"‘Lo único que he intentado es servir’: Obispo Emérito Benjamín Jiménez"

"Muere Benjamín Jiménez Hernández, quien fue Obispo de la Diócesis de Culiacán de 1993 a 2011, pero su legado permanece, así como el recuerdo entre quienes estuvieron cerca de él"

Tras varios días de permanecer hospitalizado en una clínica de Hermosillo, Sonora, ayer la Diócesis de Culiacán dio a conocer el fallecimiento de Monseñor Benjamín Jiménez Hernández, después de haber dado positivo a Covid-19, ocasionando serios problemas en su salud.

Fue el viernes 20 de noviembre cuando la Diócesis de Culiacán emitió un comunicado en el que señalaba que la condición del Obispo Emérito de Culiacán seguía considerándose de gravedad desde que ingresó a la clínica, encontrándose entonces en terapia intensiva, intubado, con posibles daños pulmonares, y cardiacos, los cuales finalmente ocasionaron su muerte.

Sus primeros oficios pastorales los desempeñó como profesor y director espiritual en el Seminario, Confesor de Consagradas, Vicario en Catedral y en los templos de Nuestra Señora de Fátima y Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Culiacán.

En 1968 obtuvo la licenciatura en Teología Espiritual en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma.

En 1979 la licenciatura en psicología por la Universidad Jesuita de Guadalajara. Al tiempo como Capellán en el templo de San Francisco de Asís y posteriormente Párroco en Nuestra Señora del Carmen, ambas en Culiacán.

Motivó la fundación de algunas instituciones de caridad y asistencia integral, destacándose el Instituto Sinaloense de Asistencia Psicoterapéutica, y el Centro de Rehabilitación Misión de Naím.

Lamentan sinaloenses muerte de Obispo Emérito de Culiacán

En 1987 Monseñor Luis Rojas Mena, II Obispo de Culiacán lo nombró miembro del Cabildo Catedralicio, y el 23 de febrero de 1988 se le otorgó el título de Monseñor. Ese mismo día inició su oficio como Vicario General de La Diócesis de Culiacán.

Un año después, el 29 de junio de 1989 fue ordenado Obispo por el Nuncio Apostólico en México, Girolamo Prigione, y nombrado auxiliar de Culiacán.

Cuatro años después, el 1 de diciembre de 1993 inició su ministerio episcopal como Obispo Diocesano de Culiacán, convirtiéndose en el III Obispo de la iglesia particular a la que sirvió y acompañó como pastor por el tiempo de 22 años.

Con dedicación y perseverancia motivó su labor pastoral el compromiso por ofrecer a la Diócesis un presbiterio mejor formado y preparado. Fue así como instituyó convenios de colaboración con diversas instancias que permitieran la acogida y sostenimiento de seminaristas y presbiterios en Universidades de México y en el extranjero.

Asimismo, promovió organismos e instituciones que velaran y ofrecieran seguimiento a la formación y asistencia integral de todos los sacerdotes. Durante su ministerio episcopal ordenó a 129 presbíteros.

Entre las obras de construcción impulsadas y bendecidas por Monseñor Benjamín, sobresalen las instalaciones del Seminario en su actual ubicación, así como las oficinas del Obispado y el Centro de espiritualidad El Buen Pastor.

De igual modo, la remodelación de la Casa Episcopal y otros espacios como el antiguo Hospital del Carmen y la Universidad Católica.

En su gestión pastoral como Obispo se inició la reorganización de Cáritas Diocesana, la creación del Banco de Alimentos y el sorteo anual a favor del seminario.

En marzo de 2011 le fue aceptada la renuncia como pastor diocesano por el Papa Benedicto XVI permaneciendo como Obispo Emérito de Culiacán, por lo que la comunidad diocesana, presbíteros, diáconos permanentes, consagrados y fieles laicos, reconocen con sentido de comunión y gratitud generosa y comprometida la labor pastoral del Obispo, quien sirvió a Dios a la iglesia católica presente en este territorio sinaloense por 57 años consecutivos.

A través de Twitter, Quirino Ordaz expresa sus condolencias por fallecimiento del Obispo Emérito Bejamín Jiménez

La despedida

Previo a su salida del obispado en Culiacán en 2011, Monseñor Benjamín Jiménez manifestó entonces su agradecimiento de corazón, a todos y a cada uno de sus hermanos, por su amistad y cariño, por su confianza y generosidad, por su cercanía espiritual y su comunión.

“No quiero dejar pasar esta oportunidad para pedir humildemente perdón a quienes, sin jamás yo pretenderlo, hubiere ofendido. Muchos de Ustedes me conocen desde adolescente y saben que lo único que he intentado en mi vida, es servir, como lo expresó en el lema de mi escudo episcopal, ‘Fidelis Servus’, indicó.

“Dios sabe bien que les llevo en mi mente y en mi corazón de padre y de hermano, y siempre estarán presentes en mis humildes oraciones”, dijo.

De esta manera es como se despedía de la comunidad católica de Culiacán.

Lamentan su deceso

“Su muerte es una lamentable y sensible pérdida, pero también sabemos que descansará en paz, porque ya era mucha la agonía que estaba sufriendo, y lo mejor es que hoy está descansando en el señor”, expresó Rodolfo Díaz Fonseca, ex defensor del lector de Noroeste.

Agregó que a él tocó convivir con Monseñor bastante tiempo, a quien conoció muchos años, alguien que se interesó por la espiritualidad y por la sicología, dos facetas que mejor lo caracterizaron.

Díaz Fonseca recordó que, en su ministerio pastoral como Obispo de la Diócesis de Culiacán, Jiménez Hernández se distinguió sobre todo por las construcciones que realizó, una de ellas el seminario, así como la remodelación del obispado, y algunas otras edificaciones.

A él le tocó impulsar también la pastoral social con el Banco de Alimentos, buscando ayudar a los más desprotegidos.

“Creo que lo que deja Monseñor Benjamín, es su legado espiritual, un hombre entregado a su labor, cumpliendo en la medida de sus fuerzas todo lo que se proponía, esperando hoy que el Señor le brinde su eterna recompensa”, resaltó Díaz Fonseca.

El vocero de la Diócesis de Culiacán, Esteban Robles, destacó que Monseñor Benjamín Jiménez fue un hombre que siempre estuvo interesado en hacer progresar a la Diócesis, además de que fue él quien impulsó el seminario sacerdotal por mucho tiempo.

“Hoy lamentamos mucho la partida de Don Benjamín, y estamos muy tristes por su fallecimiento, somos personas de fe, creyentes, y hoy nos consuela la esperanza de la resurrección”, señaló Robles Valenzuela.

“Estamos muy conmovidos por el fallecimiento de nuestro fundador, desafortunado evento que se lleva a gente valiosa para nosotros, para Cáritas, así como para toda la comunidad católica de Culiacán”, señaló Jesús Ignacio Gutiérrez Acosta, director general de la Fundación Cáritas Diocesana.

Compartió que, el trabajo del Obispo Emérito, y todo lo que él realizó por esta diócesis queda de manifiesto en la comunidad sinaloense, además de considerarlo una gran persona.

“Su partida nos deja tristes, pero pues son cosas de Dios, y tenemos que respetar sus decisiones, y nosotros tal y como él lo predicó, seguiremos trabajando, estoy seguro que a él le hubiera gustado ver esta organización muchos años más, su ejemplo nos motiva a seguir adelante” señaló.

Hoy su legado es el ejemplo que dio, siempre estar trabajando en favor de la gente que más lo necesita. Su participación en esta diócesis fue importante, porque gracias al impulso y confianza que le dio a esta organización, permitió que Cáritas Diocesana trascendiera.

“Hoy Jueves de Cristo, regresó a la Casa del Padre, nuestro querido Obispo Don Benjamín Jiménez Hernández, un gran hombre con el que tuve la oportunidad de colaborar en la Diócesis de Culiacán”, señaló María Guadalupe Torres Kee de Gómez, Directora Sorteos Pro Seminario 1995- 2011.

Resaltó que Monseñor deja un gran legado, son muchas sus obras materiales, pero hizo énfasis en las espirituales.

“El ahínco con que trabajó por las vocaciones sacerdotales, por brindarles a los seminaristas oportunidades de estudios especializados en México y en el extranjero, acompañándolos como Padre y Pastor hasta su ordenación: 129 presbíteros, la gran mayoría originarios de los municipios de Sinaloa”, expresó.

Los sorteos, indicó, permitieron ese acercamiento al Seminario, además de ser una fuente de financiamiento. Visualizó la necesidad de apoyar la formación en valores a través de Instituciones afines a la Diócesis como la Universidad Católica, La Casa de Retiro entre otros, consolidando la presencia de la Iglesia

En organizaciones de la sociedad civil como Misión de Naím, Cáritas Diocesano, El Hospital del Carmen, el Instituto Sinaloense de Asistencia Psicoterapéutica, la Casa Hogar Divina Providencia, etc.

“Estoy muy agradecido con el Señor por el tiempo que nos prestó a Monseñor Benjamín Jiménez Hernández, y la oportunidad que me dio de poder estar a su servicio, el hecho de haberlo acompañado, ha sido por gratitud a toda su entrega, esfuerzo y sacrificio por la Diócesis, por lo que para mí ha sido un honor muy grande poder acompañarlo”, señaló el Padre Jorge Rosario Sauceda, quien fue asistente personal de Monseñor.

Su legado, dijo, es muy grande, empezando por su espiritualidad, entrega, su amor a la iglesia se vio en esa solicitud y preocupación por la formación de los sacerdotes, enviando a más de 100 de ellos a estudiar al extranjero, además de que él personalmente fue formador en el seminario impartiendo clases, siempre al pendiente de las necesidades, porque su corazón era el seminario.

“Él fue un buen pastor”, señaló, que además fundó el Instituto de Asistencia Psicoterapéutica A.C. apoyando a todos aquellos que necesitaban de ayuda sicológica.

Fundó también la Misión de Naím, donde se brinda apoyo a personas con problemas de drogadicciones para reintegrarse a la sociedad.

Gracias a su trabajo se logró la fundación del Sitio de Jericó en Culiacán, donde se adoraba al santísimo sacramento durante siete días, la creación del seminario, una institución emblemática para la iglesia, entre otras muchas obras.