta una anécdota.
"Antiguamente en este panteón, les diré, que allá enfrente había una cantina y en esa cantina pusieron un letrero que decía: Aquí se está mejor que enfrente", recordó.
"Con el tiempo, los del panteón pusieron otro letrerito que decía: aquí están los que estaban enfrente. Vamos a comenzar el recorrido, por favor acompáñenme".

El General, Gobernador y compadre de Porfirio Díaz
La primera parada de una visita al panteón San Juan de Culiacán está a mano izquierda después del umbral, donde está un sarcófago grande con el nombre esculpido: General Francisco Cañedo, 1909.
García Sepúlveda comienza a explicar que fue un General y compadre de Don Porfirio Díaz, el Presidente de México.
Cañedo se mantuvo por más de 30 años como Gobernador de Sinaloa, entre 1877 y 1909 cuando falleció. Sólo por un corto lapso dejó su lugar a Mariano Martínez de Castro.
"Fue un hombre que al principio de la historia era un villano, no era querido, él era porfirista y desde luego que al ser porfirista lo favoreció don Porfirio Díaz. Al principio de su gestión era un hombre odiado, porque se dice que él fraguó el asesinato del periodista José C. Valadés en Mazatlán, entonces la gente no lo quería en Mazatlán, lo repudiaba", recuerda García Sepúlveda.

"Cuando se vino la peste bubónica, cuando todo mundo, las principales familias de Mazatlán, debido a la enfermedad, todo mundo salió porque no se querían contagiar, el General Francisco Cañedo fue para allá, se hizo cargo del combate a la enfermedad", narra.
"Fue un hombre valiente al exponerse a la enfermedad, con el tiempo sus enemigos políticos... él hizo política de acercamiento... él era un hombre que enviaba flores a las familias de sus enemigos políticos, por lo que poco a poco fue muy querido".
Cañedo murió el 6 de junio de 1909. Vivía al frente lo que hoy es la Plazuela Rosales.
"Salió a dar un paseo nocturno y cuando regresó, regresó gravemente enfermo de una pulmonía. Lo atendieron tres médicos y no se pudo hacer absolutamente nada por él. Murió", narró el historiador.
Los Leyzaola y sus beneficios para Culiacán
Cerca a la tumba del General Cañedo, la familia Leyzaola enterró a dos personajes que le dieron mucho a Sinaloa.
Eliseo Leyzaola fue Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, construyó el estadio de beisbol de la Universidad que aún permence en el mismo lugar y el Hospital Civil.
"Era un gran matemático y fue quien construyó también el Mercado Garmendia con planos de Luis F. Molina", recuerdan en el lugar.
Alfonso, su hermano, fue Alcalde de Culiacán, a quien se le recuerda por una cómica anécdota con el poeta Jesús Andrade.

La primera mujer graduada como química
En la tumba de la familia Peña Bátiz, Garcia Sepúlveda se detuvo para recordar a doña Veneranda Bátiz.
"Fue la primera química mujer egresada en el Colegio Civil Rosales", señaló.
Ella fue propietaria de la primera botica en Culiacán ubicada en lo que hoy es el entronque de la calle General Ángel Flores y la calle Ruperto L. Paliza, atrás de Catedral, en el primer cuadro de la ciudad.
"Ella tuvo una botica ahí. Se llamaba 'La Botica del Refugio'", agregó el historiador.
"Su hijo, Enrique Peña Bátiz, el 'Gallo de oro', fue un prominente político culiacanense".
El que le dio orden al panteón San Juan
Otro persona que el historiador destacó en el panteón San Juan fue uno de los honró el lugar en que terminó siendo enterrado: Juan C. Trucios.
En la tumba de la familia Palazuelos Trucios, en la primera etapa al noreste del camposanto, García Sepúlveda recordó al licenciado Trucios.
"Fue un hombre; vemos al panteón como está gracias a él, porque hubo un tiempo que el panteón estaba totalmente descuidado y él formó un comité y de su dinero también metió para organizar al panteón. Él fue quien le dio limpieza y le dio un orden al panteón San Juan".
El Alcalde que murió en funciones
Una de las historias más singulares de los moradores del panteón San Juan debe ser la del doctor Mariano Romero Ochoa, el único Presidente Municipal de Culiacán que falleció en funciones.
"...Era Alcalde de Culiacán cuando falleció ahogado en la presa Sanalona. Fue un fin de semana y fueron varias personas en un día de campo y se subieron a una lancha, iban él, su padre, su hermano y otras personas", relató el historiador.
"Lo platicó Manuel Lazcano Ochoa, que también a él lo invitaron y no pudo ir. Hubo mucho viento esa tarde, se empezaron a hacer olas, se volcó la lancha y se volteó. Fue muy sentida su muerte. Es el único Alcalde de Culiacán que ha muerto en funciones".
Otro dato importante es que en su tiempo, mediados del siglo pasado, fue quien puso por primera vez los desayunos escolares como programa gubernamental en Sinaloa.
El comerciante que da el nombre al mercado de las flores
Antonio Vizcaíno es otro cuya historia llama la atención de quienes visitan el panteón San Juan.
Según el historiador García Sepúlveda, Vizcaíno era un comerciante muy querido en la ciudad y tuvo la mala fortuna de encontarse en medio de la Rebelión Escobarista en 1929.
"Fue un comerciante muy querido... a él le pidieron una colaboración. Tocaron a su casa, algunos levantados en armas. Él les dijo: bueno, espérenme aquí, voy a ver qué les puedo traer. Se dio la vuelta y ahí lo mataron, en el quicio de la puerta de su casa", detalló el cronista.
"Fue muy sentida su muerte y en honor a él, el mercado que está al frente del Mercado Garmendia lleva su nombre: el Mercado de las Flores se llama Mercado Antonio Vizcaíno".
El piloto alemán que volaba bajo el puente Cañedo
En la tumba de la familia Timmerman, de origen alemán, también se encuentran los restos de un ex piloto de la Segunda Guerra Mundial que sobrevivió a los combates y terminó viviendo en Culiacán: Eduardo Timmerman.
"Este señor, en su avión, pasaba por debajo, volaba pegadito al río y pasaba por debajo del puente Cañedo, eran las acrobacias que hacía en su avión", recordó García Sepúlveda.
"Fue un hombre también muy querido, fue un hombre que se distinguió aquí en Culiacán. Entre las anécdotas que se cuentan de él, es que en alguna ocasión, la tenería Timmerman tenía un equipo de futbol, eran muy aficionados ellos al futbol y en una ocasión que se lesionó el portero, y estaban jugando y dijeron: a ver a quién ponemos de portero".
"Y él dijo: yo, yo me pongo de portero. Intervino en varias jugadas y la gente, admirada por el valor que ponía, le dijeron: oiga, qué bárbaro, señor Timmerman, qué valiente es usted, se lanzaba a los pies de los jugadores y les quitaba la bola. Y él respondió: Bah, si agarraba las granadas y se la regresaba a los gringos, ¡cómo no voy a agarrar una pelota!".
El bohemio que le compuso una poesía a Culiacán
La anécdota de Alfonso Leyzaola la detalló García Sepúlveda desde el principio.
Debido a la cercanía de los festejos por el aniversario de Culiacán, Leyzaola contrató a Jesús Andrade para que hiciera un poema en honor a Culiacán. Para esos festejos también estaba programada la visita de un cónsul de España.
"Le pidió a Chuy Andrade que hiciera una poesía", recordó García Sepúlveda.
"Chuy Andrade era un bohemio tremendo, pasaron los días, se acercaba la fecha y no entregaba la poesía... y preocupado, faltando dos o tres días para que se cumpliera la fecha, mandó traer a Chuy Andrade, lo sacaron de una cantina, y lo encerraron: de aquí no va a salir hasta que compongas la poesía. Le entregaron lápiz y le entregaron papel, y Chuy Andrade, con una cruda enorme, horrible, compuso el más hermoso poema a Culiacán".
