Joel celebra sus 9 años en comedor comunitario de Culiacán donde da apoyo
Hace más de un año que Joel llegó al templo de Nuestra Señora del Carmen para ayudar a ofrecer alimentos a quienes menos tienen.
Y lo hizo en el peor momento, cuando la pandemia por el virus Covid-19 azotó con más fuerza a Culiacán.
Primero lo hizo por acompañar a su papá David, pero rápido arropó la labor comunitaria y el voluntariado como suyo.
Hoy, llegó vestido a cuadros verdes, con el corte de pelo reciente, el pelo relajado con gel y las mismas ganas de apoyar a la entrega de comida.
Este comedor comunitaria se fundó hace siete años, entrega alrededor de 200 platillos como desayuno y desde la reciente Semana Santa preparan y entregan otros 300 platillos para la hora de la comida.
Joel llega una o dos veces a la semana para ayudar a servir las bebidas.
Este día, la docena de hombres y mujeres que laboran como voluntarios, hicieron salchicha con huevo, café y pastel por la mañana, y machaca con papas, frijol y agua de cebada con un dulce de postre para el mediodía.
La actividad extra fueron tortas de cochinita porque Joel recibiría visitas más tarde.
El festejo se realizó en el patio del templo, en donde se acondicionó la cocina y la mesa de reparto de alimento como un pit de carreras, pues con la pandemia los alimentos ya no se sirven en mesas, sino solo se recoge y se lleva.
La diferencia de este día es un brincolín inflable de la Patrulla Canina que abarca una quinta parte del patio, y otra de la quinta parte lo abarca el arco de globos verdes, la mesa con el pastel y las imágenes con la temática de Minecraft, un popular videojuego, tema con el que se quiso festejar Joel”.
“Llego y les ayudo a echarle el agua natural a los vasos y apoyo a mucha gente”, dice.
“La comida les sale muy buena, me gustan cómo saben las tortas con la mayonesa”.
Joel y el resto del equipo llegan a las 11:00 horas porque deben entregar el alimento máximo a las 12:00 horas.
David, el papá de Joel, afirmó que en el lugar donde viven, en la Colonia Tierra Blanca, no hay muchos niños cerca, y además los vehículos pasan muy rápido y eso vuelve todo peligroso.
Esas fueron algunas de las razones para cambiar el festejo.
-¿Por qué decidiste festejar aquí y no en casa?, se le preguntó a Joel.
“Porque allá en mi casa no hay mucha gente, ni hay mucho para celebrar, y me quise venir a celebrar con la gente pobre y otros niños”, señaló.
El padre Miguel Ángel Soto Gaxiola, párroco del templo, elogió la labor de Joel, además de considerarlo un ejemplo de la generosidad de los niños y jóvenes sinaloenses que florecieron en medio de la pandemia.