"Lo dejaron solo, con sus heridas"
A José Antonio lo dejaron solo con sus heridas. Son dos provocadas por balas: la que mató a su esposa y la que lo hirió en el costado.
Eran las 4 de la tarde del 7 de feberero, y José Antonio y su esposa seguían en el centro de la sindicatura y se dirigían a una plática de Prospera, el programa del Gobierno federal para personas de bajos recursos. Iban en una motocicleta para el Centro de Salud de Villa Benito Juárez.
A esa hora también se comenzó una refriega. Un grupo armado entró por la carretera La Veinte a la sindicatura y disparó sin empero con armas de grueso calibre. El reporte oficial estableció que era calibre 50, el que usan los militares para combates frontales.
"Andábamos en el centro, íbamos al Centro de Salud cuando escuché todo, no miré nada. No sé cómo fue eso, no quise ni voltear", dijo José Antonio.
Su esposa le exigió que acelerara la motocicleta, porque si no lo hacía podía tocarles una de esas balas. Apenas lo dijo y la mujer cayó y con ella José Antonio.
"Los dos nos caímos, estábamos los dos ahí... pedimos ayuda, le hablamos a la ambulancia y nadie vino. Pensé en levantarla pero no pude, no podía ni hablar, ahí murió... llegaron (las autoridades) hasta las 9", dijo.
Los dos fueron heridos por el ataque que comezó por personas que las autoridades refieren como miembros de grupos delictivos que tienen una pugna interna en el "Cártel de Sinaloa".
La señora murió en un taller mecánico. De ella circularon decenas de fotografías en Facebook y WhatsApp con mensajes de usuarios en lo que se aseguró que ella estaba embarazada. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública, por esas publicaciones se dieron cuenta del ataque en Villa Benito Juárez.
La información de que era una mujer embarazada también se hizo pública en medios de comunicación. Fue el foco de atención porque era una mujer y estaba embarazada.
El 8 de febereo la Procuraduría General de Justicia desmintió tal versión: ella no estaba embarazada.
Lo que no se difundió fue que era una mujer de 24 años, que estaba casada con José Antonio desde hace siete años y que con él tenía una hija de seis años.
Su oficio era ser jornalera agrícola, como miles de personas que viven en esa sindicatura donde residen 13 de las empresas hortícolas más importantes del Estado, las cuales en una sola temporada pueden llegar a exportar hasta 400 millones de pesos en productos del campo.
José Antonio vio morir a su esposa, vio también cuando llegaron las ambulancias y le confirmaron su muerte.
Él también fue atendido. Una esquirla de bala se le quedó incrustada en el costado derecho. Fue atendido de urgencia, pero tuvo que esperar a que bajara la hinchazón para poder retirar ese fragmento.
Un día después del ataque llegaron funcionarios públicos de la Procuraduría General de Justicia y de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. A él y su familia les hablaron de un programa llamado "De atención a víctimas".
Ese programa lo tienen ambas dependencias. La Comisión Estatal de Derechos Humanos lo utiliza para dar servicio de asesoría jurídica, mientras que la PGJe para “resarcir” los daños causados por casos como los de Josñe Antonio.
De ese programa, asegura su familia, sólo le dieron mil 500 pesos y un pase médico para que lo revisaran en el Hospital General de Culiacán, donde le cobraron 7 mil pesos para retirarle la bala.
Ningún otro funcionario público ha vuelto a Villa Benito Juárez para visitarlo, para preguntarle por su herida o por su hija.
No han vuelto y él ya no los espera, dijo que ya no sirve de nada.
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ASÍ LO DIJO
"Andábamos en el centro, íbamos al Centro de Salud cuando escuché todo, no miré nada. No sé cómo fue eso, no quise ni voltear".
José Antonio
Víctima de enfrentamiento